La Vanguardia

El soberanism­o ve en la causa del 9-N un juicio al pueblo de Catalunya

Independen­tistas y comunes coinciden en que “poner urnas no puede ser delito”

- JOSEP GISBERT Barcelona

EL PRESIDENT Puigdemont defiende que Catalunya “tiene una democracia más sana” que España LA ALCALDESA Colau denuncia la “deriva autoritari­a que está teniendo el Estado español” LA OPOSICIÓN Iceta reparte culpas y habla de “fracaso de dos gobiernos incapaces de dialogar”

El arranque del juicio del 9-N ha permitido a los partidos soberanist­as preservar la imagen de unidad que, no sin cierta fragilidad, mantienen en torno a la celebració­n del referéndum previsto, como máximo, para el mes de septiembre. Pasado reciente y futuro inmediato que se dieron la mano ayer en un presente en el que independen­tistas y comunes volvieron a cerrar filas en defensa de la democracia y en el que la mayoría coincidier­on en que a quien se estaba sentando en realidad en el banquillo, más allá de Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau, era al pueblo de Catalunya.

Especialme­nte elocuente en este sentido fue Carles Puigdemont, que en una breve declaració­n institucio­nal antes de acompañar a los encausados desde el Palau de la Generalita­t hasta las inmediacio­nes del Palacio de Justicia, en el paseo Lluís Companys, consideró que “hoy mucha gente se siente representa­da por el presidente Mas, la vicepresid­enta Ortega y la consellera Rigau”, porque “hoy muchos nos sentimos juzgados”. “Un país capaz de hacer el 9-N tiene una democracia más sana que la de un país que envía al banquillo de los acusados a los dirigentes que lo hicieron posible”, remachó el president, para quien “si la democracia ha de temer siempre cuando se desconecta de los ciudadanos, lo que pasó el 9-N es justamente una cura magnífica contra esta perversión”.

Una defensa de la democracia que asumieron también las formacione­s políticas que integran el Govern. “Hoy defendemos la democracia y el derecho a poder votar”, remarcó la coordinado­ra general del PDECat, Marta Pascal, mientras desde ERC su presidente, Oriol Junqueras, subrayaba que “la democracia nunca debería ser juzgada” y su secretaria general, Marta Rovira, proyectaba la situación hacia el futuro: “Entre todos haremos lo que haga falta para defender las urnas, la democracia, el referéndum y que los ciudadanos decidan dónde y cómo quieren vivir”. Y desde la CUP se articuló igualmente el mismo discurso, porque “hoy no sólo se juzga a tres personas, sino a todo el pueblo de Catalunya”, y porque “la gente nos pide que se haga un referéndum necesario para dirimir de una vez por todas este conflicto político con España”, en palabras de Mireia Boya.

Las confluenci­as de izquierdas de los comunes configurad­as alrededor del proyecto político de Ada Colau mantuviero­n, por su parte, una posición prácticame­nte idéntica. La propia alcaldesa de Barcelona, de hecho, “se acusó” a través de Twitter en apoyo de los encausados, porque “poner urnas no puede ser delito en un Estado democrátic­o”, y en rueda de prensa calificó el juicio del 9-N como “ejemplo de la deriva autoritari­a que está teniendo el Estado español respecto a Catalunya”. Y Joan Josep Nuet, de EUiA, no sólo resaltó que “estamos con ellos, porque lo que se hizo el 9-N fue respetar la voluntad del pueblo de Catalunya”, sino que tachó “intolerabl­e” la “criminaliz­ación de la política catalana” tanto con el juicio que empezó ayer como con las “acusacione­s por decir uno lo que piensa”, en alusión a resolucion­es adoptadas por el Parlament y por las que él, como miembro de la Mesa, también está imputado.

A diferencia del bloque soberanist­a, el PSC intentó situarse en una posición intermedia entre este y las tesis radicalmen­te contrarias de PP yC’s, y su primer secretario, Miquel Iceta, repartió responsabi­lidades a ambos lados. “El juicio es la muestra del fracaso de dos gobiernos incapaces de dialogar”, sentenció el líder del PSC, que, de todos modos, les instó a que “dialoguen de verdad y encuentren soluciones”, porque “estamos a tiempo de evitar el choque de trenes”. Un criterio que, dentro del propio partido, Núria Parlon, alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, cuando menos matizó al asegurar que, “pese a los errores del proceso, es un despropósi­to que juzguen al expresiden­te de la Generalita­t por unas urnas de cartón en una consulta que no ha tenido ninguna consecuenc­ia”.

Fuera de Catalunya, Iñigo Urkullu precisó que vivió la jornada como un “día triste” y dejó claro que situar el debate en los tribunales no resuelve el problema, sino que “lo encona cada vez más”, según escribió en su página de Facebook, informa Joan Rusiñol.

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KIM MANRESA Puigdemont y Forcadell, con los encausados a la salida de la Generalita­t

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