El surfero en la tormenta de Eurovisión
EL REPRESENTANTE MÁS CUESTIONADO EN LA HISTORIA ESPAÑOLA DE EUROVISIÓN ES DE SABADELL Y TRATA DE OLVIDAR SU CONTROVERTIDA ELECCIÓN
Le faltan menos de tres semanas para cumplir los 21 años y Manel Navarro ya sabe lo que es estar en el ojo del huracán. Una tormenta como pocas se recuerdan en la historia de Eurovisión en TVE. Este catalán, nacido en Sabadell y con pinta de surfero de los 90, ha vivido en cuestión de segundos la cara y la cruz de la popularidad: ver cómo se cumple su sueño de actuar ante una audiencia de 200 millones de espectadores como representante de España en el Festival de Eurovisión y ser acusado de conseguir su pasaporte al certamen gracias a oscuras artimañas de la televisión pública.
Intenta disimular que no pasa nada, que lo lleva “bien” y que está “tranqui”. Que “son más los que me felicitan y me dicen que me centre en la música” que los otros, “una minoría”. Pero también confiesa que intenta no mirar las redes sociales más de lo necesario.
Los que peor lo están llevando son su padres, una dependienta de El Corte Inglés y un trabajador de Lidl, que siempre le han apoyado “al máximo” en su carrera musical. “Les he dicho que se desinstalen las redes sociales”, confiesa apesadumbrado, “que se tranquilicen, que no va a pasar nada malo y que en una semana se va a olvidar”. Pero los ataques están ahí, la polémica está más viva que nunca y para Manel Navarro “la única perjudicada es la música en sí”.
Quizás sólo las olas de un mar embravecido le hagan olvidar durante un rato su dulce sueño eurovisivo que se ha convertido en un trago demasiado salado. Manel añora hacer más surf. Ha viajado incluso a Inglaterra para cabalgar las olas porque “desgraciadamente, en Barcelona sólo hay un par de días al año en los que podamos disfrutarlas”.
Pero no hay que dejarse engañar por las apariencias. A este
beach boy de Sabadell, cuando no canta, lo que le pierde realmente es el fútbol. A los cinco años comenzó a correr detrás de un balón y no paró hasta que la guitarra lo sentó en el banquillo. Después de haber jugado hasta la adolescencia en categorías inferiores, ahora disfruta siempre que puede echando “unas pachangas” con los amigos de toda la vida. Por aquello de hacer deporte y, cómo no, de divertirse.
Manel Navarro hace lo que los chicos de su edad. Sale de fiesta por Sabadell, Sant Cugat y Barcelona los fines de semana. Tampoco dice que no a quedarse en casa viendo una peli o una serie, nada de televisión convencional. Y eso que fue TV3 la que le dio a conocer en Catalunya después de ganar el
talent musical Teen Star 2. Poco se imaginaba su padre cuando le regaló a los 10 años una guitarra para inculcarle una de sus pasiones que su único hijo llegaría tan lejos. El instrumento se quedó en un trastero durante cuatro años pero cuando Manel la desempolvó ya no la volvió a soltar. Nunca aprendió solfeo, nunca asistió a clases de canto y en la escuela Sant Nicolau de Sabadell, sus amigos le decían que no les gustaba su voz. Pero Manel no se rindió y siguió siendo él mismo.
En los estudios admite que nunca ha sido “de excelentes pero tampoco de suficientes” aunque ahora va a dejar “apartadico” el tercer curso de Turismo en la Universitat Autònoma de Barcelona para centrarse en Eurovisión. Preguntado sobre el amor recita la manida expresión de “la única pareja que tengo es la música”. Y punto.
Sus abuelos, emigrados de Jaén y Valencia, no quitarán ojo de la televisión el próximo 13 de mayo. Y aunque las casas de apuestas han sepultado a su canción Do it for your lover a las últimas posiciones, Navarro tiene claro que todo es posible aunque admite que “la cosa está difícil”.