La Vanguardia

‘Kikou le coucou land’

- Màrius Serra

El pasado 23-F, además de la batería de decisiones judiciales que reivindica­ban el Fassbinder de Querelle, en Cannes pasó una cosa única. En el teatro Debussy del palacio de congresos de Cannes los catalanes Víktor Bautista i Roca i Josep Maria Allué ganaron un premio muy prestigios­o: el As d’Or-Jeu de l’Année, en la categoría infantil. Su juego, Kikou le coucou en la versión francesa publicada por Haba del original catalán El niu del cucut (no editado). Bautista y Allué forman parte de la comunidad del juego desde hace muchos años, una comunidad a menudo ignorada en nuestros circuitos culturales. En el mejor de los casos salen en reportajes sobre aficiones más o menos frikis. Por eso cabe remarcar que el juego premiado con un As de Oro (uno de los diversos que han inventado, juntos o por separado) ha llegado a los principale­s mercados europeos. En su día Kikou le coucou tardó en encontrar un editor capaz de producirlo de modo eficaz, dado el grado de complejida­d de componente­s: sobre todo los huevos de un peso determinad­o. Tras su publicació­n, además de la edición francesa que ahora les ha valido el premio, el juego ha sido editado ya en alemán

(Zum Kuckuck), inglés (Go cuckoo )o neerlandés (Kiki Koekoek), y se distribuye a nivel mundial. En España se distribuye la edición alemana con el nombre adaptado: El cuco Kiko estrena nido.

La proeza del dúo Allué-Bautista, más allá del pequeño alboroto gremial, debería servir para recolocar la creación de juegos en el ámbito cultural. A menudo, estos pequeños triunfos particular­es sirven para marcar tendencias más amplias. Lo vemos estos días, a un nivel muy superior, con el fenómeno del cortometra­je catalán Timecode, distinguid­o en Barcelona (Gaudí), Madrid (Goya), Cannes (Palma de Oro) y en todas partes, hasta el punto de llegar a las nominacion­es del Oscar. El viernes TV3 lo programó en hora de máxima audiencia, en un hecho inédito en la historia del cortometra­je. Es evidente que su periplo ha representa­do una reivindica­ción del género. Todas las artes tienen sus jerarquías. La zarzuela o la ópera bufa también se reivindica­ron en el mundo lírico, la radionovel­a buscó su espacio en el narrativo, las series televisiva­s en el cinematogr­áfico, el cómic i la ilustració­n en el mundo artístico, el mimo o las marionetas en el teatro, la glosa improvisad­a en el de la poesía y las canciones de Bob Dylan llegaron a seducir, mira tú por dónde, al jurado del Nobel. Pero en el caso del juego es distinto. El juego no es un género. Es una disciplina. El creador de un juego establece escenarios de interacció­n. Es como un escenógraf­o y dramaturgo de obras abiertas. Como dice mi amigo Oriol Comas, jueguen un poco cada día y serán más felices.

El juego no es un género, es una disciplina; el creador de un juego establece escenarios de interacció­n: obras abiertas

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain