El ‘Brexit’ del Barça en París deja a Luis Enrique sin red
Sin su juego clásico, sin frescura, sin relevos de garantías y sin un plan, el Barça pierde el norte
Un bosque de piernas y brazos trataba de captar sus impresiones y Andrés Iniesta se expresaba con un hilillo de voz: “¿Falta de actitud? No, nos superaron en fútbol”, dijo el manchego que nunca ha sido de pegar un grito en público y que a estas alturas no va a cambiar sus maneras, por mucho que sea capitán. A unos metros de allá Neymar se hacía cruces en la zona mixta del Parque de los Príncipes. “No sé cómo prepararemos la vuelta porque nunca he pasado por una situación así. No hicimos el trabajo correcto y por eso fuimos sorprendidos por el resultado”, dijo el brasileño a las televisiones de su país.
Sí, quizás nadie esperaba un desplome tan rotundo pero casi desde el principio de la temporada se vio que el equipo no mostraba el nivel que se la ha de exigir al Barça, cuyos jugadores aparecieron con caras largas ayer por el césped de la Ciutat Esportiva mientras Neymar se quedaba en el gimnasio con molestias en el tobillo. En los rondos sólo se oyó un sonido: el del balón. Antes Luis Enrique mantuvo una reunión de una media hora con los futbolistas, que también hablaron entre ellos.
Motivos tienen para estar preocupados porque, de hecho, el equipo de Luis Enrique ha perdido toda la frescura que demostró en el tramo decisivo de la primera temporada del asturiano.
Desde que el Madrid asaltó el Camp Nou la pasada campaña y terminó con una racha barcelonista de 39 partidos sin perder, el conjunto barcelonista no ha recuperado su mejor versión. Sí, se levantó de un socavón que le costó la Champions para atar el doblete pero fue más por competitividad que por brillo.
De aquel bache Luis Enrique y el club extrajeron la lección de que había que fichar al por mayor para que la plantilla fuera más extensa en cuanto a elementos útiles. Se trataba de contratar savia nueva para que los pesos pesados alcanzaran la fase determinante del curso relativamente descansados. De ahí la implantación de unas rotaciones masivas que se aplican durante muchos encuentros (es habitual que haya seis cambios de un partido a otro). Pero el plantel que el asturiano calificó como “el mejor que había tenido” no ha respondido a las expectativas y tantas entradas y salidas de las alineaciones han derivado en la desnaturalización y descomposición del juego barcelonista.
Con el plácet del club, el secretario técnico, Robert Fernández, y Luis Enrique apostaron por unos fichajes que costaron la friolera de 122,8 millones. Entre todos han metido sólo seis goles (tres Denis Suárez, dos Alcácer y uno Digne) pero eso no es lo más relevante, sino la constatación de que en la mayoría de casos no mejoran al presunto titular. Que André Gomes y Alcácer hayan costado un mínimo de 35 el portugués más 30 millones