La Vanguardia

La ‘viuda negra’ de Gucci puede cobrar una pensión millonaria

Un tribunal da la razón a Patrizia Reggiani, que mandó matar a su exmarido

- Roma. Correspons­al EUSEBIO VAL

La justicia tiene razones que a veces el sentido común no entiende. Es lo que ha sucedido en el caso de Patrizia Reggiani, la viuda negra de Maurizio Gucci, el empresario de la legendaria marca de lujo italiana, asesinado en 1995. Reggiani, que fue condenada a 26 años de cárcel por haber instigado el homicidio, tiene derecho, según el tribunal de Apelacione­s de Milán, a cobrar una pensión millonaria vitalicia, procedente de la herencia del hombre que ella mandó matar.

La paradoja jurídica se basa en un acuerdo firmado por Reggiani y Gucci, en 1993, en Saint Moritz (Suiza). La pareja llevaba separada ya desde 1985. En el pacto se establecía que el empresario pagaría a su exmujer 1,1 millones de francos suizos –algo por encima del millón de euros, al cambio actual– anuales mientras ella viviera. Las hijas del matrimonio, Allegra y Alessandra, herederas de Maurizio, no han pagado durante estos años la pensión a su madre. Sostenían que había un error de jurisdicci­ón y, además, que, dado el comportami­ento de la madre, el acuerdo había quedado sin efecto. Los jueces de Milán no han opinado lo mismo. Según ellos, la conducta de Reggiani y la sanción penal no tienen nada que ver con el acuerdo anterior suscrito. La sentencia asegura que “cualquier otra valoración correspond­e al ámbito moral y no estrictame­nte jurídico, y por tanto no influye en la interpreta­ción del acuerdo”.

Salvo que prospere un recurso ante el Tribunal Supremo, las hijas de Reggiani también deberán abonar a la madre los atrasos por la pensión no pagada durante todos los años que ha pasado en la cárcel o en libertad condiciona­l. Se calcula que son unos 24 millones de euros.

El asesinato de Gucci causó en su momento conmoción en Italia y, dadas las múltiples pistas sobre hipotético­s autores, parecía que iba a engrosar la larga lista de misterios criminales nacionales. Dos años después pudo probarse que había sido la exesposa quien, probableme­nte por celos, había pagado a un sicario más de 300.000 euros para que disparara cuatro tiros Gucci.

Reggiani, que hoy tiene 68 años, siempre ha negado haber ordenado el asesinato. Acusó del crimen a una amiga vidente y al conserje de un hotel. La justicia no la creyó. Durante el proceso, la prensa italiana destacó el ritmo de vida ostentoso y frívolo que había llevado la exmujer de Gucci, quien de joven guardaba cierto parecido físico con la actriz estadounid­ense Liz Taylor.

El culebrón judicial no ha terminado. Además del recurso al Supremo. está pendiente la indemnizac­ión que reclama a Reggiani el entonces vigilante del edificio de Milán donde se consumó el homicidio. El hombre, Giuseppe Onorato, resultó herido por una de las balas que alcanzaron a Gucci y quedó inválido. El vigilante está aún esperando de Reggiani el pago de 200 millones de las antiguas liras (unos 100.000 euros). Si la viuda negra cobra en efecto la pensión, esta suma será una bagatela.

 ?? AFP ?? Patrizia Reggiani (centro), en el funeral de Maurizio Gucci
AFP Patrizia Reggiani (centro), en el funeral de Maurizio Gucci

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain