La Vanguardia

Los registrado­res temen que la Hacienda catalana sea un “caos”

- RAÚL MONTILLA

El 1 de septiembre la Agencia Tributaria de Catalunya (ATC) asumirá el cobro de los impuestos que liquidan los registrado­res de la propiedad, profesiona­les que ayer avisaron que no hay tiempo, ni personal, para hacer el traspaso en condicione­s. “Hacerlo como está previsto, sólo puede llevar al desastre”, auguró el decano del Colegio de Registrado­res de Catalunya, Luís Suárez, que anunció una demanda contra la ATC en el trasfondo de la cual está ganar tiempo. Y también ser escuchados.

Los registrado­res –que prestan el servicio de cobrar los impuestos de transmisio­nes patrimonia­les, sucesiones y donaciones– presentará­n un contencios­o administra­tivo contra la ATC alegando el incumplimi­ento del convenio: estaba previsto que fuesen despojados de sus funciones cedidas el 30 de octubre –fecha que ya les parecía precipitad­a– y no dos meses antes como tiene previsto la Generalita­t. “Nos parece claramente ilegal”, manifestó Suárez, que incluso manifestó que no hay tiempo suficiente para celebrar los concursos para preparar materialme­nte las 26 oficinas de la ATC que han de sustituir a sus 53 registros, pero tampoco para cubrir con garantías las plazas de personal que se necesitará­n. “La idea es que la noche del 31 de agosto se traspasen todos los documentos de nuestros ordenadore­s a la ATC”, señaló el decano del órgano colegial. “Pero estamos hablando de 11 millones de documentos que hay en nuestras oficinas. Estamos hablando también de un millón de expediente­s vivos”, añadió Suárez que apuntó que el “calendario razonable” para poder hacer todo el proceso sería de 18/24 meses. Un traspaso “sin prisas” para evitar el “caos” que, apuntó, puede producirse, y salvaguard­ar así los intereses de los contribuye­ntes, los trabajador­es de los registros –que han de nutrir a la ATC– y las arcas públicas. Suárez recordó, además, que cuando el vicepresid­ent Oriol Junqueras anunció hace un año que prescindir­ían de los registrado­res –son impuestos cedidos a la Generalita­t–, alegó que eso supondría un ahorro de 25 millones de euros. Los cambios en el proyecto, como por ejemplo, pasar de 19 a 26 oficinas, según sus cálculos, harán que finalmente sustituir los registros tenga un coste de 57 millones de euros.

“El nuestro no es un problema de precio, ya que costamos la mitad y recaudamos el doble de lo que prevé el Govern”, manifestó Suárez que apuntó que tienen la sensación de que la Generalita­t los considera un “cuerpo extraño” y que la creación de la ATC se está llevando a cabo por criterios más políticos que técnicos. “Catalunya ha de crecer, nosotros podemos formar parte de ese proyecto”, defendió.

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