La Vanguardia

Este Barça preocupa

El Barça pierde el control y navega en un mar de dudas cuando le presionan

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Barcelona

La semifinal de Copa contra el Atlético dejó muchas dudas en el conjunto azulgrana, que superó la eliminator­ia con más ayuda de la suerte de que su lamentable juego de equipo, falto de coherencia y tensión, y ampliament­e superado por los de Simeone.

H ace más de 15 años, en diciembre del 2001, este diario tituló un artículo “Del rondo al

odron”. Esta última era una palabra inventada, surgida de la descomposi­ción del célebre vocablo que resume la cultura futbolísti­ca del Barça, y hacía referencia a un mal partido blaugrana en Mendizorro­za. Eran tiempos mucho peores, pero el fútbol blaugrana está ahora más cerca del odron que del rondo. “No miren los árboles, miren el bosque, es frondoso. Hay muchas más cosas positivas que negativas”, defendió Luis Enrique en la sala de prensa del Camp Nou el martes por la noche. Nadie puede negar que el Barça es el único equipo de la Liga y uno de los diez conjuntos de Europa que todavía aspiran al triplete de Champions, Liga y Copa. Pero a partir de aquí, nadie puede esconder que el fútbol barcelonis­ta está sufriendo una involución en las últimas semanas.

“Lo he pasado mal en todas las fases del encuentro. Es un partido para analizar profundame­nte”, confesó el entrenador barcelonis­ta. El asturiano se pasó buena parte de la contienda haciendo aspaviento­s de disconform­idad desde la banda y se quejaba notoriamen­te ante cada balón perdido. Este aspecto, el de las imprecisio­nes con la pelota, está siendo una de las lacras que viene sufriendo el Barcelona. Ante el Atlético se perdieron 36 balones. El tope lo marca el día del Betis en el Villamarín con 58, pero si se hace la media de los últimos cinco partidos el resultante es significat­ivo: 41 pelotas regaladas por encuentro.

Ni la presencia en el tramo final de Sergio Busquets y Andrés Iniesta, a los que se había echado mucho de menos, aportó la tranquilid­ad necesaria al equipo, metido en un laberinto y al que le cuesta salir desde atrás con el esférico. De los 12 partidos que el Barcelona ha disputado en el 2017 sólo en 3 ha bajado de los 30 balones perdidos. Una sangría.

Se podría decir que ante el menor contratiem­po el Barça se deshilacha y no sabe mantenerse compacto, pero es que este repliegue se produce incluso antes de recibir cualquier golpe. El martes, en una de las primeras posesiones del Barça, el balón ya acabó en los pies de Cillessen. Suerte de que el portero holandés mantuvo el temple siempre y no cometió ningún error de bulto. De hecho, según datos aportados por Weloba, Cillessen repartió 9 pases de mérito, el que más entre los barcelonis­tas. Intervino el guardameta en 15 ocasiones, mientras que el portero rojiblanco, Moyá, sólo lo hizo en 5.

Normal teniendo en cuenta que se jugó más del 60 por ciento del tiempo en el campo barcelonis­ta. Y es que cada vez más equipos se atreven a presionar arriba al Barça. Han encontrado una manera relativame­nte sencilla de hacerle daño.

Un encuentro en el Estadi en el que el Barça apenas gana la posesión (51%-49%), en el que remata menos que el adversario y en el que comete más faltas trae como consecuenc­ia que el aficionado se pregunte: ¿Qué está ocurriendo con el fútbol del Barça?

Pues que está perdiendo sus automatism­os. En los últimos 18 encuentros Luis Enrique no ha repetido línea media. El triángulo del centro del campo no para de metamorfos­ear de un partido a otro y así es difícil encontrar una regularida­d. Aunque es de prever que con la recuperaci­ón de Iniesta y Busquets el centro del campo adquiera estabilida­d.

Quien no podrá jugar en la medular ni en ningún sitio en los próximos partidos es Javier Mascherano. El argentino tiene una lesión en el bíceps femoral de la pierna izquierda y, aunque el club no ofreció plazos, es probable que esté dos o tres semanas en la enfermería, con lo que se perderá la ida de los octavos de final de la Champions, el próximo martes en el Parque de los Príncipes de París. Ayer tampoco se entrenaron ni Messi ni Suárez ni Piqué. Que no se constipen.

Mascherano, salvo sorpresa, estará de dos a tres semanas de baja y se perderá la ida de la Champions

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LLUIS GENE / AFP El entrenador del Barcelona, Luis Enrique Martínez, gesticulan­do durante el partido del pasado martes

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