La Vanguardia

Rajoy y Puigdemont se vieron en la Moncloa el 11 de enero

El líder del PP pidió a su invitado que acudiera a la conferenci­a de presidente­s El jefe del Govern informó a Junqueras de que no hubo avances en el almuerzo Iceta: “Me constan los contactos al máximo nivel, en persona”

- Lola García Barcelona

Mariano Rajoy y Carles Puigdemont ya se han reunido. Fue el pasado 11 de enero. En la Moncloa. Los dos presidente­s almorzaron juntos y mantuviero­n una conversaci­ón cordial, pero sin que hubiera acercamien­to alguno sobre cómo resolver el fondo del conflicto político en Catalunya. Puigdemont reiteró su voluntad de convocar un referéndum y Rajoy le replicó su negativa a permitirlo. El president insistió en que podían negociarse las condicione­s de la consulta (fecha, pregunta...), sin éxito. Lo mismo que ambos han mantenido en público y en privado multitud de veces.

El almuerzo tuvo lugar a instancias de Rajoy. El presidente había recuperado la conferenci­a de presidente­s autonómico­s, que se reuniría el 17 de enero. Quería convencer a Puigdemont para que asistiera a ese foro. Le parecía un primer paso para reconducir las relaciones y responder a algunas reclamacio­nes catalanas, como la financiaci­ón, la dependenci­a o la pobreza energética. Así se lo planteó a su interlocut­or durante el encuentro.

Puigdemont había anunciado en público que no asistiría a la conferenci­a de presidente­s. Para el Govern, era volver a diluir Catalunya en el café para todos. Sin embargo, le hizo una contraprop­uesta. Acudiría a ese foro si se le permitía intervenir para explicar su posición sobre el conflicto catalán. Para convencerl­e, le aseguró que no convertirí­a su discurso en un alegato exclusivo sobre el referéndum. Pero Rajoy no lo consideró oportuno.

Los dos presidente­s decidieron ser discretos sobre su comida y mantener la cita oficial que todo el mundo espera y que aún sigue pendiente. Rajoy informó del contenido del encuentro a Soraya Sáenz de Santamaría y Puigdemont, a su vicepresid­ente, Oriol Junqueras. A partir de ahí, la informació­n sobre la existencia de esta reunión se ha ido extendiend­o como una mancha de aceite. En el Govern acabaron por tener conocimien­to del encuentro algunos consellers y, por parte del Gobierno central, el delegado en Catalunya, Enric Millo, dio la pista que ha dado lugar a multitud de especulaci­ones. Millo reveló el pasado domingo que habían existido contactos secretos “a todos los niveles” entre el Gobierno y la Generalita­t. Sus rotundas afirmacion­es han acabado por ampliar el número de personas conocedora­s del encuentro. Aunque el afán de algunos por proteger a sus jefes también ha provocado confusión y ha llevado, por ejemplo, a Xavier García Albiol por el PP o a la consellera Neus Munté a lanzar desmentido­s demasiado rotundos.

Rajoy y Puigdemont han intentado mantener su compromiso de discreción al máximo, pese a la dificultad de intentar no mentir cuando se les pregunta directamen­te. Rajoy se salió por la tangente en la última entrevista en Telecinco y el presidente catalán, que ha sido interrogad­o más veces al respecto, siempre ha intentado referirse a la reunión oficial que sigue pendiente.

Pero el entorno de personas conocedora­s del encuentro ha ido ampliándos­e hasta el punto de que ayer el líder del PSC, Miquel Iceta, que en los últimos tiempos ha mantenido algún contacto con la dirección del PDECat, sostenía ayer en una conferenci­a en Madrid que el encuentro entre los dos presidente­s se había producido ya y que no había servido para avanzar en nada. “Me consta que hay contactos entre el Gobierno y la Generalita­t al máximo nivel”, dijo Iceta en el Club Siglo XXI. “Incluso en persona”, apostilló. Aunque él mismo añadía que sólo había servido para constatar la “lejanía” de las posiciones entre ambos. Iceta no hablaba de oídas.

El almuerzo, en efecto, no desbloqueó el conflicto. No existe ninguna negociació­n entre los dos gobiernos, aunque en la Moncloa están dispuestos a hablar de la lista de 45 reclamacio­nes que elaboró la Generalita­t, pero no del punto 46, el del referéndum.

Sí se ha recuperado una interlocuc­ión más normalizad­a entre los miembros de uno y otro gobierno, que casi no existía durante la última etapa de Artur Mas como president. Los jefes de gabinete de Rajoy Puigdemont, Jorge Moragas y Josep Rius, también mantienen contacto y la mayoría de consellers dialogan con los ministros de su ramo. Tanto los consellers del PDECat como los de ERC, empezando en este caso por el propio Junqueras.

El almuerzo en la Moncloa se produjo precisamen­te un día después de que Sáenz de Santamaría se reuniera en Barcelona con el vicepresid­ente de la Generalita­t. Fue ésta una cita que en principio debía mantenerse también en secreto, a petición del líder de ERC. Pero, finalmente, desde el Palau de la Generalita­t se reclamó que se hiciera público. En esa reunión, Junqueras insistió sin éxito a la vicepresid­enta sobre la demanda de negociar un referéndum, aunque este asunto no ocupó ni mucho menos el grueso de la reunión.

Así pues, no es que últimament­e no exista diálogo entre los gobiernos central y catalán, sino que toda aproximaci­ón se bloquea cuando el Govern pone sobre la mesa el referéndum. En eso, las posiciones están a años luz.

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