El viaje se acaba

AL final de su vida, Josep Pla publicó un dietario que se tituló El viaje se acaba, donde reflejaba sus rutinas, sus paseos y sus añoranzas. El independentismo catalán acelera porque también su viaje (a Ítaca como Odiseo o al fondo del mar como el resto de su tripulación) se acerca al final de acuerdo con la hoja de ruta que se han marcado. Contrariamente a lo que le pasaba a Pla, el soberanismo no se acomoda a la vida lenta (nombre de otro de sus últimos libros), pues intenta despertar emociones, busca cierta épica y acumula días que califica de históricos. El Gobierno de España ha decidido dejar los cantos de sirena (de nuevo La Odisea) y les espera en el estrecho entre Escila y Caribdis parapetado detrás de los tribunales de Justicia. Sin gastar muchas palabras, ni gesticular demasiado.

Lo que sorprende del actual momento es lo activo que se muestra Artur Mas, que intenta ponerse al frente de la estrategia final con un puñado de antiguos colaboradores para conseguir volver al primer plano de la política y quién sabe si liderar el futuro desde su privilegiada situación de general en la reserva. Ni las investigaciones judiciales sobre el 3% de los últimos días, ni el caso Palau que empieza esta semana le facilitan las cosas. Pero lo cierto es que el masismo está muy activo, subiendo el tono de las palabras y su presencia pública. En el PDECat no todos comparten su estrategia, pero tampoco quieren hacer públicas las disidencias, cuando la nueva dirección aún no se ha consolidado.

¿Y los socios de ERC? Hablan lo justo, intentan no perder la interlocución con el Gobierno central y no van a precipitarse porque las encuestan les son favorables. En ese contexto, Rajoy que es planiano y le gusta la vida lenta, ni se va a mover ni enseñará sus cartas. Y, bajo ningún concepto, aceptará un referéndum. Así que necesitaremos pastillas para el vértigo a fin de llegar a septiembre.