La Vanguardia

La igualdad llega a los símbolos

El mapa de la diversidad explora fronteras en el mundo de internet y los semáforos para visualizar todas las realidades

- JAVIER RICOU Lleida

El mapa de los símbolos (emoticonos, emojis, luces de semáforos, indicativo­s de lavabos...) está explorando nuevas fronteras para visualizar en ese mundo conceptos olvidados en el momento de su creación, como la igualdad, la diversidad o la tolerancia. Que existan emojis de un hombre negro, de mujeres identifica­das por sus profesione­s o semáforos en los que la tradiciona­l figura masculina se ha cambiado por siluetas de dos hombres o dos mujeres (con las manos cogidas y separadas por un corazón) es interpreta­do desde ámbitos que trabajan por la diversidad como un gran avance. Y como una lección para romper moldes tradiciona­les. Visión que choca con la percepción de aquellos que sitúan estas iniciativa­s en el estadio de la mera anécdota.

San Fernando (Cádiz) es la última ciudad que se ha sumado a esos cambios en el mapa de los símbolos. Fue el pasado día de San Valentín. El Ayuntamien­to suprimió en las señales luminosas de varios semáforos la figura masculina y la sustituyó por parejas de dos hombres y dos mujeres cogidos de la mano. Medida que sorprendió a muchos vecinos, que paraban su marcha para hacer fotos, “la prueba de que la idea ha funcionado”, afirmaba Verne Ana Lorenzo, concejala socialista de Asuntos Sociales de ese consistori­o. “Con estos semáforos queremos reconocer y visualizar la diversidad afectivo-sexual”, indicaba esa misma edil.

Begoña Enguix, antropólog­a y profesora de estudios relacionad­os con temas de género en la Universita­t Oberta de Catalunya (UOC), valora iniciativa­s como la de los semáforos “como un gesto positivo y, también, necesario”. Considera que cambiar las representa­ciones en este mundo de los símbolos “tendrá a largo plazo un efecto importante sobre cómo pensamos. Por tanto –continúa– aunque ahora pueda ser considerad­o como algo anecdótico, es importante la lección que va a transmitir esa imagen, porque hace que visibilice­mos que hay otros modos de relación posibles entre las personas”.

Viena fue la primera ciudad que instaló, hace un par de años, estos semáforos pensados para fomentar la diversidad, igualdad y la tolerancia. Poco después se apuntaron a la iniciativa otras capitales europeas como Munich, Liz, Hamburgo, Valencia o Londres. En la mayoría de esas ciudades la medida contó con la aceptación de los ciudadanos. Pero en Liz (Austria) el asunto provocó un agrio debate político y social por la intervenci­ón de un concejal de la extrema derecha. Este edil decidió poner fin al experiment­o por considerar que “los semáforos sirven para regular la circulació­n y no para dar consejos de cómo vivir”. Toda la oposición de ese Ayuntamien­to reaccionó en contra de ese concejal (otra prueba de la revolución que se vive en el mundo de los símbolos) y los semáforos con figuras de parejas homosexual­es volvieron a encenderse.

Ana María González, experta en temas de género, internet y nuevas tecnología­s en la UOC, comparte con su colega que “estas iniciativa­s son interesant­es porque rompen con ideas prefijadas y aportan nuevas visiones” Advierte, sin embargo, que “son insuficien­tes si no se explican bien y se contextual­izan en un marco de respeto, no de exclusivid­ad y de extrañamie­nto. Se de-

Mujeres identifica­das por su trabajo, caras de diferentes etnias, pero aún falta el dibujo de dos hombres abrazados

be entender que estas relaciones son sumativas y no excluyente­s de las normalizad­as, que son aquellas a las que la mayor parte de la población está acostumbra­da y ve como normales”.

El experiment­o de los semáforos se suma a los cambios hechos en los últimos años y meses en los símbolos en las redes sociales. Facebook fue uno de los primeros en rectificar con los iconos para representa­r a la pareja o familia. En los originales la silueta de la mujer era más pequeña y ocupaba un segundo plano. Un imagen que colocaba al sexo femenino en un claro papel secundario.

WhatsApp ha sido otro de los canales que se han visto obligados a añadir nuevos emojis en sus catálogos por los flagrantes olvidos de muchas realidades en el momento de la confección de esos símbolos. Inicialmen­te nadie reparó en la ausencia de caras de diferentes razas o en la clara discrimina­ción con las mujeres con los emojis. Un artículo publicado en

The New York Times actuó de resorte para paliar esa situación. La autora mostraba su enfado por la frustració­n padecida al intentar felicitar a una amiga por un triunfo personal. Quería enviarle un emoji y sólo encontró, entre decenas de dibujos, la silueta de una bailarina con un vestido rojo. Nada que ver con el trabajo de la amiga. Eso se ha corregido y ahora hay imágenes de mujeres que representa­n, como ya se previo con los hombres, diferentes profesione­s.

“Por usar manos de colores y emoticonos diversos no nos volveremos mejores –apunta Ana María González– pero su existencia nos recuerda que hay otras formas de ver a las personas y que existen muchas identidade­s. En un mundo global cerrarse a una sola posibilida­d es una contradicc­ión”. Se ha avanzado mucho en este mundo, pero aún falta, por ejemplo, “el emoticono de dos hombres abrazándos­e”, apunta Begoña Enguix. Una imagen que se resiste porque en algunas culturas o ambientes “sería considerad­a como poco adecuada”, añade la misma profesora. Cabe recordar que algunos gobiernos como el de Indonesia han llegado a exigir a esos canales de mensajería que retiren todos los emojis que represente­n una unión homosexual. El argumento para tal petición no fue otro que argumentar que esos símbolos podían provocar que los niños se volvieran gays.

Las dos expertas concluyen que la batalla de los símbolos se ganará cuando estos reflejen la realidad de una sociedad en la que caben todas las etnias, orientacio­nes sexuales, edades y géneros.

 ?? JOERG KOCH / GETTY ?? San Fernando (Cádiz) ha sido la última ciudad en reflejar la realidad homosexual en las luces de los semáforos
JOERG KOCH / GETTY San Fernando (Cádiz) ha sido la última ciudad en reflejar la realidad homosexual en las luces de los semáforos

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