“Sin justicia no habrá paz”, dicen los jóvenes del extrarradio de París
La familia de Théo Luhaka, maltratado por un policía, pide que no haya violencia
“Sin justicia no habrá paz” resume Franco Lullia, un metro ochenta, vestido de negro, con gafas oscuras y capucha. Es el portavoz de la “Brigada Antinegrofobia”, un colectivo anticolonialista que reivindica la negritud a lo Malcolm X y una de las decenas de organizaciones que han convocado el acto contra el racismo en la plaza de la República, de París, en el marco de la campaña Justicia para Théo.
El joven Théo Luhaka fue bárbaramente herido el 2 de febrero en un control de identidad arbitrario en su barrio de Aulnay-sous-Bois. La porra del policía le desgarró el ano. “Sodomizo al policía (pero es accidental)”, ironiza una pancarta, aludiendo a la explicación ofrecida por la institución. El ambiente lleva días caldeado, pero la familia de Théo ha llamado a la paz.
Alrededor de Franco Lullia, sus seis compañeros llevan la misma camiseta negra con el nombre de su organización, creada hace diez años en la banlieue de París. Mientras conversamos, un orador explica desde la tribuna que “lo que ha pasado con Théo expresa una contradicción entre la República y la policía”.
“No estoy nada de acuerdo con eso –dice Franco–. La policía es el brazo armado del Estado, no es que ella sea racista, quieren hacer creer que hay una diferencia entre el Estado y su policía, cuando el problema es que Francia es racista”.
Este discurso radical choca frontalmente con el de los oradores, como ese sindicalista de la CGT que reivindica la República y estima que “los valores fundamentales están amenazados” por el caso Théo, considerado una desviación que corregir. Franco y los suyos no creen en eso. Estuvieron ausentes del movimiento Nuit Debout, versión local del 15-M que tuvo esta plaza como principal escenario. También de las protestas contra la reforma laboral. ¿Por qué?
“Para la gente como nosotros, tener un trabajo ya es un lujo; el primer problema es la dignidad, no ser atropellados. Somos agredidos diariamente en nuestra dignidad hasta
“Si queman camiones de tomates dicen que defienden sus derechos, a nosotros nos llaman ‘canallas’”
el punto de que la gente que sufre el racismo institucional y la violencia policial ya ni siquiera la denuncian”, explica.
A diferencia de aquellas protestas, ahora sí que el público es más coloreado: ya no son sólo progres blancos del París intramuros sino que hay bastantes morenos vecinos del extrarradio. Dos de ellos, también de origen africano, sostienen una pancarta encaramados a un contenedor: “A las armas, ciudadanos”, una estrofa de La marsellesa. Una mujer polemiza con ellos: nada de violencia. El diálogo es cordial. En la tribuna de oradores están asustados y repiten la petición de paz lanzada por la familia de Théo.
“Cuando los agricultores queman camiones se explica que defienden sus derechos, a nosotros si hacemos lo mismo nos llaman canalla”, dice Franco, que tiene palabras muy duras para la declaración anticolonialista del candidato Emmanuel Macron, que dijo que la colonización fue un “crimen contra la humanidad” y ahora matiza.
“Para ellos, los negros y los moros no somos seres humanos, los mismos crímenes que los nazis cometieron contra blancos no son tan graves cuando se trata de víctimas coloniales”, dice.