La Vanguardia

La sombra del dopaje

Un informe de la Usada cuestiona la limpieza del fondista británico

- SERGIO HEREDIA Barcelona

Mo Farah, el fondista más importante del momento, ha sido acusado de dopaje en connivenci­a con su entrenador, Alberto Salazar, quien ya estuvo vinculado con Lance Amstrong y otros casos de dopaje, una relación peligrosa para todo un sir del imperio británico, que ha desmentido con rotundidad toda la historia.

Sir Mo Farah (33) tuvo que explicarse ayer. De nuevo:

“Ignoro las motivacion­es que mueven al Sunday Times. Pero entiendo que usar mi nombre hace que las historias sean más interesant­es. Es injusto que elaboren afirmacion­es cuando está claro que no hemos hecho nada malo (...) Soy un atleta limpio que nunca ha roto las normas en cuanto a sustancias, métodos o dosis. Es frustrante para mí tener que volver a explicarme sobre este asunto”.

Todo esto lo dijo a través de un comunicado. Lo colgó en su blog y en Twitter. Lo hizo a mediodía. Había tenido un mal amanecer. La edición dominical de The Times cargaba contra él y contra su técnico, Alberto Salazar.

Fancy Bears había difundido la historia. Se trata de un grupo de espionaje cibernétic­o ruso: había accedido a un informe de la Agencia Estadounid­ense Antidopaje (Usada) y se lo había entregado al Sunday Times. Según la Usada, Alberto Salazar (58) suministró L-Carnitina a Mo Farah. Se trata de un suplemento indicado para la recuperaci­ón del esfuerzo. Un atleta dijo que es tan eficaz como el dopaje sanguíneo. Y es de uso legal, siempre y cuando las dosis no superen los 50 mililitros cada seis horas.

La Usada interpreta que las dosis que Salazar suministra­ba a Farah y a otros cinco atletas –todos, miembros del Nike Oregon Project, en Portland– superaban los niveles permitidos. Según el informe, Salazar también había contactado con Lance Armstrong.

–Lance, llámame asap (lo antes posible). Hemos probado la sustancia y es sorprenden­te –le dijo.

El contacto se produjo antes de que Armstrong fuera desposeído de sus siete Tours de Francia. Se había desvelado que se dopaba de manera sistemátic­a. El castigo había cobrado forma en el 2012. Hoy, Armstrong es un apestado. Farah es ahora el fondista más importante del mundo. Corre los 1.500 m en 3m28s81 y el medio maratón en 59s32. Ambos son récord de Europa. Entre ambas distancias tiene otras cinco plusmarcas continenta­les. Ganó los 5.000 y los 10.000 m en los Juegos de Londres 2012. Repitió la proeza en Río, el pasado verano. Como Nurmi, Zatopek, Viren, Gebrselass­ie y Bekele. Y la semana pasada batía el récord de Europa de los 5.000 m en sala. Marcó 13m09s16, un segundo por debajo de su propia plusmarca. Luego se despedía de la pista cubierta. Ya no competirá más bajo techo.

En enero, la reina Isabel II le concedía el título de caballero de la Orden Británica. Ahora es sir Mo Farah. Como Sebastian Coe, John Hurt, Anthony Hopkins o Alec Ferguson.

Se trata de un caso excepciona­l. Un británico nacido en Somalia. Un refugiado de guerra que gana seis millones de euros al año. También es un hombre desconcert­ado.

Mo Farah vive en Portland. Con la mujer y los cuatro hijos. Se había quedado en tierra de nadie en enero, cuando Donald Trump cerraba las fronteras de Estados Unidos a los ciudadanos de siete países. Entre ellos, los somalíes. Farah llevaba un tiempo entrenándo­se en Etiopía, en las alturas de Adis Abeba.

En aquellos días se preguntaba si podría volver a casa. Escribió:

–El 1 de enero, la Reina me ordenaba Caballero de la Orden. El 27 de enero, el presidente Donald Trump me hizo sentir un alien.

En Estados Unidos, un alien es un inmigrante irregular.

El Foreign Office británico se puso en movimiento. Confirmó pronto que Farah podría volver a Portland cuando lo desease.

Al condecorar a Mo Farah, las institucio­nes británicas asumían riesgos. No es la primera vez que se cuestiona su limpieza.

Hubo indicios en junio del 2015. Miles de cronistas le preguntaba­n: –¿Haces trampas? Un documental de la BBC denunciaba que Salazar dopaba sistemátic­amente a sus atletas.

Entre los aficionado­s cincuenton­es, Salazar es leyenda. En los ochenta había ganado el maratón de Nueva York. Tres veces. También ganó el de Boston. A mediados de la década pasada, acompañó a Armstrong en el maratón de Nueva York. Armstrong pretendía bajar de las tres horas.

Lo logró por 24 segundos. Armstrong siempre ganaba. Otra cosa es el cómo.

Farah defendió a Salazar. Y Salazar se defendió a sí mismo. Y las acusacione­s se quedaron en nada.

Vuelve a haber tormenta.

HISTORIAS DE ESPÍAS Fancy Bears filtró el informe a ‘The Times’: Salazar pudo excederse en las dosis de L-Carnitina para sus atletas

LA RESPUESTA “Es frustrante para mí tener que volver a escena para explicarme sobre este asunto”, dice Farah

 ?? JUNG YEON-JE / AFP ?? Alberto Salazar abraza a sus dos estrellas, los fondistas Galen Rupp y Mo Farah, en Daegu, en el 2011
JUNG YEON-JE / AFP Alberto Salazar abraza a sus dos estrellas, los fondistas Galen Rupp y Mo Farah, en Daegu, en el 2011

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