Can Batlló alza el telón de otro cambio urbanístico en Barcelona
Los 140.000 m2 de la antigua fábrica albergarán pisos, parques y zonas deportivas y culturales
De las naves olvidadas, cuando no hundidas, de Can Batlló reflotará una nueva Barcelona. Dos macroparques urbanos, pisos sociales o construidos en régimen de cooperativa, zonas deportivas, una escuela, un centro académico de medios audiovisuales y un proyecto para recuperar la rica tradición cooperativista del distrito de Sants-Montjuïc...
Estos son sólo algunos de los proyectos que el Ayuntamiento pretende ejecutar este mandato en Can Batlló con un coste inicial de 150 millones de euros. La inversión insuflará nueva vida a este antiguo recinto fabril, sobre una superficie de casi 140.000 m2 entre la Gran Via y la calle Constitució, en el barrio de la Bordeta. Aquí se halla uno de los mejores exponentes del estilo Manchester y de la arquitectura industrial de Barcelona, junto a la Escola Industrial de la calle Urgell, que también fue de la familia Batlló.
El proyecto implicará modificar el plan general metropolitano, ahondando en los acuerdos a que ya llegó la alcaldía durante las etapas de Jordi Hereu y Xavier Trias, para preservar este rico “carácter histórico y patrimonial”. Algunas naves se conservarán, pero otras ya han desaparecido o desaparecerán para mejorar una zona con tradicionales déficits de espacios verdes y equipamientos, como admite la concejal del distrito, Laura Pérez, que confía en dar la vuelta a la tortilla.
Quedará pendiente para otro mandato municipal, sin embargo, el futuro de la joya de la corona: la nave número 8 o nave central del complejo, que aún necesitará “una fuerte inversión” y que podría albergar en el futuro el archivo municipal de la ciudad. Este polígono industrial ha atravesado mil vicisitudes y se ha salvado gracias a la presión vecinal, como reconoció ayer la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en la pre- sentación de la resurrección de un símbolo cargado de historia.
La empresa, que se fundó en 1878, fue bautizada como la Fábrica de Hilados y Tejidos de Algodón, Blanqueo, Estampados y Aprestos de Juan Batlló. Luego tuvo otros nombres más o menos oficiales, como Sobrinos de Juan Batlló (el fundador murió sin descendencia directa). Pero siempre se la conoció como Can Batlló, incluso en el decenio de los sesenta, cuando pasó a manos del empresario Julio Muñoz Ramonet, que se hizo inmensamente rico durante el franquismo gracias al estraperlo y otros negocios turbios (su familia explota antiguos terrenos de la fábrica con la inmobiliaria de lujo Gaudir).
En sus mejores tiempos, la fábrica dio trabajo a más de 5.000 personas, entre puestos directos e indirectos. La mayoría eran mujeres (porque cobraban bastante menos), aunque hasta bien entrado el siglo XX también tuvo en la plantilla a niños, a veces de sólo 8 años (sus manos eran ideales para llegar a partes de los telares donde los dedos de un adulto no podían acceder). La industria dio vida a la Bordeta y a buena parte de Sants-Montjuïc, como Can Fabra o Hilados Fabra en Sant Andreu y tantas otras empresas en Sant Martí en general y el Poblenou en particular. A semejanza de Ca l’Alier en este último barrio, Can Batlló nació como una única industria, pero se subdividió con la crisis textil en una miríada de pequeños talleres e industrias. Hasta 200 llegó a tener, como Electricidad 2001, Obras Anvimar, Sibo-
EL PASADO El polígono era de la misma familia que creó el recinto de la Escola Industrial EL FUTURO Sants-Montjuïc confía en superar sus déficits de equipamientos con el uso de este espacio
ni Pulimentación de Metales o Liberdúplex (cuyas vigas de madera han sido apuntaladas y reforzadas, lo que da idea de la importancia de los trabajos de rehabilitación pendientes en la nave central). Aunque aún quedan algunas, la mayoría de las firmas se trasladaron poco a poco a la Zona Franca, mientras el olvido y la dejadez se adueñaban de este espacio. Y así hasta que se agotó la paciencia de los vecinos, que en el 2006 obligaron a que el Ayuntamiento se comprometiera a recuperar las naves industriales.
Ada Colau, que reconoció el trabajo realizado por sus predecesores en la alcaldía en esta labor de recuperación, resucitó ayer por unos instantes su pasado de activista e hizo votos para que la lucha de Can Batlló se contagie a otros barrios. Los huertos urbanos y las áreas para perros levantadas por los propios vecinos recomo flejan “la conquista de Can Batlló”, en palabras de la alcaldesa. La presión realizada aquí permitirá que el ruido de los telares dé paso a aulas escolares y centros académicos, entre otros equipamientos. En el bloque 19, popularmente conocido como el de las bombas, se ubicará una escuela. Y en el siete se instalará la nueva sede de la Escola de Mitjans Audiovisuals, que sustituirá la sede que esta institución tiene en la Via Laietana y donde sólo pueden estudiar un máximo de 425 alumnos. Las nuevas instalaciones, de unos 5.500 m2 y con una inversión de casi 13 millones de euros, podrán acoger hasta 600.
La historia de este recinto fabril es también la de Barcelona, se aprecia en la foto más grande de esta página. La capital catalana acababa de anexionar Sants cuando nació la Fábrica de Hilados y Tejidos de Algodón, Blanqueo, Estampados y Aprestos de Juan Batlló. En 1890 (el año en que está datada la imagen) los alrededores aún eran campos. De aquella época es la gran chimenea, que se mantendrá en pie, y otras dos construcciones que también se respetarán: las masías Pelleria y Can Bruixa.
La modificación del plan general metropolitano, que se suma a los cambios que ya introdujo la alcaldía hace diez años para preservar este espacio, prevé 1.455 viviendas potenciales, 470 de las cuales serán de protección oficial o “precio concertado”, como las que se edifican en la calle Parcerisa. Además de las promociones públicas o destinadas al alquiler asequible y de vivienda social, Can Batlló fomentará “nuevas formas de propiedad de la vivienda”, como las cooperativas, en la que la “propiedad y la gestión de los pisos siempre pertenece a una entidad sin ánimo de lucro y de iniciativa social”. La tradición cooperativista se recupera así en Sants-Montjuïc, donde este movimiento, como en Sant Martí, tuvo –y lucha por volver a tener– un importante peso.
En este contexto se enmarca el proyecto de Coòpolis BCN, que pretende ser un vivero de entidades sociales y promover la “economía social y colaborativa”. La alcaldía pretende destinar a este proyecto, que debería estar en marcha en el bloque 4 en el 2019, cinco millones de euros. En el área de Magòria, que ya tiene un centro cívico y otro de atención primaria, se prevén más de 11.000 m2 para un campo de fútbol y otras instalaciones deportivas. La zona también albergará una residencia para ancianos y otra para personas con discapacidad.
La alcaldía proyecta la construcción de casi 1.500 viviendas, un tercio de ellas, de protección oficial