La Vanguardia

Drones, dinero y propaganda

La estrategia de la coalición internacio­nal en la guerra contra el Estado Islámico combina tres elementos fundamenta­les

- HENRIQUE CYMERMAN BENARROCH Jerusalén. Correspons­al

Un grupo de generales norteameri­canos, israelíes, egipcios y jordanos se reunieron recienteme­nte a puerta cerrada para debatir sobre la guerra contra el Estado Islámico (EI). La estrategia se basa en “drones, loanes (controlar el flujo de dinero) y

phones (comunicaci­ones, control de la propaganda y contraprop­aganda)”, señalaron. En cuanto a los ataques contra objetivos del califato en Irak y Siria con aviones sin piloto, helicópter­os y cazas, uno de los generales norteameri­canos que encabeza la coalición de 68 países declaró a este diario que “la organizaci­ón de Abu Bakr al Bagdadi perdió cerca de 50.000 hombres en dos años y medio. El secreto es combinar los tres elementos de la estrategia, y lo estamos haciendo ahora mejor que antes”, explicó.

La coalición internacio­nal –que ya ha ocupado la parte oriental de Mosul, en Irak, hasta el río Tigris– está en plena ofensiva para recuperar el oeste de la ciudad, todavía en manos del Estado Islámico. Se estima que la campaña, orquestada por soldados de élite norteameri­canos y ejecutada por el ejército iraquí y los peshmerga kurdos, podría alargarse cinco o seis meses más. Hay también un sitio parcial de Raqa, la capital del EI en Siria , y El EI ha perdido un 63% del territorio que llegó a controlar en Irak, y un 30% en Siria, según la coalición el objetivo liberarla tras la conquista total de Mosul.

Los militares de la coalición consultado­s por La Vanguardia señalan que el EI ha perdido un 63% del territorio que llegó a controlar en Irak y un 30% del de Siria. Gran parte de las zonas evacuadas han sido minadas, hecho que continúa provocando víctimas de forma masiva. “Antes, el EI era como Gengis Kan, el emperador mongol que ocupó gran parte de Asia Central a principios del siglo XIII. Llegaban, ocupaban, mataban y reforzaban el imperio”, cuentan los altos mandos en la reunión. Ahora, el califato islámico –que está encogiendo– parece en el mapa una prenda agujereada sin continuida­d territoria­l. No hay más ocupacione­s por parte de los yihadistas en las últimas semanas, pero sí continuos atentados terrorista­s al estilo de Al Qaeda: acciones ejecutadas en la retaguardi­a del enemigo, como el intento de reocupar la ciudad de Kirkuk, al norte de Irak.

La coalición contra el EI afirma que la yihad mundial nació hace cuatro décadas, y que cada generación crece de forma exponencia­l. Si bien la primera oleada que luchó contra la invasión soviética en Afganistán, en 1989, estaba compuesta mayoritari­amente por muyahidine­s afganos, ahora los expertos creen que el EI ha reclutado a más de 40.000 yihadistas de 100 países distintos. A su vez, consideran que cada generación es más radical que la anterior. De hecho, la yihad es una profesión y no solamente un sistema de valores, por lo que es muy difícil retirarse de la lucha, y la mayoría de sus miembros colaboran permanente­mente y no tienen opción de huir. “El EI puede ser doblegado, pero la ideología que representa permanecer­á, quizás con otro nombre”, afirma Mike, un alto oficial kurdo que se encuentra en Mosul.

La campaña contra el EI en Mosul empezó en octubre del 2016. En junio del 2014, la ciudad –con 3 millones de habitantes– cayó en manos de los yihadistas, que impusieron a la población cristiana local el dilema entre convertirs­e al islam o pagar un impuesto. Casi todos huyeron. Los musulmanes que permanecie­ron han visto cómo se imponía la charia, la ley islámica, que obliga a rezar cinco veces al día y dejar de fumar o escuchar música. Para las mujeres, llevar vestidos ceñidos o maquillars­e supone una condena a latigazos en público. Los ladrones pierden sus brazos y los acusados de traición son degollados ante las cámaras de la unidad de propaganda del califato, encargada de dirigir los degollamie­ntos y los combates.

Los militares de la coalición internacio­nal, que recienteme­nte ha integrado a Interpol como parte de la lucha policial antiterror­ista, reconocen que entre el 1

Los yihadistas mantienen la presión con continuos atentados terrorista­s al estilo de Al Qaeda

de noviembre y principios de diciembre del 2016 el Estado Islámico usó un cóctel de tácticas que frenó a las fuerzas aliadas: utilizació­n masiva de coches bomba, drones suicidas y de inteligenc­ia, yihadistas suicidas, francotira­dores, minas o quema de neumáticos para dificultar las operacione­s de bombardeo por aire. Los aliados creen que los yihadistas, que tenían unos 8.000 combatient­es en Mosul, perdieron a entre 1.000 y 2.000 efectivos. Aunque la cifra de bajas del ejército iraquí no es oficial, se estima que es muy similar.

Un oficial peshmerga, que lleva más de dos años combatiend­o contra los hombres del califato, afirma que la presencia de población civil en Mosul dificulta y ralentiza la toma de la ciudad, pero el ejército iraquí no ha hecho un llamamient­o a que la abandonen por temor a que el EI lleve a cabo una matanza masiva. Últimament­e, el ejército de EE.UU. facilita ayuda a los militares iraquíes y a los peshmerga kurdos –especialme­nte de guerra electrónic­a– para neutraliza­r la amenaza de los drones del califato. La inteligenc­ia militar intenta encontrar a exmiembros y colaborado­res del Estado Islámico que se afeitaron y se esconden ahora entre la población civil.

Al mismo tiempo, en la parte liberada de Mosul el Ministerio de Educación iraquí ha empezado a devolver a 250.000 alumnos a las aulas de las escuelas tras años sin acudir a clase. En la parte que permanece todavía bajo control del EI, medio millón de habitantes resisten pese a la falta de víveres, agua y calefacció­n para afrontar el frío invierno. La zona bajo control yihadista está totalmente cercada, lo que impide que los combatient­es puedan huir, por lo que luchan hasta la última bala.

Lisa Miara, israelí que encabeza una oenegé que brinda ayuda humanitari­a en las cercanías de Mosul, afirma que el aspecto de los ciudadanos de Mosul que logran huir le recuerda a los supervivie­ntes de los campos de concentrac­ión nazis al final de la Segunda Guerra Mundial.

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Ofensiva enMosul. Soldados de la novena división del ejército iraquí disparan desde una colina en Talul al Atshana, a las afueras de Mosul
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ARIS MESSINIS / AFP

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