El paisaje como activo cultural
El Priorat quiere que la Unesco ponga en valor su territorio de montaña y vino declarándolo patrimonio de la humanidad
Sin autopistas, sin edificios mastodónticos, sin urbanizaciones y sin chimeneas industriales, el Priorat mantiene el paisaje agrícola mediterráneo en estado puro. El territorio que expulsó a muchos de sus habitantes hacia las ciudades hace tiempo que se reivindica tal y como es: con sus vinos y aceites de terruño, su red de caminos, su parque natural, su Montsant y su Escaladei. Este paisaje cultural es ahora el eje vertebrador del futuro y por eso la comarca lleva diez años trabajando para que la Unesco lo incluya en la lista del patrimonio mundial.
La candidatura ‘Priorat-Montsant-Siurana, mosaico Mediterráneo’ entra ahora en la fase final. Sus impulsores presentarán el próximo jueves en Madrid su propuesta ante el Grupo de Trabajo sobre Patrimonio Mundial, que depende del Ministerio de Cultura y al que asistirán representantes de todas las comunidades autónomas y también técnicos del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), vinculado a la Unesco.
En Madrid se efectuará la evaluación técnica de todas las propuestas y el próximo 9 de marzo el Consejo de Patrimonio Histórico escogerá los candidatos españoles –no más de dos– que optarán al reconocimiento de la Unesco durante 2018. Además del Priorat (cuya candidatura se presentó por primera vez en 2014), optan a ser patrimonio mundial, el parque del Retiro de Madrid (desde 2015) y también el Risco Caído de Gran Canaria (desde el año pasado). “En la Unesco no hay competición, se aceptan las propuestas que son sólidas y están bien trabajadas, y si no lo están, se indican los aspectos en los que se puede mejorar”, explica Roser Vernet, coordinadora de la candidatura del Priorat.
El paisaje cultural de esta comarca es la única apuesta de la Generalitat para este año. Durante los últimos meses, sus impulsores –la asociación Prioritat, el Consell Comarcal y la Diputación de Tarragona– han trabajado intensamente en la elaboración del dossier definitivo, que recoge los valores en los que se basa la candidatura y también su plan de gestión, el documento fundamental, “porque establece las estrategias, las acciones y las formas de gobierno con las que queremos gestiona y preservar este paisaje cultural”, añade Vernet.
La candidatura se basa en el valor del patrimonio que se conserva en la comarca (desde los pueblos, el espacio agrario o los caminos...), que está directamente vinculado a la herencia agrícola y al patrimonio inmaterial de las tradiciones y las costumbres. No en vano, el paisaje es ahora clave para los sectores que actualmente dinamizan la economía de la comarca, como el vitivinícola o el enoturismo y que con sus vinos, han situado el Priorat en el mapa mundial.
Pero por si algo destaca esta candidatura es porque surgió de la sociedad civil, agrupada bajo el paraguas de la plataforma Prioritat. Y durante estos diez años de trabajo, de jornadas, de actividades y de reflexión, la candidatura se ha hecho grande convenciendo e implicando a las administraciones. No en vano, algunos políticos consideraron al principio que el grado de protección del paisaje y el territorio que supone la candidatura podía ser contraproducente. Superada esta fase y con la Carta del Paisatge aprobada desde 2012 y la adhesión del Priorat a la Carta Europea del Turismo Sostenible, la consideración del paisaje y sus valores se ha traducido en acciones como renunciar al Rally Catalunya u oponerse a la construcción de una línea de alta tensión que cruce la comarca.
Además del Priorat, también optan al reconocimiento de la Unesco el parque del Retiro y el Risco Caído