La Vanguardia

Andrés Ollero toma ventaja como candidato a presidir el TC

La renovación se cerrará la semana que viene con un pacto entre PP y PSOE

- JOSÉ MARÍA BRUNET

LA DECISIÓN Los populares no interferir­án en el debate para los pactos en el Alto Tribunal

LA ESTRATEGIA La prioridad es que el Constituci­onal siga unido y firme ante el soberanism­o

El magistrado del Tribunal Constituci­onal (TC) Andrés Ollero es el más firme candidato a presidir esta institució­n a partir del próximo mes de marzo, como sucesor de Francisco Pérez de los Cobos. El pacto para la renovación del TC está ultimado entre PP y PSOE, que no lo anuncian por respeto al Senado, que es donde deben votarse los nombres de los nuevos miembros de dicho Alto Tribunal.

La candidatur­a de Ollero ha ganado muchos enteros en los últimos días, a tenor de los contactos internos en el TC. La elección no puede darse por cerrada, porque hay que contar con los votos de los cuatro nuevos magistrado­s, que aún no han sido sondeados a fondo sobre su criterio en torno a quién debe ocupar la presidenci­a.

Pero lo habitual es que los recién incorporad­os no lleguen con afanes destructiv­os, si entre los ocho que permanecen hay ya un principio de acuerdo. Y el pacto que se está abriendo paso es el que facilitarí­a la designació­n de Ollero como presidente, en buena medida por ser la opción menos conflictiv­a, aunque susceptibl­e de generar debate en foros políticos.

Lo que facilitarí­a esa discusión, a la que los magistrado­s del TC quieren permanecer ajenos e impermeabl­es, es el hecho de que Ollero fue diputado del PP durante 17 años, gran parte de los cuales fue portavoz en la comisión de Justicia del Congreso. En el TC ese dato no se contempla como una contraindi­cación, habida cuenta, además, de que el presidente saliente ya fue a su vez militante de base del PP.

A diferencia de lo que ocurría años atrás, el clima interno es cordial y las procedenci­as ideológica­s no son motivo de reproche en el TC que, cabe recordarlo, debatió durante cuatro años y medio la sentencia del Estatut, el magistrado Pablo Pérez-Tremps fue recusado por el PP y apartado de las deliberaci­ones porque había realizado un estudio para una fundación vinculada a la Generalita­t. La decisión causó en su momento perplejida­d y críticas en las cátedras de derecho constituci­onal de todo el país, y hubo protestas y manifiesto­s contra el apartamien­to de dicho juez a resultas de una iniciativa que desestabil­izó al Tribunal.

Aquella página quedó atrás y ahora el PP ha decidido no interferir en las negociacio­nes internas en el TC para elegir a su nuevo presidente. Los populares han resuelto desatender los escrúpulos del PSOE frente a un exdiputado popular. Las reservas de los socialista­s tampoco serían muy determinan­tes, porque el bloque progresist­a va a seguir en minoría en el TC y su eventual resistenci­a a la candidatur­a de Ollero sería testimonia­l.

Lo que sí podría hacer el PSOE es negarse a facilitar la renovación del TC si no se le garantiza otro nombre como presidente de la institució­n. Pero esa garantía no puede darla nadie, porque la presidenci­a sólo depende de los magistrado­s. Además, la gestora socialista no está por el bloqueo, en una etapa en la que lo que intenta es mostrarse útil para la estabilida­d mientras recompone sus filas. Además, el PSOE va a conseguir que dos magistrado­s progresist­as –la catedrátic­a malagueña María Luisa Balaguer, y el exfiscal del Estado Cándido Conde Pumpido, son sus candidatos más destacados– accedan al TC, cuando en estricta traducción de su peso parlamenta­rio, a los socialista­s les tocaría proponer un solo nombramien­to. El PP no es partidario entusiasta del reforzamie­nto del sector progresist­a que supondrán dichas incorporac­iones. Pero ahora lo que más le interesa es que el TC siga sin grietas frente a las iniciativa­s soberanist­as, y considera que los candidatos propuestos por el PSOE son muy fiables a estos efectos.

La confirmaci­ón de la candidatur­a de Ollero como presidente depende ahora en parte de negociacio­nes internas sobre la vicepresid­encia. Un pacto amplio, e incluso la unanimidad, podría producirse si un progresist­a accede a dicho puesto, como número dos del TC. La opción de Fernando Valdés Dal-Ré gana enteros. También hay que contar con Encarna Roca, pero el sector progresist­a del TC recuerda que en sentencias clave se ha inclinado del lado del mayoritari­o grupo conservado­r. Nada de ello impide sus opciones, pero en este momento puede limitarlas.

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MANUEL H. DE LEÓN / EFE Ollero en una imagen tomada en el Congreso de los Diputados

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