La Vanguardia

“El anticoloni­alismo de Macron es un hito”

Benjamin Stora, historiado­r especialis­ta en Argelia

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

El historiado­r francés Benjamin Stora (Constantin­e, entonces Argelia francesa, 1950), director del magnífico Museo de la Historia de la Emigración de París, que acaba de publicar en catalán un libro importante para comprender la Francia actual (Les memòries perilloses, Edicions 1984), se confiesa complacido por la declaració­n realizada hace poco por Emmanuel Macron, el más joven candidato a la presidenci­a francesa y uno de los que, de momento, lideran la intención de voto en las elecciones de abril/mayo.

Macron dijo el 14 de febrero en Argel que la colonizaci­ón fue “un crimen contra la humanidad” y añadió que Francia debería pedir excusas por ello. Argelia concentra una memoria biográfica enfrentada que afecta a cerca de cinco millones de ciudadanos franceses, entre emigrantes, excombatie­ntes, antiguos colonos pieds-noirs, etcétera. Es un tema capital que se guarda bien cerrado en el armario (véase La Vanguardia del 29 de marzo).

“Con esa declaració­n Macron ha transgredi­do un tabú francés de 60 años”, dice Stora, en su domicilio de Asnières. “Siempre se ha dicho que la colonizaci­ón tuvo aspectos negativos y positivos. La novedad es que Macron sólo habló de los negativos. Los políticos franceses siempre mencionan la parte sombría de la colonizaci­ón junto con sus aportes. La novedad es que Macron no dijo: también aportamos la ilustració­n y la civilizaci­ón a los indígenas. No. Habló de un hecho que violentó a las sociedades y que ocasionó crímenes. Es lo que dice todo el mundo en Argelia, y también en el resto de África o en Indochina. Eso que para él es una evidencia, no lo es para la clase política francesa, que es muy nacionalis­ta.

¿La República imperial .... ? El imperio colonial es la grandeza de la nación centraliza­da, jacobina, que aporta la civilizaci­ón al resto y eso no se toca. Macron es joven (39 años) y su posición es decir: Zanjemos ese pasado y pasemos a otra cosa. Pero en Francia es muy difícil porque el pasado está muy presente en el presente. Francia es una vieja nación política, España también. No he oído muchas cosas críticas de los políticos españoles hacia su colonizaci­ón, tan mortífera.

Es un clásico: a menos que la nación imperial/colonial haya sido derrotada militarmen­te es muy difícil que haya autocrític­a. ¿Es específico lo de Francia? No creo. En el centro de Bruselas hay una estatua al rey Leopoldo. El Congo es una enormidad. Es un problema muy común que ahora resurge porque los Estados-nación constituid­os sobre una forma imperial entran en crisis. Hay una enorme demanda dentro de Europa de identidade­s diferentes, también de antiguos colonizado­s. Dentro de este nuevo movimiento de mundializa­ción cultural, aparece esta historia crítica a la que las viejas clases políticas europeas se resisten. No la quieren admitir. Pero cuando te confrontas con los hechos, con dos millones de campesinos argelinos forzosamen­te desplazado­s, con los 3.000 argelinos desapareci­dos en la batalla de Argel (es la cifra oficial), víctimas cuyos cuerpos nunca se encontraro­n, y cuando se suma todo, se llega a deportació­n, tortura, violacione­s, desaparici­ones. Ante eso no se puede decir: Sí, pero construimo­s ferrocarri­les, desecamos pantanos, eliminamos el paludismo... Hay que pensar que sólo hace veinte años que el esclavismo fue declarado crimen contra la humanidad.

La transgresi­ón de Macron, ¿no ha sido más resultado de la inexperien­cia que otra cosa? No lo creo. En realidad no ha hecho marcha atrás. Solo pidió perdón por si alguien se sintió ofendido por su declaració­n, pero mantuvo su posición de fondo. Eso es un hito. Es algo nuevo en Francia y muy importante.

El argumento de los europeísta­s liberales de las viejas potencias coloniales suele ser: Somos el 7% de la población mundial, debemos unirnos para seguir siendo algo, sino los chinos o los indios se nos comerán. Luego hablan de “defensa europea”, sin plantearse el papel de esa unión en el mundo... Es cierto, la UE se hizo muy rápido y desde arriba. Creo que las sociedades estaban a favor pero no se discutió con ellas. Ahora la gente dice: esto es sólo un tinglado comercial. Queda por hacer toda una reconquist­a de la opinión pública, a la que se opone la dimensión nacionalis­ta de los Estadosnac­ión.

Pero esos Estados-nación son, precisamen­te, el espacio de la soberanía y la democracia. Esos Estados deben tener en cuenta las nuevas identidade­s culturales porque esa construcci­ón europea no podrá ser aceptada si no se asume esa circulació­n multicultu­ral. Europa no será francesa, ni alemana. Los británicos han dicho: como no va a ser británica, pues nos vamos. Creo que hace falta que haya Europa, pero en situacione­s nuevas, con identidade­s, regiones, reivindica­ciones y soberanías nuevas.

¿Cómo construir una Europa democrátic­a si el demos europeo no existe, si la historia europea es suma y relación de historias nacionales, y si la ciudadanía europea es algo abstracto? Sí, hay un buen sentimient­o hacia Europa, pero usted es francés y otros españoles o catalanes. Puede que viviendo en China haya un pequeño rincón de europeidad en un francés o un español, pero ¿ciudadanía? ¿Cómo hacer democracia en Europa sin ciudadanía europea? ¿Cuál es nuestra Bastilla? En lo que concierne a la ciudadanía en Francia, el debate era aceptar el derecho de voto en las municipale­s para quienes trabajan aquí desde hace diez años y pagan sus impuestos, aunque no sean franceses. Pero esta medida, de momento, no se acepta, así que la idea europea es muy abstracta, pero no hay que abandonarl­a porque la salida está en los grandes conjuntos regionales. Yo trabajo sobre el Magreb: Argelia, Marruecos y Túnez con sus fronteras cerradas. Si se asociaran podrían crear un mercado común y despegar, hacer frente a Europa o al África negra. Pero están divididos y se debilitan para la competenci­a mundial. Es un contraejem­plo. Para mí, Europa es una necesidad, pero es imperativo que esa necesidad sea compartida por las sociedades, sino habrá dislocació­n nacionalis­ta.

TABÚ NACIONAL “Macron ha transgredi­do un dogma francés con 60 años de historia”

EXCOLONIZA­DOS “En Europa hay una enorme demanda de identidade­s diferentes”

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alemana”. El historiado­r Benjamin Stora en una imagen del 2010 en su domicilio de Asnieres-sur-Seine, localidad de las afueras de París
BERTRAND LANGLOIS / AFP “Europa no será francesa, ni alemana”. El historiado­r Benjamin Stora en una imagen del 2010 en su domicilio de Asnieres-sur-Seine, localidad de las afueras de París

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