¿Podemos organizarnos?
IU y las confluencias critican la errática coordinación parlamentaria de Podemos.
El incierto futuro de Íñigo Errejón como portavoz del grupo parlamentario de Unidos Podemos tras el congreso de Vistalegre –que deberá decidir el consejo ciudadano estatal del próximo sábado– no es el único problema al que se enfrenta Pablo Iglesias respecto a la acción legislativa del grupo Unidos Podemos. Entre sus socios en el Parlamento late desde hace meses una profunda insatisfacción con el funcionamiento del grupo confederal que atañe solo de forma tangencial a la figura y desempeño de Íñigo Errejón. De hecho, afecta sobre todo a la estrategia legislativa –o la ausencia de ella– y a la coordinación general del funcionamiento institucional.
Todos los socios coinciden en que el largo e intenso proceso interno de Podemos ha afectado de forma muy negativa al grupo parlamentario de Unidos Podemos, pero algunos ven problemas graves que rebasan la repercusión del dramático proceso previo al congreso de Vistalegre y que se arrastran desde mucho antes.
Dos son los principales reproches que, tanto desde IU como desde En Marea –y en menor medida desde En Comú– se hacen al ejercicio parlamentario del grupo confederal: escasa coordinación y ausencia de estrategia legislativa a medio plazo. Las causas señaladas son, por un lado, la concentración de una parte de los diputados de Podemos, incluido el portavoz, en los procesos internos de su formación, a cuyos objetivos se subordinaba la actividad parlamentaria. Pero no específicamente en el último mes, sino desde hace varios trimestres. Y por otro, la falta de experiencia parlamentaria o legislativa previa que permita una acción institucional eficiente y, de paso, impida que otros grupos, singularmente la acción coordinada de PSOE y PP, acabe por capitalizar los grandes ejes de la agenda programática de Podemos con medidas que desde el grupo morado se consideran un mero trampantojo para paliar la ausencia de políticas sociales efectivas.
Entre los problemas que denuncian fuentes de los grupos de IU y En Marea consultadas por este diario, destaca la falta de recurrencia en las reuniones de coordinación de grupo confederal, que conduce a decisiones de última hora tanto en lo relativo a las iniciativas legislativas propias como al reparto de las intervenciones en nombre del grupo, e incluso el sentido del voto respecto a las propuestas legislativas de otros grupos de la cámara. Hasta ahora, los grupos han preferido permanecer en silencio, para que los problemas del grupo parlamentario no acabaran influyendo en el proceso interno de Podemos, máxime cuando el portavoz parlamentario concurría a la asamblea ciudadana estatal de Vistalegre promoviendo una rectificación en la estrategia política de Podemos que finalmente fue rechazada. Desde En Comú Podem reconocen las dificultades, pero las atribuyen a la naturaleza heterodoxa del grupo confederal y el propio portavoz de los comunes, Xavier Domènech, calificaba anteayer el desempeño en la portavocía de Íñigo Errejón como “buenísimo”. El equipo de En Comú admite que es necesario mejorar los mecanismos de coordinación del grupo, pero al tiempo señalan que, en su caso, los problemas de estrategia y coordinación tienen poca incidencia. Su condición confederal hace que En Comú opere casi como un grupo propio –con su propio protocolo de funcionamiento–, lo que limita el impacto con que les repercuten los problemas de coordinación. Y en todo caso, aportan una circunstancia atenuante a estos problemas: la condición confederal del grupo es una variable no explorada antes en el Congreso de los Diputados, y que por tanto requerirá, al menos de momento, de ajustes en su funcionamiento.