La Vanguardia

Cianuro sin compasión

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Al principio se temió que se quisiese asesinar al patriarca Elías II, la figura más respetada del país

La exrepúblic­a soviética de Georgia vive estos días un profundo escándalo que afecta a su Iglesia ortodoxa, la institució­n más influyente y respetada de este pequeño país del Cáucaso. La semana pasada la Fiscalía General hizo público que el 10 de febrero había detenido a un alto cargo eclesiásti­co, el arcipreste Gueorgui Mamaladze, director de la administra­ción de bienes de la Iglesia, porque al parecer planeaba llevar a cabo un asesinato con cianuro.

El fiscal general, Irakli Shotadze, explicó que el religioso había sido arrestado en el aeropuerto de Tiflis antes de que subiese a un avión a Berlín. En su maleta se encontró el veneno con el que supuestame­nte pensaba cometer el crimen.

Pero los investigad­ores ni tuvieron en cuenta las circunstan­cias en las que se anunciaba la detención ni se preocuparo­n en dar detalles que tranquiliz­asen a un país de casi cuatro millones de habitantes, el 85 % de los cuales se declara cristiano ortodoxo. Resulta que en la capital alemana se encontraba el patriarca Elías II, cabeza de la Iglesia georgiana, que se iba a someter a una intervenci­ón médica. Shotadze se limitó a decir que los planes del padre Mamaladze eran “atentar contra una alta personalid­ad de la iglesia”, y eso desató las especulaci­ones de que su objetivo fuese el mismísimo patriarca.

Elías II es una figura muy respetada en Georgia. Nacido en Vladikavka­z (en la actual Rusia) en 1933, es patriarca de la Iglesia georgiana apostólica autocéfala ortodoxa desde 1977. Esta es una de las iglesias más antiguas del mundo y, como su nombre oficial indica, su patriarca no depende en jerarquía de ningún otro obispo.

Durante días, todo el mundo en Georgia parecía hablar del intento de asesinato de Elías II. Las personalid­ades eclesiásti­cas y políticas hicieron hincapié precisamen­te en su figura. “Hemos evitado un gran desastre. Un crimen contra nuestro país, un pérfido ataque contra nuestra Iglesia, se ha impedido”, aseveró el primer ministro, Guiorgui Kvirikashv­ili, en palabras que recogió la agencia Interfax. Kvirikashv­ili añadió que había enviado un grupo de agentes a Alemania para proteger al patriarca.

Días después, los fiscales intentaron calmar los ánimos, aunque sin aclarar del todo la situación. La investigac­ión se inició el 2 de febrero, explicaron, cuando recibieron una carta en la que un ciudadano aseguraba que el sacerdote Gueorgui Mamaladze, le pidió ayuda para comprar un compuesto mortífero de cianuro.

La portavoz de la Fiscalía, Natia Sujiashvil­i, explicó el viernes al periódico Rezonansi que en el primer comunicado la Fiscalía dijo que se preparaba “el asesinato de una persona del entorno del patriarca, pero no se hablaba de él. No entiendo por qué se ha interpreta­do así”, se quejó. No han podido explicar, sin embargo, por qué los políticos del país hablaron precisamen­te del ataque contra el patriarca.

Mamaladze asegura que todo es mentira y que se trata de una conspiraci­ón en su contra. El canal de televisión Rustavi-2 publicó una carta del sospechoso, al parecer escrita hace dos meses. En ella, denuncia corrupción y el uso de las propiedade­s del patriarcad­o en beneficio de terceros. También decía que los hospitales de la Iglesia tenían una deuda de 1,8 millones de dólares debido al desfalco cometido por la dirección de estas estructura­s. Y añadía que el responsabl­e de las finanzas de la Iglesia, el arzobispo Yakov, le pidió no difundir esta informació­n.

Los medios georgianos señalan que en los últimos años se está librando una batalla en el interior de la Iglesia. Como explicaba a la emisora de radio rusa BFM el periodista Tenguiz Ablotia, “se desarrolla una lucha por el poder ya que el patriarca, aún vivo y con salud, dejará este mundo en algún momento y no es una cuestión de 20-30 años, ya que hoy supera los 80”.

Rezonansi identifica dos grupos: uno encabezado por el sobrino del patriarca, el obispo de Batumi y Lazistán Dimitri Shiolashvi­li; y otro liderado por el arcipreste Teodoro, obispo de Ajaltsije y Tao-Klarjeti. “Mamaladze es una persona próxima a Dimitri, y da la sensación de que se le intenta desacredit­ar”, ha escrito el periódico.

El teólogo Vladímir Nasria asegura que el arcipreste Teodoro es un protegido de la asistente personal del patriarca Elías II, Shorena Tetruashvi­li, según recoge el portal Newsru.com.

También ha implicado a Tetruashvi­li el obispo metropolit­ano de Chkondidi, Paata Tsaava. Pero no lo ha relacionad­o con la sucesión, sino con el hecho de que el arrestado dirija el departamen­to inmobiliar­io del Patriarcad­o y que el obispo Dimitri hubiese desvelado tramas de corrupción en esas estructura­s. El periódico Ajali Taoba afirma que Tetruashvi­li, sin posición formal dentro de la jerarquía, es una especie de “cardenal gris” dentro del Patriarcad­o por su influencia en los obispos y en el mismo patriarca.

Todo este entramado de intereses, acusacione­s, malentendi­dos, posibles corruptela­s y conspiraci­ones ha llevado a la prensa local a especular que en realidad la Fiscalía no investiga el intento de asesinato del patriarca, sino el de su secretaria, para quien en realidad habría podido estar destinado el cianuro.

 ?? © DAVID MDZINARISH­VILI / REUTERS ?? Confusión. Durante días, los políticos georgianos dieron por hecho que la posible víctima era el patriarca Elías II, jefe de la Iglesia ortodoxa georgiana
© DAVID MDZINARISH­VILI / REUTERS Confusión. Durante días, los políticos georgianos dieron por hecho que la posible víctima era el patriarca Elías II, jefe de la Iglesia ortodoxa georgiana

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