La Vanguardia

Europa impulsa su pacto con Canadá

La Eurocámara se moviliza para plantar cara al proteccion­ismo de Trump

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

La votación del acuerdo de comercio e inversione­s entre la Unión Europea y Canadá dio pie ayer a un apasionado debate en el Parlamento Europeo sobre la globalizac­ión, el libre comercio y la deriva proteccion­ista en EE.UU. La Eurocámara ratificó el convenio con 408 votos a favor, 254 en contra y 33 abstencion­es, un resultado que no deja lugar a dudas sobre su voluntad de plantar cara a los postulados proteccion­istas de Donald Trump. Algunos diputados defendiero­n sin embargo lo contrario, que la firma del acuerdo Global Económico y Comercial –CETA en las siglas en inglés– sellado entre la UE y Canadá en octubre alimentará la ola populista y de extrema derecha en Europa.

La comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, apeló a los beneficios económicos que reportará el acuerdo a “los ciudadanos y las empresas europeas”, pero también a la “oportunida­d geopolític­a” que supone la alianza entre Europa y Canadá para “moldear juntos la globalizac­ión”. “La política comercial tiene que ver con la apertura de mercados pero también con nuestros valores. El CETA es un acuerdo progresist­a con un socio progresist­a que respeta nuestros estándares y protege nuestras sensibilid­ades”, recalcó ante el pleno antes de la votación, celebrado en Estrasburg­o. “Nada en este acuerdo impedirá a los gobiernos regular en favor del interés general”, aseguró. Una de las críticas más frecuentes al CETA es que la capacidad legislativ­a nacional se puede ver limitada por la creación de tribunales de arbitraje especiales; aunque al margen de la justicia ordinaria, serán los gobiernos los que nombren a sus jueces y expertos. La UE lo plantea como el embrión de una futura corte internacio­nal de inversione­s.

El acuerdo contó con el respaldo mayoritari­o de los eurodiputa­dos conservado­res y liberales. El grupo socialista, sin embargo, votó dividido. Pese a las mejoras incluidas en la fase final de la negociació­n, sus miembros franceses y belgas lo rechazaron porque no creen que ofrezca suficiente­s garantías de protección del sector público o la agricultur­a. También se opusieron la izquierda radical y los Verdes.

“Estamos en un momento demasiado único en la historia como para ignorar qué explica el Brexit o el fenómeno Trump. Es la globalizac­ión que ustedes están montando lo que, en parte, lo justifica”, advirtió en nombre de los Verdes europeos el francés Yannick Jadot, que acusó a los defensores del CETA de dar munición a la ultraderec­ha. “Debemos construir una globalizac­ión de la regulación si no queremos que Europa se rompa”, añadió Jadot.

Las críticas de la izquierda fueron celebradas por los grupos de extrema derecha y en especial los eurodiputa­dos del Frente Nacional. Su candidata a las elecciones presidenci­ales francesas, Marine Le Pen, vaticinó la destrucció­n “una vez más de cientos de miles de puestos de trabajo, decenas de miles de ellos en Francia”. Le Pen apeló al supuesto secretismo de la negociació­n, que Malmström contestó al final del debate recordando la gran cantidad de discusione­s mantenidas con la Eurocámara. “Se puede estar en desacuerdo con el CETA, pero llamarlo golpe de Estado es ir demasiado lejos”, respondió Malmstöm a los comentario­s del Movimiento Cinco Estrellas.

El comienzo de la sesión tuvo que retrasarse unos minutos debido a los problemas de algunos para acceder al edificio, rodeado por una cadena humana de activistas contra el CETA –unos 700, según la policía– llegados de toda Europa. La ratificaci­ón por parte de la Eurocámara era el primer paso del CETA para entrar en vigor. Parte del acuerdo se aplicará provisiona­lmente desde abril, una vez que el Parlamento canadiense le dé luz verde. Por parte de la UE debe ser ratificado por más de 30 parlamento­s nacionales y regionales, entre ellos el de Valonia, que aún pide más garantías. Cualquier voto en contra daría al traste con el pacto, negociado durante ocho años. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, glosará hoy ante el pleno las virtudes del CETA y del libre comercio y el multilater­alismo en general que su país y la UE, a diferencia de Trump, defienden.

La extrema derecha, la izquierda radical y algunos socialista­s votan contra el acuerdo con Ottawa El CETA entrará en vigor provisiona­lmente en abril, pero necesita la luz verde de todos los países de la UE

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PATRICK SEEGER / EFE Miembros del Parlamento Europeo muestran su rechazo al acuerdo comercial con Canadá (CETA)

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