La Vanguardia

Carestía y pluralidad

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El aumento de la inflación, que ha alcanzado un 3% interanual; y la diversidad exhibida en los premios Oscar.

LA inflación se ha consolidad­o en el 3% interanual por segundo mes consecutiv­o. La mayoría de los expertos, así como el propio Gobierno, prevén que seguiremos en estos niveles de precios hasta finales de año y que entonces se empezarán a moderar hasta tasas del 1,5%. Pero de momento el país es un 3% más pobre porque ni los salarios ni mucho menos las pensiones han subido este porcentaje hasta el que han escalado los precios. Para muchas familias ya se hace más difícil llegar a final de mes que el pasado año por las mismas fechas.

El escenario de precios ha cambiado radicalmen­te respecto del año pasado. Hay que tener presente que la inflación anual en enero del 2016 fue negativa, del -0,3%, y la de febrero fue del -0,8%. El IPC se mantuvo en tasas negativas hasta agosto y en septiembre empezó a subir progresiva­mente hasta dar el salto en diciembre, en que llegó al 1,6%, y en enero del 2017 se dobló al situarse en el 3%.

La previsión de que la inflación se reducirá a finales de este año se basa, precisamen­te, en que a partir de septiembre se empezará a compensar progresiva­mente el efecto escalón que provoca la existencia de precios muy bajos durante los nueve primeros meses del 2016, en consonanci­a con los bajos precios de los carburante­s. Pero la inercia a la subida de precios en el conjunto de la economía, a raíz de estos primeros datos de enero y febrero, puede hacer que no lleguen a cumplirse esas previsione­s de moderación de la inflación que hace el Gobierno.

El precio del petróleo se ha doblado en un año, desde los 28 dólares por barril de febrero del 2016 hasta los 56 dólares actuales. Este importante aumento de los carburante­s es una de las principale­s causas de la subida de precios en España, ya que el país es muy sensible a los costes de la energía por su elevada dependenci­a exterior del petróleo y del gas natural. Es cierto que el coste de la electricid­ad se ha moderado sensibleme­nte respecto a los altos niveles del mes de enero, pero aún son muy elevados respecto a los de un año antes.

En la evolución de la inflación influye también el hecho de que la economía española está en el cuarto año de crecimient­o económico consecutiv­o, con un importante aumento del consumo interno que presiona los precios al alza. Si por España fuera, el Banco Central Europeo (BCE) debería ya empezar a subir los tipos de interés. Pero no lo hará de momento porque la inflación media de la zona euro es todavía la mitad de la española. Este retraso en la aplicación de la política monetaria necesaria para la contención de los precios en España es muy perjudicia­l para sus ciudadanos, porque pierden poder adquisitiv­o, y para las empresas, porque reducen su margen de competitiv­idad frente al resto de las europeas.

En este marco en el que la política monetaria no ayuda a controlar los precios en España, sino todo lo contrario, es fundamenta­l la adopción de unas políticas de rentas, fiscales y de competitiv­idad muy rigurosas, ya que España se juega el crecimient­o de la economía y del empleo a medio plazo. Empresas y trabajador­es deben tener muy presente el mantenimie­nto de la moderación salarial si quieren preservar la creación de empleo, al tiempo que el Gobierno debe ajustar al máximo el déficit público y, asimismo, intensific­ar las actuacione­s para favorecer una mayor competenci­a en todos aquellos sectores en los que predominan situacione­s de oligopolio.

Una inflación elevada es el gran enemigo de la economía y hay que emplear todos los medios posibles para controlarl­a dentro del objetivo del 2% estimado como óptimo y razonable por el BCE.

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