Se acepta la transición, no el ridículo
Juan Bautista Martínez
Que el Barça no está entre los cuatro equipos más poderosos de Europa es una afirmación irrefutable. Que el Madrid, el CSKA o el Fenerbahçe tienen mejores plantillas y más conjuntadas es indiscutible. Son rivales que llevan temporadas haciendo los deberes con mucho más criterio que el equipo blaugrana. Que el Barcelona viene siendo azotado por una plaga bíblica de lesiones no es baladí ni una cuestión sobre la que pasar de puntillas. Hasta se puede aceptar que esta campaña en el Palau sea de transición tras ocho temporadas de dirección técnica de Xavi Pascual.
Pero lo que no se puede hacer es el ridículo y el conjunto de Georgios Bartzokas lo hizo ante el Madrid al caer por 39 puntos, contra el Baskonia al tener el partido perdido con más de un cuarto por jugar y, por ejemplo, ayer frente al Bilbao. Son tres duelos en el Palau a los que hay que sumar todas las actuaciones lamentables fuera de casa en la competición europea (ocho derrotas consecutivas). En bastantes de esos encuentros el Barça no ha alcanzado los 70 puntos. Por lo tanto, se puede perder pero no transmitir esa sensación de impotencia e incapacidad. Pese a los problemas físicos el Barça, por presupuesto y plantilla, no puede estar tan abajo en la Euroliga ni ser superado ampliamente por el Bilbao en la ACB. Tras cada debacle Bartzokas reconoce que el equipo ha jugado mal o que no se puede seguir así. La sinceridad del entrenador griego es loable. Su mensaje no pone paños calientes. Pero, a estas alturas, también habría que exigirle un poco más al técnico. No se trata de cuestionar su futuro pero sí de demandarle más soluciones por su parte. Aunque los principales responsables son los dirigentes por la confección errática de una plantilla a la que se han incorporado hasta cinco fichajes-parche sobre la marcha. Los vaivenes y los bandazos son constantes. En el Barça siempre hay que exigir luchar por los títulos pero, sobre todo, han de evitar el sonrojo.