“Fue un error echar a Rato”
Luis de Guindos, el ministro de Economía, y Luis Linde, el gobernador del Banco de España, expresaron ayer durante sus sendas comparecencias en el Congreso una coincidencia formal que envuelve una profunda discrepancia de fondo. Ambos se mostraron de acuerdo con que había llegado el momento de hacer un balance profundo de la crisis bancaria española y su tratamiento, tanto desde la perspectiva política como de la actuación de los reguladores, especialmente la del Banco de España. Hasta aquí el acuerdo.
Ahora bien, ya se puede adelantar que no habrá convergencia de ideas en el contenido de esa revisión de lo sucedido. A juicio del ministro, la actuación política ante la crisis financiera fue desastrosa. En las hemerotecas, y en la memoria de muchos ciudadanos, están impresos los discursos del expresidente Zapatero, el más sonado ante los conmocionados banqueros de Wall Street, diez días después del hundimiento de Lehman Brothers en septiembre del 2008, presumiendo de la solvencia de los bancos y las cajas españoles.
Y sin ánimo de enmienda, para salvar esa filosofía, aún tres años más tarde, el Gobierno Zapatero puso en marcha la máquina de la falsaria salida a bolsa de Bankia en julio del 2011. Buscando, y logrando, la complicidad de la élite económica del país, el llamado Ibex-35, convencido de que era la única alternativa al rescate.
Esa es la historia que quiere recuperar Guindos. Con el añadido de que el ideólogo y maquinista de esa operación de encubrimiento de la quiebra de Bankia fue el entonces gobernador del Banco de España y ahora investigado, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, con quien el ministro protagonizó una corta pero muy cruenta guerra sobre el saneamiento del sector financiero.
Claro está que en ese relato de Guindos falta incorporar algunos protagonistas más. Algunos incómodos para él. Desde el presidente del Gobierno, entonces sólo líder del PP, Mariano Rajoy, a la expresidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, sin cuyo plácet Rodrigo Rato no habría llegado a la presidencia de CajaMadrid, luego Bankia, ni se habría producido la salida a bolsa, a otros barones territoriales del partido, como el valenciano Olivas con Ban-
Guindos y Linde quieren hacer balance de la gestión de la crisis, pero buscan conclusiones diferentes
caja, que también aportaron sus cajas a la temeraria operación que iba a dar lugar a la alternativa madrileña a La Caixa catalana..
En el otro lado, Luis Linde intentará que del balance de la gestión de la crisis bancaria aparezca una responsabilidad mucho más limitada, y positiva, del Banco de España. Esgrimiendo precisamente la politización de las cajas, el control que sobre ellas ejercían las comunidades autónomas. Una tenaza que impidió al Banco de España acometer acciones radicales, como su completa privatización, objetivo declarado de Ordóñez desde antes de ser gobernador y para el que casi consiguió el plácet de Zapatero.
El problema de Linde, sin embargo, se resume en las palabras que, tras la intervención de Bankia, en julio del 2012, pronunció Fernández Ordóñez en el Congreso: “Fue un error echar a Rato .... No era necesario destituir a Rato. Es una personalidad importante en el contexto internacional, algo que siempre ayuda, y que ha heredado una situación...”
En los días previos a la intervención de Bankia, Ordóñez y Rato se habían convertido en compañeros de aventura y cómplices. El primero para intentar llevar a buen puerto una estrategia que se hundía con cada nuevo parado generado por la economía española. Por su parte, el segundo, para seguir gestionando Bankia como un cortijo.