Cillessen se lanza
El meta, aclimatado y asentado, quiere jugar su primera final
El segundo gol del Barcelona en el Calderón lo marcó Messi, que lo celebró con Luis Suárez porque el uruguayo tuvo su parte de mérito al ganar un balón aéreo a Gabi y aguantar hasta que se incorporasen sus compañeros. Pero cuando los blaugrana ya regresaban a su mitad del campo para que el Atlético reiniciase el partido, Suárez alzó el brazo y levantó el pulgar. La señal de aprobación iba destinada a Jacobus Antonius Peter Cillessen, al que todos llaman Jasper. Él fue quien con un saque larguísimo consiguió coger descolocada a la defensa rojiblanca. El portero es el ataque sorpresa del Barça.
No fue ese el único reconocimiento por iniciar la jugada del gol. Paralelamente, en el banquillo, Luis Enrique buscó para abrazarlo efusivamente a José Ramón de la Fuente, el preparador de porteros, quien en los entrenamientos descubrió la potencia de golpeo y, entusiasmado, aconsejó utilizarla para pillar desprevenido a los contrarios. Así fue.
El recurso no es nuevo. Lo practicaban muchos rivales para neutralizar la presión alta del Barça de Guardiola. La evolución ha querido que sea el propio Barcelona el que se apodere del pase en largo como arma contra equipos que le buscan en la salida desde atrás. Sobre todo en la Copa de Cillessen, o Misillessen como le han bautizado en Catalunya Ràdio.
Todo en el portero holandés es inesperado, igual de chocante que cuando en el Mundial del 2014 Van Gaal le retiró justo antes de la tanda de penaltis de los cuartos de final contra Costa Rica. También su recorrido en el Barcelona, adonde llegó en agosto a pocos días del cierre del mercado, procedente del Ajax por 12 millones, para cubrir la baja de Claudio Bravo.
La operación gustó poco en el entorno y se entendió menos. Con la venta (20 millones, la mitad de su cláusula) del chileno se reforzaba a un rival directo, el City, y se terminaba la exitosa competencia entre Bravo y Ter Stegen. Cinco meses después, Bravo ha perdido la titularidad en el City –Guardiola lleva dos partidos apostando por Caballero– y Cillessen, que parecía condenado a un papel residual, se ha hecho un espacio en la Copa y ya ha jugado ocho partidos.
Pese a que utiliza los consejos del coach Marco Hoogerland, los inicios no fueron fáciles. Una lesión de Ter Stegen le dio la alternativa demasiado pronto, en septiembre (derrota contra el Alavés en la Liga), no pudo mantener la puerta a cero en Alicante contra el Hércules, de Segunda B, y un pinchazo muscular en las vacaciones de Navidad al salir a correr le dejó fuera de combate para el primer duelo de exigencia de su torneo, en San Mamés. Sin embargo, en el último mes todo ha cambiado.
Cillessen, que recibe clases de castellano tres veces por semana, ha ganado al Athletic, en dos ocasiones a la Real Sociedad y una al Atlético y en todos los partidos ha dejado su sello con buenas paradas (una a Willian José para evitar el 1-1 de la Real y otra cuando Griezmann ya cantaba el 2-2 en la ida) y el juego con el pie. En los últimos cuatro partidos, el meta, diestro, ha sacado en largo pasando la línea del centro del campo en 41 ocasiones (15 de ellas en Anoeta), demostrando que sus misiles son una táctica ensayada.
De hecho, la del Calderón no era la primera vez que su potente golpeo provocaba un gol. Ya contra el Hércules, el penalti que significó el 2-0 fue consecuencia de un servicio de Cillessen en largo para Rafinha, que montó el contragolpe.
Hay un termómetro que mide a la perfección el espacio que se ha ganado Cillessen gracias a sus últimas buenas actuaciones y es que a Luis Enrique no le preguntasen ayer ni una sola vez por el portero holandés. Se asume que será titular porque se ha ganado la confianza. Ahora, con 27 años, él quiere conquistar el derecho de jugar la primera final de su carrera. Con el Ajax fue suplente en una Copa y tres Supercopas. Pero él quiere estirarse.