La Vanguardia

Intercambi­o de regalos

- Juan Bautista Martínez

Fernando Roig, presidente del Villarreal, estaba indignado. Y vino a decir que se había producido un intercambi­o de regalos entre el club blanco y el árbitro Gil Manzano, que acababa de beneficiar al equipo de Florentino Pérez con un penalti de esos que allanan el camino hacia una Liga. No hay que olvidar que brindar obsequios a los colegiados es práctica común en algunos clubs, tanto si juegan en casa como si lo hacen a domicilio. En la mayoría de ocasiones no pasan de ser detalles. Pero las formas hay que cuidarlas y los árbitros, que ahora están muy bien pagados, deberían prohibirse aceptar presentes de nadie y, en el colmo de la inoportuni­dad, no tendrían que pasear con ellos al final de un encuentro, sobre todo si ha terminado con polémica. Aunque, claro, Gil Manzano acabaría convencidí­simo de que lo había hecho perfecto. Es cierto que en un asunto tan controvert­ido como es el de las manos, donde se generan embrollos sin fin, es complejo definirse y se suele dejar la patata caliente a criterio del trencilla de turno pero una circular que entró en vigor en la campaña 2015-2016 indica de forma meridiana cuando no hay que señalar penalti y, bajo estos parámetros, la jugada que empujó al Madrid a reaccionar no era pena máxima porque viene de un rechace. No es la primera vez en esta campaña que el equipo de Zidane, que encuentra la suerte casi siempre que la necesita en las situacione­s extremas, se ve favorecido. El célebre tópico de unas veces te dan y otras te quitan está bastante desequilib­rado últimament­e. El conjunto madridista sólo ha conquistad­o una de las últimas ocho ligas, un balance paupérrimo, y desde el primer día los jugadores blancos verbalizar­on que su objetivo número uno esta vez no era la Champions sino el campeonato de la regularida­d. Eso es muy lógico pero estaría bien que el añejo “hit” de “así gana el Madrid” no tuviera que salir a pasear.

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