Rajoy asegura que no se persigue a nadie por sus ideas
El Gobierno promete un impulso al corredor mediterráneo
“¡En política no hay absurdo imposible!”, replicó Mariano Rajoy ante la embestida de Gabriel Rufián, disparando aplausos y carcajadas en la bancada del PP. El representante de ERC, cuyo estilo suele sacar de sus casillas a muchos a izquierda y derecha del hemiciclo, aprovechó ayer su pregunta en la sesión de control al Gobierno en el Congreso para reprochar al jefe del Ejecutivo “la judicialización del proceso de autodeterminación catalán”. “¿Está de acuerdo con que una urna te lleve al juzgado y un micrófono al despacho de un ministerio?”, cuestionó Rufián, en referencia al proceso penal que amenaza a Carme Forcadell y a los presuntos manejos del exministro Jorge Fernández Díaz para dinamitar el plan soberanista.
El presidente del Gobierno, pese a que ve a Rufián como a un marciano llegado de una galaxia muy lejana, no se inmutó y se puso didáctico. “El cumplimiento de la ley nos obliga a todos. Cuando alguien, sea quien sea, político o no, actúa fuera de la ley, interviene la justicia. Y esto puedo asegurarle que no es nada exótico, ocurre en todos los países democráticos del mundo”, le explicó. Pero Rufián cogió entonces carrerilla: “¡El imperio de la ley! ¡Su ley!”, clamó. Porque lo que para Rajoy no es nada exótico, para Rufián “es ser un tanto indecente”. Así, criticó que el imperio de la ley a la que se aferró Rajoy ampara que una suerte de nuevo conde duque de Olivares –en nueva alusión a Fernández Díaz– conspire desde su despacho en Interior para diseñar la llamada operación Catalunya. Pero también “que todos paguemos ratos de relax y de asueto a gente muy campechana”, en presunta alusión al rey Juan Carlos, o que la policía reciba a pelotazos a los inmigrantes que tratan de alcanzar las costas españolas... “Permítame que le diga que no hay ley por encima de la decencia y que la democracia es imparable. ¡Nos vemos en las urnas!”, concluyó Rufián. “Escuchándole a usted es verdad aquella frase que decía que en política no hay absurdo imposible”, respondió Rajoy. No obstante, se mostró dispuesto a aclararle “algunas cosas que ya todos sabemos pero que no me queda más remedio que explicárselas a usted”. La primera: “En nuestro país hay libertad de pensamiento”. La segunda: “En nuestro país no se persigue a nadie por sus ideas, pero si alguien actúa fuera de la ley interviene la justicia”. Y la tercera: “Lo que no hay en nuestro país es impunidad”. Estas son, según le expuso Rajoy, “las reglas básicas, el abecé de la democracia”. “La ley es igual para todos, y cuando alguien se la salta interviene la justicia”, zanjó.
Catalunya, por la parte que le corresponde, volvió a cobrar protagonismo en la sesión de control al Gobierno, momentos después, en la interpelación del portavoz de Compromís, Joan Baldoví, al ministro de Fomento por “los reiterados retrasos e incumplimientos” en el desarrollo del corredor mediterráneo, tras la cumbre empresarial celebrada en Tarragona. “¡Estamos ya cansados de promesas incumplidas!”, lamentó el diputado. E insistió en que la misma opinión compartieron las patronales empresariales catalanas y valencianas en el citado acto que congregó a empresarios poco sospechosos de ser “radicales”.
El ministro de Fomento aprovechó para mandarles un mensaje a todos ellos a través de la interpelación de Baldoví: “El corredor mediterráneo es una prioridad política para el Gobierno de España”, solemnizó. Aseguró que no se ha producido ningún desvío de fondos del corredor para otras obras en Madrid, y que los trabajos en el tramo entre Tarragona y Vandellós se llevan a cabo “con muchísima intensidad”. Hasta exhibió fotos de las obras en curso. “Hay hechos, no palabras. En esta legislatura vamos a dar un impulso sin precedentes al corredor”, aseveró.