Maza impulsa cambios radicales al frente de las principales fiscalías
Jesús Alonso, nuevo jefe en la Audiencia Nacional, y Manuel Moix, en Anticorrupción
La Fiscalía va a cambiar de piel. La Unión Progresista de Fiscales (UPF) queda reducida a la mínima expresión. Pierde la jefatura de la Fiscalía de la Audiencia Nacional y las de Murcia –justo ahora que hay una importante investigación en marcha, que afecta al presidente de la comunidad–, y la del País Vasco. Suben, paralelamente, un bloque de fiscales no asociados y otro de la conservadora Asociación de Fiscales (AF).
Anoche quedó, por tanto, más clara que nunca una de las razones básicas por las que la anterior fiscal general del Estado, Consuelo Madrigal, no repitió en el cargo tras el año de Gobierno en funciones. Estaba en ciernes una importante operación de cambio al frente de algunas de las principales Fiscalías del país, territoriales y especializadas, como la de Anticorrupción y la de la Audiencia Nacional, que van a tener nuevos titulares. En la Audiencia, el hasta ahora teniente fiscal, Jesús Alonso, se hace con el mando, en sustitución de Javier Zaragoza. En Anticorrupción, el nuevo jefe es Manuel Moix, actualmente en el Supremo, tras desempeñar durante una larga etapa la jefatura de la Fiscalía en Madrid.
Los nombramientos fueron debatidos a lo largo del día en el Consejo Fiscal, máximo órgano representativo de la carrera. El parecer del Consejo, sin embargo, no es determinante, en tanto que instancia consultiva. La última palabra para proponer las designaciones al Gobierno la tiene el fiscal general del Estado, José Manuel Maza, quien debe oír al Consejo, pero no necesariamente seguir su pauta. Y es el Ejecutivo el que nombra, mediante decisión del Consejo de Ministros.
Desde el acceso de Maza al cargo se dijo que una de las razones de su nombramiento era facilitar al frente de la Fiscalía General una gestión desprendida de eventuales compromisos con la propia carrera fiscal. Hay que tener en cuenta que Maza provenía del Tribunal Supremo (TS). El Gobierno quería ese perfil. Un fiscal general procedente de la propia Fiscalía –se argumentaba– tendría las manos menos libres para introducir aire nuevo en la casa. Y los relevos, efectivamente, han llegado.
Resulta, en este sentido, muy significativo el acceso de Jesús Alonso a la jefatura de la Fiscalía en la Audiencia Nacional, de la que era actualmente el número dos, sin llegar a formar estrictamente tándem con el hasta ahora titular, Javier Zaragoza. Éste llevaba dos mandatos en el cargo, desde la destitución de su antecesor, Eduardo Fungairiño, muy crítico con el proceso de paz con ETA cuando Zapatero promovía tentativas de aproximación desde el Gobierno.
Claramente, Maza ha optado por abrir ahí una nueva etapa. Zaragoza, en todo caso, siempre ha tenido una buena relación con los sucesivos Gobiernos y, sobre todo, con el área de Interior. Alonso tuvo 6 votos en el Consejo Fiscal, los de la AF, por 5 Zaragoza.
El acceso de Moix a Anticorrupción, que también tuvo los 6 votos de la AF, es igualmente significativo. Durante mucho tiempo sonó para el cargo Alejandro Luzón, con gran experiencia en esta Fiscalía especializada. Ahora habrá que ver si sigue allí la teniente fiscal, Belén Suárez, que aspiraba a la jefatura. Entre los relevos más significativos, también el de Murcia, donde Manuel López Bernad (UPF), el fiscal que se encarga de investigar al presidente de la comunidad, Pedro Antonio Sánchez, va a ser relevado. En su lugar se hará con la jefatura José Luis Díez Manzanera, quien hasta ahora se ocupaba en esta comunidad autónoma de la Fiscalía de Medio Ambiente.
Igualmente importantes son los cambios al frente de las Fiscalías de Andalucía y el País Vasco. En Euskadi cesa un fiscal carismático, Juan Ramón Calparsoro (UPF), a quien sustituirá Carmen Adán (no asociada), quien sólo recibió 2 votos. Y en Andalucía, Ana Tárrago (AF), con 9 votos, sustituirá a Jesús María García Calderón, que llevaba más de 15 años en el cargo.
La progresista UPF pierde la Fiscalía de la Audiencia Nacional y las del País Vasco y Murcia, muy polémica