Sergi Milà
Sergi Milà, técnico del Infantil B del Barça, celebra el Laureus al ‘mejor momento’
TÉCNICO DEL INFANTIL B DEL BARÇA
Desde hace un par de noches, Sergi Milà (34) duerme feliz. El martes, el técnico del Infantil B del Barça recogía el premio Laureus al “mejor momento” por la generosidad del equipo, que consoló al rival tras haberle derrotado.
Desde hace un par de noches, Sergi Milà (34) duerme feliz. Milà pasó el martes en Mónaco. Allí recogió el premio Laureus al mejor momento del año. Lo había ganado el infantil B del Barça, el equipo que él dirige. Durante un rato, tomó canapés al lado de Usain Bolt, Simone Biles, Michael Phelps y la directiva del Leicester... Junto a ellos posó, parodiando al arquero de Bolt.
–Mire que estamos acostumbrados a ganar torneos y ligas. Pero un galardón como este no lo habíamos recogido nunca. Y eso que llevo bastante años en el club... –¿Cuántos? –16. Milà recupera el episodio. Ocurrió en verano, en Japón, durante un torneo de pretemporada de su equipo. Sus chicos tenían trece años. El Barça se enfrentaba al Omiya Ardija, un conjunto regional japonés.
–Para el Omiya, enfrentarse al Barça era un acontecimiento único. Aunque el partido era un amistoso, los japoneses se lo habían tomado muy en serio.
El Barça ganó 0-1. Y mientras celebraba la victoria, observó cómo los jugadores del Omiya se derrumbaban. Lloriqueantes, algunos estaban de rodilla, tapándose el rostro. O tumbados boca abajo. –Entonces mis jugadores dejaron de celebrar el título y se fueron a consolarles –recuerda Milà. –¿Y qué les decían? –Todo fue gestual. No se entendían con el idioma.
El vídeo permite distinguir a algunos azulgrana animando a los chiquillos japoneses. Diciéndoles cosas como: ‘No pasa nada. Sólo es un partido de fútbol’.
–¿Les animaron a comportarse de esa manera? –pregunto a Milà.
–Está en nuestro abecedario formativo. Cuando acaba el partido hay que saludar al rival y al árbitro. Es una consigna que se asume desde el primer día. –¿Y el rival lo acepta siempre? –Normalmente, en las edades que van de prebenjamín a cadete, los adversarios son receptivos al saludo. Nosotros también lo somos cuando perdemos.