La Vanguardia

"A veces somos nosotros los que nos ponemos los límites, hay que soñar"

INCONFORMI­STA NATO, EL PILOTO ANDORRANO HA TERMINADO CON ÉXITO SU CUARTA PARTICIPAC­IÓN EN EL DAKAR. SU ESPÍRITU DE SUPERACIÓN Y SU PALMARÉS EN COMPETICIO­NES LE HAN VALIDO EL PREMIO NOMBRE DEL MOTOR, QUE CONCEDEN 'LA VANGUARDIA' Y PRENSA IBÉRICA

- ■ CLARA GARNICA Andorra la Vella

Cuesta resumir en pocas palabras la figura del andorrano Albert Llovera. Luchador y optimista son, posiblemen­te, los adjetivos que encabezarí­an una larga lista. En 1985, su carrera como esquiador profesiona­l se vio truncada por un accidente de esquí. "Tenía que vivir de mis piernas", tal como recuerda Llovera, pero "dejaron de funcionar de un día para otro". Y ahora, "vivo de mis brazos". Piloto de rallys (destacando en el Campeonato del Mundo), en 2007 se aventuró al reto del Dakar. Ahora ha sido distinguid­o con el Premio Nombre del Motor, que conceden Prensa Ibérica y La

Vanguardia.

¿Te esperabas este premio?

No, ya lo dije en mi discurso, lo agradezco mucho, y más teniendo en cuenta que son unos premios nacionales y que yo soy guiri .Esun premio de prestigio, por la importanci­a de los grupos que están detrás y por el hecho de que te lo dé el público. Te carga las pilas, ahora que tengo que empezar de nuevo a buscar dinero. Son muchos años ya y cansa un poco, porque no tengo mánager, me lo hago todo yo.

¿Qué destacaría­s de este último Dakar?

Lo más duro fueron los cinco días en Bolivia, a 4.000 metros de altura de media. Mi cuerpo, al no tener sensibilid­ad en la zona inferior, no tenía ni idea de lo que le ocurría, lo cual me provocó espasmos durante más de ocho horas. Eso te consume mucho, es como si estuvieras haciendo un maratón. No me entraba la comida y terminé con anemia. Hasta que empecé a bajar de altitud: pasé de los 5 grados de Bolivia a los 54 grados dentro del coche, en Argentina.

¿Y la parte más satisfacto­ria?

Este año he leído muy bien el motor y el cambio del camión, lo cual me permitió explotarlo más y conducir muy bien. He terminado 24º en la general de camiones con el equipo Bonver Dakar Project. Y he entendido que todavía puedo estar más adelante en la clasificac­ión.

Cuando terminas el Dakar, ¿qué es lo primero que te pasa por la cabeza?

Lloras, ríes, un poco de todo. No sabes muy bien cómo te sientes. Te acuerdas de todo, de la gente que te está ayudando dentro del equipo, pero también de la de fuera. Toda esa gente también se lo merece.

¿Volverás al Dakar 2018 o tienes algún otro reto?

Estoy buscando algún programa para hacer tres o cuatro carreras durante el año, por si al final regreso al Dakar. Pero solo iré si puedo mejorar mi calidad de vida. Los camiones llegamos muy tarde por la noche, y en la zona de vivac tengo muchos problemas para ir al lavabo, para ducharme... Lo hago todo en unos espacios adaptados, pero al aire libre. Y en Bolivia, con el frío, no tenía ni ganas. Aparte, este año ha llovido muchísimo, había mucho barro y prácticame­nte no podía desplazarm­e.

¿Cómo estás, físicament­e, al terminar el Dakar?

Muy cansado. Entre los cambios de temperatur­a, la altura, el agotamient­o... Duermes muy poco, haces unos 10.000 km en doce días, y no son precisamen­te por autopista. Vas todo el día rebotando, respirando polvo, lluvia. Más la tensión. Todavía tengo molestias en varias partes de mi cuerpo.

Si antes de tener el accidente te hubieran dicho todo lo que has conseguido hasta ahora, ¿te lo habrías creído?

Estoy muy contento. Pienso que he llegado tan lejos por la importanci­a que le doy a las cosas. Sé que soy afortunado, mucha gente quiere ir al Dakar. Lo dije cuando recogí el premio, hay que soñar. Porque la distancia entre los sueños y la realidad es la actitud. A veces estás en plena etapa y te dices: ¿qué estoy haciendo aquí? Pero sigues y 20 kilómetros más adelante ya estás de nuevo con la adrenalina al máximo.

¿Eres consciente de que te has convertido en un ejemplo para mucha gente?

Estoy encantado de poder abrir puertas y de que sirva para que la gente pueda soñar más. A veces somos nosotros los que nos ponemos los límites. ¿Hasta dónde llegan? No en tengo ni idea, pero si no vas a buscarlos no los encontrará­s jamás.

"Nosotros nos ponemos los límites. ¿Hasta dónde llegan? No tengo ni idea, pero si no vas a buscarlos no los encontrará­s jamás"

 ?? Natalia Montane ?? Albert Llovera en Andorra la Vella, recién llegado del Dakar y después de recoger en Madrid el Premio Nombre del Motor que otorgan 'La Vanguardia' i Prensa Ibérica.
Natalia Montane Albert Llovera en Andorra la Vella, recién llegado del Dakar y después de recoger en Madrid el Premio Nombre del Motor que otorgan 'La Vanguardia' i Prensa Ibérica.
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Llovera junto al camión con el que ha corrido este Dakar.

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