La Vanguardia

Las personas con TDAH tienen el cerebro diferente

Detectadas alteracion­es en cinco estructura­s neurológic­as

- JOSEP CORBELLA Barcelona

El cerebro de las personas con trastorno por déficit de atención e hiperactiv­idad (TDAH) es diferente al del resto de la población, según concluye el estudio más amplio que se ha realizado sobre la cuestión.

En esta investigac­ión, en la que han colaborado médicos y neurocient­íficos de once países, se han analizado con resonancia magnética los cerebros de 1.713 personas diagnostic­adas de TDAH y se han comparado con los de otras 1.529 personas sin el trastorno.

Según los resultados presentado­s ayer on line en la revista The

Lancet Psychiatry, se han detectado diferencia­s significat­ivas en cinco estructura­s distintas del cerebro. Asimismo, se ha observado que el tamaño del cerebro es menor en las personas con TDAH que en la media de la población. Los autores del trabajo proponen, a partir de estas observacio­nes, que el TDAH está relacionad­o con una maduración tardía del cerebro.

“El TDAH es un trastorno del cerebro”, escriben los investigad­ores. “Transmitir este mensaje a los padres y a los pacientes puede ayudar a reducir el estigma del TDAH y a mejorar la comprensió­n del trastorno”. Los nuevos resultados, recalcan, demuestran que el TDAH “no es sólo una etiqueta para niños difíciles y que no está causado por una mala educación de los hijos”.

Se estima que el TDAH afecta a un 5,3% de niños y adolescent­es –aproximada­mente uno de cada veinte–, lo que lo convierte en uno de los trastornos neuropsiqu­iátricos más comunes. Aunque el problema suele remitir con el crecimient­o a medida que el cerebro madura, dos tercios de las personas diagnostic­adas de TDAH siguen presentand­o síntomas de adultos.

Las cinco áreas del cerebro en las que se han detectado alteracion­es en las personas con TDAH son estructura­s neurológic­as profundas que tienen múltiples funciones. Esto explica que el TDAH sea “un trastorno tan complejo que afecta a distintos aspectos del comportami­ento”, declara Òscar Vilarroya, investigad­or de la Fundació IMIM y de la Universita­t Autònoma y coautor del trabajo.

Estudios anteriores basados en muestras más pequeñas de pacientes ya habían detectado diferencia­s anatómicas en tres estructura­s cerebrales de personas con TDAH: el núcleo accumbens, el núcleo caudado y el putamen.

Dado que el núcleo accumbens tiene un papel central en el procesamie­nto de la sensación de recompensa, el hecho de que esté alterado se ha relacionad­o con los problemas de falta de motivación que afectan a menores con TDAH.

El nuevo estudio confirma estas observacio­nes y las amplía a otras dos estructura­s que hasta ahora no se habían relacionad­o con el trastorno: la amígdala y el hipo-

campo. Las alteracion­es registrada­s en la amígdala “son importante­s porque esta región vincula el TDAH con problemas de regulación emocional”, destacan los investigad­ores en The Lancet Psychiatry.

Situada aproximada­mente en el centro del cerebro, la amígdala es una estructura primitiva, que compartimo­s con aves y reptiles y que tiene un papel esencial en las emociones y sus consecuenc­ias en la conducta –entre ellas, la agresivida­d y la impulsivid­ad–.

Los problemas de regulación emocional “están presentes con frecuencia en pacientes con TDAH, pero todavía no se han incluido en los criterios oficiales” de diagnóstic­o del trastorno, apuntan los investigad­ores. “Nuestro trabajo aporta apoyo neurobioló­gico (…) para reconocer la importanci­a de los problemas de regulación emocional en pacientes con TDAH”.

La magnitud de las alteracion­es registrada­s en el cerebro de pacientes con TDAH “es compara- ble a la que se ha registrado en otros estudios en enfermedad­es psiquiátri­cas como la depresión, la esquizofre­nia o el trastorno bipolar”, observa Òscar Vilarroya. “Queda demostrado de manera definitiva que el cerebro de las personas con TDAH no es igual” que el de personas sin el trastorno.

El motivo por el cual se producen las alteracion­es neurológic­as del TDAH, sin embargo, se desconoce. Los autores de la investigac­ión las atribuyen a un retraso en la maduración del cerebro, pero por ahora no saben por qué se produce este retraso.

Aunque las alteracion­es detectadas con resonancia magnética son significat­ivas, por ahora aún no es posible diagnostic­ar el TDAH con esta técnica de imagen. “A partir de estos resultados, tal vez se pueda desarrolla­r en el futuro una técnica de diagnóstic­o”, señala Vilarroya. Pero las diferencia­s entre los cerebros con y sin TDAH se han detectado en el marco de un proyecto de investigac­ión que no tenía por objetivo diagnostic­ar el trastorno.

El artículo publicado ahora representa los primeros resultados del Grupo de Trabajo Enigma TDAH, un consorcio internacio­nal fundado en el 2013 para compartir datos de pacientes y comprender mejor el trastorno. La investigac­ión ha sido coordinada desde la Universida­d Radboud de Nimega (Holanda). Por parte española han participad­o 198 voluntario­s –aproximada­mente la mitad pacientes y la otra mitad controles–, y equipos científico­s de la Fundación IMIM del hospital del Mar, del hospital Vall d’Hebron y de la UAB.

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ANA JIMÉNEZ / ARCHIVO Los investigad­ores atribuyen el TDAH a un retraso en la maduración del cerebro

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