La naturaleza no da tregua a Chile tras un fin de semana de aluviones
La diversidad y belleza escénica de Chile tienen una contracara: las catástrofes naturales. Tras la peor oleada de incendios de su historia, el país ha sufrido este fin de semana aluviones que han dejado al menos tres muertos, ocho desaparecidos, varios centenares de damnificados y cinco millones de personas sin agua potable en el área metropolitana de Santiago.
Los aluviones se produjeron tras deshielos precipitados en los Andes, producto del temporal en las zonas centro y norte de la cordillera. El municipio más afectado fue San José de Maipo, situado en la precordillera andina, a pocos kilómetros de la capital chilena y destino típico de fin de semana para los santiaguinos.
La empresa que suministra agua a Santiago, Aguas Andinas (filial de Agbar), suspendió la distribución después de que las zonas de captación del río Maipo quedaran enturbiadas como consecuencia de la gran cantidad de árboles, barro, sedimentos y rocas arrastrados. Pese a que Aguas Andinas habilitó varios puntos extraordinarios de suministro y que ayer mismo anunció el restablecimiento paulatino del servicio, el delegado del gobierno en la Región Metropolitana, Claudio Orrego, acusó a la empresa de tomar medidas “insuficientes”.
Orrego se refería a la construcción de un depósito de dos millones de litros de agua fuera del cauce del río Maipo ordenada ya por el organismo supervisor del gobierno en vista de que los reiterados cortes de agua de los últimos años. “Es el tipo de soluciones que Santiago necesita para un clima que claramente cambió en forma definitiva”, indicó Orrego. Efectivamente, los expertos atribuyen la mayor frecuencia de estos aluviones al cambio climático pero, al mismo tiempo, critican al Gobierno por falta de previsión.
La propia presidenta, Michelle Bachelet, también parece resignarse. “La naturaleza parece no darle tregua a nuestro país”, declaró ayer al solidarizarse con los damnificados, justo el mismo día en que se cumplían siete años del terremoto y posterior tsunami que azotaron mortalmente el sur chileno. En esa tragedia, que se produjo días antes de que Bachelet concluyera su primer mandato, se evidenció la negligencia de la administración pública, que sólo después tomó medidas contundentes de prevención.
Chile ha encadenado en los últimos años varias catástrofes naturales: erupciones volcánicas, un fuerte tsunami, inundaciones, aluviones torrenciales, aludes de nieve o incendios, como los ocurridos entre enero y febrero de este año, que dejaron una decena de muertos y 467.000 hectáreas quemadas en seis regiones. Muchas tragedias han sucedido durante alguno de los dos gobiernos de Bachelet y en los meses veraniegos de vacaciones.