“A fregar platos”
Afregar platos!”. “¡Mejor estaríais haciendo ballet!”. “¡A la cocina!”. Las jugadoras del Lloretenc y del Atlètic Masnou tuvieron que oír estas y otras lindezas mientras disputaban su duelo de la 11.ª jornada de la Segunda Catalana. Los rebuznos no venían de la grada, sino del propio césped artificial del estadio municipal del Molí. Los proferían algunos de los jugadores del equipo veterano del FC Lloret, el club con el que el conjunto femenino comparte instalación. Por error, el Lloretenc había programado su partido en un horario que ya estaba ocupado por los veteranos, que recibían al Caldes Aigües Bones, de Caldes de Malavella. Y la solución consensuada fue imposible.
El Lloretenc había tratado de cambiar la hora del encuentro cuando fue consciente del problema, pero ya era demasiado tarde. Ni la Federació Catalana de Futbol ni el Atlètic Masnou dieron su visto bueno. También consciente del conflicto, el colegiado del encuentro, Trejo González, consensuó con los dos equipos avanzar unos minutos el choque, previsto a las 15.30 h. del pasado sábado. Pero ni así. Algunos de los veteranos irrumpieron en el campo a la media hora de juego y el árbitro tuvo que suspender el partido en el minuto 33, cuando las visitantes ganaban 0-6.
Los agresores llegaron a amenazar a las jugadoras con llamar a la policía para que las expulsase por haber ocupado su horario o bien hacerlo ellos mismos. Las chicas, en lugar de responder a las vejaciones, realizaron una protesta pacífica y conjunta: una sentada en el círculo central del terreno de juego que apenas se prolongó unos minutos. Los justos antes de que los violentos fuesen a más. “No sabíamos cómo podían reaccionar”, explica el presidente del Lloretenc, Juan Francisco Doblas.
Ni todos los veteranos secundaron la actitud, como reconocen las propias jugadoras, ni el conflicto llegó a las manos. El caso es que ellos sí jugaron su partido sin más. Los violentos y los que no lo fueron, porque ninguno se negó a jugar después de lo sucedido. Fueron ellas quienes tuvieron que irse para casa con su partido –oficial– suspendido. La Federació Catalana no podrá tomar ninguna medida sobre los agresores al no estar federados.
Lo peor –que aún lo hay– fue la reacción del Lloret, que no sólo no ofreció una solución
Un grupo de veteranos irrumpe en un partido femenino y manda a las jugadoras a la cocina
DEMASIADO SILENCIO El Lloret negó los hechos hasta el martes, cuando pidió disculpas, como el Ayuntamiento
al conflicto, sino que negó los hechos tras las primeras informaciones. No los reconoció hasta el martes, tres días después, cuando las denuncias del Atlètic Masnou y la aparición del suceso en varios medios hizo al club reaccionar mediante un comunicado en el que lamenta los hechos. El Ayuntamiento de Lloret de Mar, titular de las instalaciones, tampoco reaccionó hasta ese día, cuando la polémica ya se dirimía en la opinión pública.
El Atlètic Masnou, primero en denunciar el suceso, emitió el mismo martes un nuevo comunicado donde agradecía que, por fin, tanto el club local como el Consistorio de La Selva condenasen los hechos y pidiesen disculpas. “Aprovechamos para dar nuestro apoyo al equipo femenino del Lloretenc, que sufre constantemente este tipo de situaciones. El fútbol femenino no merece este trato”, añadió a través de Facebook el conjunto del Maresme haciéndose eco de las reivindicaciones de sus rivales. Las chicas, por voluntad propia o consejo de sus clubs, han sido quienes menos han hablado.
El Ayuntamiento de Lloret, por su parte, aseguró ayer que depurará responsabilidades, aunque no han tardado en salir voces críticas con las estrechas relaciones entre el Consistorio y el FC Lloret, presidido por un antiguo miembro del equipo de gobierno municipal que no se ha manifestado sobre la polémica. La inhabilitación hace año y medio del antiguo alcalde, Xavier Crespo, también estuvo relacionada con el patrocinio al club por parte de un magnate ruso.