GAROÑA Aval para la reapertura
El dictamen favorable del CSN, punta de lanza para alargar la vida a las nucleares españolas
El gobierno del PP se apuntó ayer una importante victoria política al lograr que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) emitiera un dictamen favorable a la reapertura de la central nuclear Santa Maria de Garoña, en Burgos, parada desde diciembre del 2012. La decisión abre la puerta a que esta central pueda prorrogar su vida hasta el 2031, cuando ya tendrá 60 años. No obstante, aún debe pronunciarse el Ministerio de Energía, responsable de la autorización final. La luz verde obtenida allana el camino al plan del Gobierno en favor de alargar el funcionamiento del parque nuclear hasta los 60 años. La siguiente planta que podría prorrogar su vida más allá de los 40 años es Almaraz (Cáceres), cuya licencia expira antes del 2020. Sin embargo, los partidos políticos mayoritarios (PSOE, Unidos Podemos y Cs) y las formaciones ecologistas han criticado esta estrategia, que se lleva a cabo sin un debate previo, político, social o parlamentario.
La reapertura de la nuclear de Garoña queda condicionada a que el operador de la planta, Nuclenor (Endesa e Iberdrola), cumpla con las inversiones en seguridad que se le exigen. Pero lo relevante es que la autorización queda ahora en manos del Ministerio de Energía, que siempre ha dicho que confiaba en los criterios de seguridad del CSN.
En cualquier caso, el visto bueno a Garoña es un aval a la política pronuclear del Gobierno y actuará como punta de lanza para alargar la vida de las demás centrales, según la mayor parte de los observadores.
La nuclear de Garoña cerró sus puertas bruscamente en diciembre del 2012, en medio de las discrepancias con el Gobierno por las medidas de fiscalidad ambiental impuestas a la generación de residuos. Sin embargo, en el 2014 Nuclenor presentó una solicitud de renovación de autorización de explotación al Ministerio de Industria, que fue remitida al CSN para ser evaluada. Concretamente, pidió prorrogar su funcionamiento 17 años; y, como presentó su solicitud en el 2014, la intención es que pueda funcionar hasta el 2031.
La planta (pequeña, 400 MW) aportaría sólo un 0,5% a la demanda eléctrica en España, pero su reapertura es un balón de oxígeno para los sectores pronucleares, que desean así reafirmar su poder e influencia. Esta industria ha visto imposibilitada la construcción de nuevas centrales nucleares, y ha debido centrar su batalla en otro objetivo: alargar la vida de las centrales existentes.
Ciertamente, la reapertura de la central queda condicionada a que antes de que empiece a producir electricidad, Nuclenor efectúe importantes inversiones en mejoras de seguridad (que algunos expertos sitúan en más de 150 millones de euros). Sin embargo, el CSN se ha mostrado muy flexible. Esta aprobación se contradice con la carta enviada a Nuclenor (el 16 de marzo del 2015) por el director técnico de seguridad nuclear del CSN, Antonio Munuera, en la que le advertía de que este organismo no emitiría un informe preceptivo sin que antes se hicieran determinadas medidas de seguridad exigidas con anterioridad. No se han hecho estas mejoras; pero la planta ha logrado este aval.
Sin embargo, el dictamen favorable a Garoña registró una gran división en el pleno del Consejo de Seguridad Nuclear, la cúspide del organismo encargado del control y las autorizaciones de las centrales nucleares. El acuerdo salió adelante con el voto a favor de cuatro consejeros y uno en contra. A favor votaron los tres vocales nombrados por el PP, incluido el presidente, Fernando Martí, y la vicepresidenta, Rosario Velasco (nombrada por el PSOE). En contra sólo se ha posicionado Cristina Narbona (PSOE).
Precisamente Narbona señaló ayer, en rueda de prensa conjunta
Cuatro de los cinco consejeros apoyan el informe, pero la exministra Cristina Narbona vota en contra
celebrada con los demás consejeros, que uno de los principales argumentos de su voto contrario es que por primera vez (desde el año 1999) el CSN emite un informe favorable sin establecer un límite temporal a la renovación de explotación. Las normas de funcionamiento vigentes hasta ahora determinaban que el CSN emitía dictámenes que permitían al Gobierno autorizar permisos de explotación por un período máximo de diez años. Sin embargo, el pasado día 30 de noviembre se aprobaron unas nuevas guías de funcionamiento mediante las cuales la duración de los permisos será la que establezca el Gobierno, lo que abre la opción a que la vida de las nucleares se prolonge 15 ó 20 años más allá de los 40. En opinión de Narbona, el acuerdo adoptado “contradice la guía de seguridad nuclear todavía en vigor”. A su juicio, “no está justificado por qué se pasa de una práctica reconocida a escala internacional, como es la renovación a diez años, a renovaciones de explotación sin fecha, máxime cuando los requerimientos de seguridad que se le habían hecho antes a la planta no se habían cumplido”.
El consejero Fernando Castelló, propuesto por el PP, le respondió que la revisión periódica de seguridad “no vincula para nada los plazos de autorización, que corresponden al Ministerio”.
El resultado es que con pasos discretos revestidos de respaldo técnico, sin ruido pero con voluntad firme, el Gobierno va asentando su idea de alargar la vida de las centrales nucleares.
Fuentes del Ministerio de Energía indicaron que “antes de tomar una decisión, el Ministerio abrirá un proceso de diálogo con comunidades autónomas afectadas, ecologistas, empresas y demás actores implicados para llegar a un consenso”. Estas conversaciones, señalaron, pueden durar “unos seis meses”.
Otra cuestión que deberá ser determinada es si la empresa propietaria estará dispuesta a hacer las inversiones requeridas o si, por el contrario, considera que estas son excesivas. El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, comunicó a principios de abril del año pasado a los sindicatos que la planta burgalesa “no se va a reabrir” porque no era viable económicamente, según dijeron fuentes sindicales. En cualquier caso, obtener una licencia daría un gran activo a la empresa y sería un espaldarazo a todo el sector.