Una verdad incómoda
Macron crea polémica al calificar la colonización de “crimen”
Emmanuel Macron, candidato estrella a la presidencia de la República Francesa y exministro de Economía de François Hollande, dice en Argelia que “la colonización fue un crimen contra la humanidad, una verdadera barbarie”.
Una república imperial es, por definición, esquizofrénica: democrática hacia dentro, dictatorial y guerrera hacia fuera. ¿Cómo conciliarlo? El racismo en democracia, los debates sobre la “identidad” y la xenofobia desatada ya son una respuesta a esa pregunta. Los políticos franceses, y no sólo ellos, siempre han tenido problemas con esa esquizofrenia, y particularmente con Argelia, cuya memoria implica y enfrenta biográficamente a unos cinco millones de franceses. Esta semana el joven candidato estrella a la presidencia de la República, Emmanuel Macron, el exministro de Economía ha cruzado una línea sagrada.
En una visita a Argelia diseñada para ganar votos de la Francia magrebí, el candidato dijo el martes que “la colonización fue un crimen contra la humanidad, una verdadera barbarie”: “Forma parte de ese pasado que debemos mirar de frente, presentando nuestras excusas”.
La primera parte de la declaración no es inédita. Muchos políticos franceses que ayer clamaban contra Macron la han suscrito. François Fillon, el tocado (por los empleos ficticios de su mujer e hijos) candidato de la derecha, reaccionó en un mitin, diciendo que “este arrepentimiento permanente es indigno de un candidato a la presidencia”, pero él mismo había dicho, el 28 de octubre, que “la colonización es un crimen”. Esta misma semana en la isla de la Reunión habló de “crimen contra la humanidad”. Otro asunto es lo de pedir perdón por tal crimen. A eso no se apunta nadie.
Reconocer que aquel país que salía de la ocupación nazi cometió en Argelia, y en Indochina, crímenes comparables o peores que los sufridos por franceses a manos de los nazis, como la matanza de Setif (1945) o el bombardeo indiscriminado de Haiphong (1946), ambos con miles de muertos, es demasiado. Todavía en febrero del 2005 se redactó una ley loando el “papel positivo” de la colonización francesa. Dos años después, Nicolas Sarkozy batía un récord de desvergüenza al reprochar en un memorable discurso pronunciado en Dakar (Senegal) que “el hombre africano no haya entrado suficientemente en la historia”. “Dejemos de hablar de nuestra responsabilidad poscolonial”, dijo. Su antecesor, Jacques Chirac, reconoció la responsabilidad, en la deportación de los judíos de Francia... en 1995. Hollande tuvo algún gesto, pero presentar excusas, nunca. El propio Macron se dio cuenta de la línea que había cruzado y matizó su declaración entre rugidos de derecha y extrema derecha: “Se trata sólo de reconocer una responsabilidad de Estado”, “la colonización también trajo modernidad”, dijo.