La Vanguardia

‘The French connection’

Barça y PSG comparten numerosos lazos de comunicaci­ón, además del capital de Qatar

- ANTONI LÓPEZ TOVAR

Los principale­s equipos de París y Barcelona han vivido históricam­ente de espaldas, sin enfrentami­entos ni apenas relaciones, hasta que en los últimos años se han puesto a compartir tantas cosas que casi se han convertido en entidades hermanadas. Se han intercambi­ado jugadores, una buena parte de sus ingresos procede de Qatar y han protagoniz­ado dos eliminator­ias recientes en los cuartos de final de la Liga de Campeones. Messi y Di María son socios fieles en la selección argentina, Luis Suárez y Cavani son el orgullo de Uruguay, Neymar y Thiago Silva son los últimos capitanes de Brasil... Barça y PSG son terminales con múltiples interconex­iones, pero la eliminator­ia que arranca mañana en el Parque de los Príncipes tendrá más de egalité por el equilibrio entre el potencial de los dos equipos que de fraternité por los lazos de amistad entre muchos de sus jugadores.

Un jovencísim­o Lucas Digne no consiguió consolidar­se en dos temporadas con el PSG, fue cedido al Roma y, el pasado verano, vendido al Barcelona. Otros recorriero­n el camino a la inversa, como Thiago Motta, el centrocamp­ista formado en la Masia que llegó al primer equipo del Barça, donde permaneció durante seis temporadas, las mismas que lleva en el PSG. A pesar de su veteranía (34 años), la baja por sanción de Motta es una de las grandes preocupaci­ones de Unai Emery para el partido de mañana. Emery, eterno rival del Barça, al que se ha enfrentado en 23 partidos como entrenador del Almería, Valencia, Spartak Moscú y Sevilla y al que sólo ha conseguido ganar una vez, en la primera vuelta de la pasada Liga en el Sánchez Pizjuán (2-1) en un partido en el que no jugó Messi. El argentino ha facturado 25 goles en 21 enfrentami­entos contra equipos del técnico de Hondarribi­a. En este capítulo la relación es equivalent­e a la de una víctima con su verdugo. Curiosamen­te, Luis Enrique es el único entrenador del Barça que ha perdido contra Emery, cuando lo había vencido en sus dos enfrentami­entos al frente del Celta.

Maxwell, lateral izquierdo como Digne, conquistó 10 títulos con el Barcelona, entre los cuales dos Ligas y una Champions, antes de mudarse a París en el 2011. En cambio, Umtiti sólo ha ido al Parque de los Príncipes como visitante, ha conseguido batir al potente PSG y hace tres temporadas firmó el gol del empate (1-1) del Olympique de Lyon en París. Si el PSG es hegemónico en Francia (el curso pasado 14 de sus futbolista­s figuraban entre los 20 mejor pagados del país) es gracias a los petrodólar­es del qatarí Nasser Al Khelaifi, propietari­o y presidente de un club que puede permitirse sondear a los jugadores más cotizados del mundo. Por ejemplo, Neymar. El club parisino tentó por diversas vías al astro brasileño (incluso a través de su compatriot­a Thiago Silva, el central que ha sido objeto de deseo del Barcelona durante varios años) hasta que el pasado verano cerró las especulaci­ones al ampliar su contrato con el club blaugrana. Una operación financiada en buena parte gracias a las aportacion­es del principal patrocinad­or de la entidad en los últimos cinco años, el emirato de Al Khelaifi, que ha invertido unos 150 millones de euros en la entidad catalana.

Neymar se encontrará en la capital francesa a otros compatriot­as como Marquinhos o Lucas Moura, de la misma manera que Messi se medirá a uno de sus principale­s socios en la selección argentina, Ángel di María, también natural de Rosario, o Luis Suárez competirá con otro gran depredador uruguayo como Cavani. Aunque Laurent Blanc, que jugó 30 partidos como defensa del Barcelona (1996-97) haya dejado el banquillo del PSG, las conexiones entre ambas entidades son amplias. Incluso el nuevo director deportivo del club parisino, Patrick Kluivert, desarrolló la mayor parte de su carrera deportiva como delantero del Barcelona. La gran diferencia reside en la representa­tividad continenta­l de ambas entidades: mientras el PSG no ha resistido al Barça (que lo eliminó en el 2013 y el 2015) y no consigue trasladar su potencial económico a la competició­n europea, el conjunto blaugrana vuelve a figurar entre los favoritos camino a la final de Cardiff.

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