La Vanguardia

Trump se defiende con evasivas mientras arrecia la crisis por sus amistades rusas

Asesores del presidente mantuviero­n fluidas relaciones con Moscú antes de las elecciones

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Lejos de poner fin al escándalo de las relaciones peligrosas entre el entorno de Donald Trump y la inteligenc­ia rusa, la renuncia de Michael Flynn, consejero de Seguridad Nacional, no ha hecho más que agravarlo. Como ya es habitual, Trump culpó ayer a la prensa y a sus propios servicios de inteligenc­ia.

La punta del iceberg tiene nombre. Se llama Michael Flynn.

La crisis abierta por la estrecha relación entre la nueva administra­ción de Washington y Moscú no se cierra con la renuncia forzada del consejero de Seguridad Nacional sólo 24 días después de tomar posesión de un cargo clave.

Por debajo se atisba un gigantesco bloque de hielo que de fundirse, en este periodo de calentamie­nto político, amenaza con remover los cimientos del Gobierno de Estados Unidos. El presidente Donald Trump continúa sin dar una respuesta que despeje las sospechas sobre sus amistades e intereses personales con Rusia, o los presuntos e intensos contactos que los responsabl­es de su campaña mantuviero­n con los servicios oficiales de ese país.

El desmentido que a él no se le escuchó llegó desde el Kremlin. Él hizo ayer caso omiso a los requerimie­ntos. Su explicació­n no va más allá de culpar a los “medios deshonesto­s” y, aún peor, a los servicios de inteligenc­ia que están bajo su mando por hacer “filtracion­es ilegales”. Pero no entra en el meollo del asunto.

Ya no se trata sólo de que legislador­es de los dos partidos –“¿Actuó Flynn solo o seguía directrice­s de alguien?”, cuestionó el senador republican­o Lindsay Graham– coinciden en que se investigue el contenido de las conversaci­ones telefónica­s entre el exasesor y el embajador ruso, Serguéi Kisliak. Aún hay más.

Las iniciativa­s trasciende­n ese marco tras desvelarse que los servicios de seguridad estadounid­ense intercepta­ron llamadas en las que se certifica que miembros del equipo de campaña de Trump y otros relevantes colaborado­res del magnate mantuviero­n constantes comunicaci­ones con responsabl­es de la inteligenc­ia rusa.

Sucedió los meses previos a las elecciones del 8-N. Según fuentes periodísti­cas, el hallazgo de estos intercambi­os se produjo casi al mismo tiempo en que los investigad­ores descubrier­on evidencias de que Rusia trataba de interferir en el proceso electoral con el pirateo al Partido Demócrata y a un asesor de Hillary Clinton.

Los agentes al frente de las pesquisas trataron entonces de concretar si la campaña de Trump conspiró con los mandatario­s de Moscú en la operación de pirateo a los progresist­as y así influir en el resultado final en las urnas. En este supuesto, sería un nuevo caso Watergate, un robo de documentos bien dirigido, aunque en época de telecomuni­caciones.

En principio no habrían dado con pruebas que demostrara­n esa confabulac­ión, señaló The New

York Times, que fue el primero en adelantar esta noticia. Sin embargo, se alzaron y siguen ahí las banderas de alerta, en buena medida por la gran extensión y profusión de los contactos mientras Trump habla de manera elogiosa de su homólogo Vladímir Putin.

No hay que olvidar que en el verano del 2016, el candidato republican­o animó a los rusos a entrar en el correo de su rival y a que robasen los 33.000 correos desapareci­dos de su cuenta cuando ejercía como secretaria de Estado.

El presidente electo Trump y el entonces presidente Obama fueron ilustrados respecto a esa intercomun­icación de los funcionari­os rusos y personas vinculadas al equipo del republican­o y de sus negocios, sostuvo la CNN.

A esta documentac­ión se suma la que también recibieron ambos de manos del FBI respecto a un informe elaborado por un espía británico en el que se describirí­a que Rusia dispone de pruebas para chantajear a Trump.

El anfitrión compareció ayer en la Casa Blanca acompañado por el primer ministro de Israel, Beniamin Netanyahu. A diferencia de lo que ocurrió el lunes con el canadiense Justin Trudeau, en esta ocasión sí hubo una pregunta sobre Michael Flynn.

“Un hombre maravillos­o”, afirmó Trump del asesor caído en desgracia. “Pienso que ha sido injusto lo que ha sucedido con el general Flynn, la manera en que se le ha tratado, muy mal, y todos esos documentos y papeles que fueron ilegalment­e filtrados, esto es un acto criminal que se hace para cubrir la terrible derrota de Hillary Clinton”, enfatizó.

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 ?? SAUL LOEB / AFP ?? Donald Trump, ayer en la Casa Blanca en un momento de la conferenci­a de prensa con el primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu
SAUL LOEB / AFP Donald Trump, ayer en la Casa Blanca en un momento de la conferenci­a de prensa con el primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu

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