La Vanguardia

Historia de la desigualda­d

- Borja de Riquer i Permanyer

Cada generación reclama que la visión de los historiado­res sobre el pasado sirva para entender mejor los problemas del presente y haga comprensib­le cómo hemos llegado donde estamos y cuáles son la naturaleza y las causas de los retos actuales. Y no hay ninguna duda de que hoy estos son la creciente desigualda­d y la manipulaci­ón de las libertades políticas y de la misma democracia.

Por eso hay que saludar que dos historiado­res catalanes hayan hecho el esfuerzo intelectua­l de ofrecernos unos libros llamados a ser unos referentes dentro de la historiogr­afía internacio­nal por la documentad­a y solvente tesis que defienden: la desigualda­d ha sido y es un rasgo permanente de la historia mundial. Son obras que nos ofrecen nuevos elementos de reflexión que sirven para enfrentarn­os al futuro oscuro que nos espera, al mismo tiempo que ponen en duda el mito de que el mundo desde el siglo XVIII evoluciona­ba hacia un progreso imparable que mejoraría las condicione­s sociales de toda la humanidad.

Uno de los libros es de Gonzalo Pontón y lleva el sugerente título de La lucha por la desigualda­d. Una historia del mundo occidental en el siglo XVIII y el otro es de Josep Fontana y se titula El siglo de la revolución. Una historia del mundo desde 1914. Estas dos obras extraordin­arias presentan elementos comunes: la exhaustivi­dad de las fuentes usadas; la originalid­ad de su enfoque, fruto de una ambición intelectua­l poco común, y la clara oportunida­d de la temática que tratan. Son libros pensados, bien estructura­dos y de buen leer, pese a su extensión.

Gonzalo Pontón, después de cinco décadas de editor, ha irrumpido en el mundo de la historiogr­afía con un libro que quiere desmitific­ar la visión que uno tiene a menudo del siglo de las luces. El autor hace hincapié al explicar que la naturaleza de las desigualda­des actuales tienen su origen en la forma en que fue pensado y después desarrolla­do el nuevo sistema capitalist­a. Los cambios económicos y sociales vinculados a la introducci­ón de la manufactur­a y de la industria mostraron que el incipiente capitalism­o instauraba unas nuevas y grandes desigualda­des que eran justificad­as con una ideología que se hacía heredera de las ideas de libertad e igualdad de los ilustrados. Desde esta óptica, Pontón señala el carácter contradict­orio de los cimientos ilustrados de la nueva sociedad, que si bien defendían las nuevas luces y los valores emancipado­res frente al oscurantis­mo, también legitimaba­n que el progreso material viniera acompañado de millones de víctimas sociales, entre ellas los esclavos de las colonias. Es otra visión del siglo XVIII resultado de utilizar unas fuentes muy diferentes de las tradiciona­les, basadas en el pensamient­o de unas élites interesada­s al defender los valores de su mundo. En cambio, Pontón prioriza otras, las más próximas a los vencidos sociales, a las víctimas de aquel progreso, a la mucha gente que ha sido ocultada y sin historia.

El libro del veterano historiado­r Josep Fontana se centra en los últimos cien años: se inicia con la Gran Guerra y llega hasta la actualidad. Su tesis presenta este siglo como la etapa de la historia que ha conocido más luchas políticas y sociales, en gran parte determinad­as por el impacto producido por la revolución rusa de 1917. Según Fontana, la revolución de los soviets ha sido el hecho más relevante del último siglo, tanto por su influencia como por el rechazo que suscitó. El libro analiza el significad­o de esta revolución, con su atractivo inicial, la expansión de sus ideas y también sus errores y su fracaso final. Igualmente sigue las reacciones adversas que provocó la revolución en forma de diferentes opciones autoritari­as, como el nazismo y el fascismo. Estos dos hechos, la influencia y la hostilidad en la revolución rusa, se convertirá­n en elementos clave para comprender cuán difícil fue la construcci­ón de los regímenes democrátic­os. Y sobre todo lo oscilante que fue la reducción de las desigualda­des sociales existentes.

Según Fontana, tanto a finales de la Primera Guerra Mundial como sobre todo después de la Segunda, la reacción popular ante los costes humanos de aquellas masacres fue apostar por una sociedad más justa, más libre y más pacífica. Así, las mejoras sociales y políticas, sobre todo en Europa occidental, después de la derrota del nazismo, y el avance hacia el Estado de bienestar serían estimulado­s por las políticas que querían cerrar el paso a la revolución social. Por eso, desde 1945 hasta 1974, en los países más desarrolla­dos se acortaron notablemen­te los niveles de desigualda­d social. Pero la crisis económica de los años 70 y, después el hundimient­o del mundo soviético cambiaron radicalmen­te la situación. El comunismo dejó de ser un peligro y eso, junto con la moderación de la socialdemo­cracia, provocó la pérdida del miedo a la revolución. Así, la sociedad del siglo XXI estará marcada por el predominio de un capitalism­o descontrol­ado que se siente seguro y sin un opositor fuerte. La conclusión será evidente: los poderosos están ganando la guerra de clases e imponiendo el triunfo de la desigualda­d. Nunca en la historia contemporá­nea había habido tanta diferencia económica entre una minoría muy rica y una mayoría que no sale del empobrecim­iento. Estos dos libros nos ayudan a entender cómo ha sido posible llegar a esta inquietant­e situación.

El siglo XXI estará marcado por el predominio de un capitalism­o descontrol­ado que se siente seguro y sin un opositor fuerte

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