El Gobierno rumano se enroca ante las protestas
Los socialdemócratas salvan de momento al titular de Justicia
La retirada del decreto polémico no basta a los manifestantes, y esta semana habrá tensión parlamentaria
El Gobierno socialdemócrata de Rumanía no se plantea dimitir, por mucho que sigan las manifestaciones de protesta en Bucarest y otras ciudades, después de haber retirado el controvertido decreto que despenalizaba algunos comportamientos corruptos, decreto que fue el detonante de la ira popular. Anoche salieron nuevamente miles de personas a las calles en varias ciudades, con la plaza de la Victoria de Bucarest como gran referente. “El Gobierno no tiene por qué dimitir; ha sido elegido legítimamente y tiene que continuar gobernando”, había dicho a la prensa Liviu Dragnea, líder del Partido Socialdemócrata (PSD), informa Efe.
Los socialdemócratas, ganadores de las elecciones el pasado 11 de noviembre, gobiernan desde hace un mes con la Alianza de Liberales y Demócratas (ALDE) como socio. Dragnea no pudo presentarse a esos comicios debido a una condena por fraude en un referéndum, por lo que su hombre de confianza, Sorin Grindeanu, es el primer ministro. Dragnea era uno de los políticos que iba a beneficiarse del decreto, aprobado el pasado martes a última hora, pues afronta un juicio por empleos ficticios. El texto, retirado a toda prisa este domingo, sólo castigaba con cárcel el abuso de poder si el perjuicio ocasionado superaba los 200.000 lei (unos 44.000 euros); y ese era el caso de Dragnea.
La cabeza que podría ser servida a los manifestantes es la del ministro de Justicia, Florin Iordache, autor del texto, pero el primer ministro aclaró ayer que, como mínimo en los próximos dos días, no prescindirá de Iordache, informa Ap. En realidad, eso se explica por el calendario de la semana. El presidente de Rumanía –un cargo representativo–, Klaus Iohannis, dará hoy ante el Parlamento un discurso sobre corrupción. A Iohannis, del Partido Nacional Liberal (PNL), formación de centroderecha en la oposición, le caen críticas de los partidarios del Gobierno por, supuestamente, promover su caída.
Anoche varios cientos protestaron contra Iohannis ante el palacio presidencial. Y el miércoles, el Parlamento debatirá la moción de censura contra el Gobierno presentada por el PNL y por otro partido en la oposición, Unión Salvar Rumanía (USR), pero la mayoría en la cámara de los socialdemócratas y sus aliados garantiza que salgan indemnes.
Más de medio millón de personas se manifestaron el domingo, de ellas unas 300.000 en la capital, Bucarest, donde la consigna en un momento dado fue encender los móviles y enfocarlos al cielo, con el resultado de una marea de lucecitas en la oscuridad. Según la prensa rumana, las marchas de estos días son las más importantes en el país desde la caída del régimen comunista de Nicolae Ceausescu en 1989.
Para los manifestantes, sin embargo, la corrupción endémica de aquel régimen pervive en la Rumanía actual, a pesar de que los avances en la lucha contra esa lacra –una exigencia desde que ingresó en la UE en 2007– incluso habían merecido el elogio de Bruselas. Los fiscales anticorrupción trabajan en 2.000 casos de abuso de poder, y en los últimos dos años han sentado en el banquillo a un millar de políticos y funcionarios, informa Bloomberg.
Una página rumana en Facebook llamada Coruptia ucide (la corrupción mata) –evocación de las protestas de 2015 por el incendio de la discoteca Colectiv, que incumplía normas de seguridad y en el que murieron 64 personas– llamaba ayer a la movilización, como la etiqueta #rezist (resistir) en Twitter. También ha habido protestas de rumanos en Madrid y Barcelona.