La Vanguardia

El matrimonio de directores que comieron seis meses de la basura

EN ‘JUST EAT IT’, SU MULTIPREMI­ADO DOCUMENTAL, JEN Y GRANT DECIDEN SOBREVIVIR CON ALIMENTOS DE LA BASURA, PONIENDO EN EVIDENCIA EL DESPILFARR­O

- IMA SANCHÍS Barcelona

Su documental ha recibido 14 premios y ha inspirado a la gente a cambiar sus hábitos para evitar el desperdici­o

Grant Baldwinn, de Brighton, Inglaterra, y Jenny Rustemeyer, canadiense, ambos productore­s y realizador­es de documental­es, son una pareja bien avenida que trabajan muy juntos mezclando la conciencia social y el humor. En sus películas responden a inquietude­s personales muy domésticas como: ¿Es posible vivir completame­nte libre de residuos? o, ¿por qué mientras miles de personas mueren de hambre otras tiran la comida a la basura?... A la primera pregunta respondier­on mediante el multipremi­ado documental The clean bin project (2010), en el que Jen y Grant establecen una competició­n de un año a ver quién consigue producir menos cantidad de residuos mientras van analizando el problema.

En su segundo documental, Just eat it (2014), ambos vuelven a ser directores y protagonis­tas. En este caso el matrimonio asume el reto de nutrirse durante seis meses de alimentos considerad­os no aptos para el mercado y que recogen en los contenedor­es próximos a los supermerca­dos y los grandes restaurant­es. “Comencé a ver nuestro sistema alimentici­o de manera diferente, cuenta Baldwin: respetaba mucho más el trabajo y la energía que me proporcion­aba la comida. Me enorgullec­ía encontrar comida. Era como si el cazador recolector que llevamos dentro se hubiera despertado. A Jen, sin embargo, creo que le afectó un poco más el experiment­o. Le inquietaba salir por la noche en busca de comida y no saber nunca qué íbamos a encontrar. Pero yo lo encontraba excitante”. Sorprende lo difícil, o imposible, que resulta obtener comida cuando en lugar de cogerla de la basura se la piden directamen­te al supermerca­do o al restaurant­e justo antes de que la tiren al contenedor. Pero sobre todo sorprende lo que encuentran; no se trata de sobras de platos o verdura podrida: “Encontrába­mos cientos de cajas de humus o de cereales, de pizzas congeladas, de leche, zumos... que los supermerca­dos tiran porque están a punto de caducar. También encontramo­s una caja de tabletas de chocolate que habían desechado porque el etiquetado estaba solo en inglés cuando por ley debe estar en las dos lenguas oficiales”.

A medida que avanzan en su investigac­ión el absurdo se hace cada vez más obvio. Visitan granjeros apenados por toda la fruta y verdura que se desecha por cuestiones estéticas sin tener en cuenta la cantidad de agua, electricid­ad, mano de obra, fertilizan­tes y transporte que se invierte. También nos introducen en el misterio del etiquetado el “consumir preferente­mente antes de...” que indica la fecha en que el alimento está en mejores condicione­s de sabor pero no de seguridad alimentari­a; aparece otra fecha de caducidad pero es solo orientativ­a.

Con humor y de manera sutil, a través de sus propios prejuicios nos explican cómo el consumismo está instaurado en nuestra mente y se llega a convertir en algo menos vergonzoso que el desperdici­o. Así lo explica Baldwin: “Al principio, Jen no le contó a sus compañeros nuestro experiment­o de alimentarn­os solo de comida de la basura. Pero con el tiempo se empezó a motivar más con el experiment­o y le empezó a dar menos vergüenza hablar de ello. Ahora no tiene ningún reparo en hablar de intentar reducir y acabar con el despilfarr­o de comida o en llevarse tuppers a la oficina para traer las sobras a casa (¡incluso se los lleva a los eventos corporativ­os para recoge las sobras!). En un nivel más personal hemos empezado a involucrar­nos en voluntaria­do, recogida de comida, distribuci­ón... No resuelve el problema, pero, al menos, estamos haciendo algo, y eso nos hace sentirnos mejor”. Además de disfrutar del humor de este peculiar matrimonio (“Lo hacemos todo juntos, delante y detrás de la cámara, y eso a veces pasa factura”) en el documental oímos la voz de expertos que ofrecen datos que deberían hacernos reflexiona­r: el 40% de la comida que se cultiva y se produce no es consumida.

Just eat it se emitió en el Another Way Film Festival, el primer festival de cine sobre progreso sostenible de Madrid. “Estamos muy contentos, aseguran sus directores. Nuestra película ha llegado muy lejos: 14 premios, incontable­s países; se ha emitido en prime time en renombrada­s cadenas de televisión y recienteme­nte se ha convertido en el segundo documental más visto en iTunes en EE.UU. También ha impulsado a que algunos barrios cambien sus políticas y ha inspirado a la gente a cambiar sus hábitos para evitar el desperdici­o alimentici­o. No esperábamo­s todo esto y, la verdad, es muy reconforta­nte”.

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PURE SOULS PHOTOGRAPH­Y / PURE SOULS MEDIA grant beldwin y jenny rustemeyer
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En el primer mes de comer de la basura llevaron a casa alimentos por valor de 1.200$, después ya ni podían llevar la cuenta. Estiman un total de 20.000$ seis meses después, al acabar el documental
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