Un Barça irritante
Bartzokas no halla soluciones para atajar la dinámica perdedora
La imagen que transmite el Barcelona Lassa es de desorden, caos y anarquía, un justo castigo para una pésima planificación deportiva que no viene de ahora sino que se remonta a muchos años atrás. Ni siquiera el entrenador, Georgios Bartzokas, parece saber qué le pasa a su equipo, que anteayer dejó escapar una ventaja de trece puntos ante el Movistar Estudiantes para caer en la prórroga en otra demostración de la histeria deportiva en la que se encuentra el equipo en este momento, incapaz de variar su trayectoria negativa desde que comenzó la temporada. Ya son 22 derrotas en los 47 encuentros disputados, un 46,8%, una cifra inaceptable para un equipo que, en teoría, debía luchar por todos los títulos. Pero la Copa ya está perdida, en la Euroliga las opciones de disputar al menos el playoff de cuartos son remotas y en la Liga Endesa, que lidera de forma sorprendente el Iberostar Tenerife después de que el otro conjunto canario, el Herbalife, sorprendiera al R. Madrid, es tan sólo quinto, un puesto que le daría desventaja de pista en todos los playoffs.
“Hicimos todo lo que pudimos para perder”, dijo Bartzokas el domingo. “Simplemente quisimos más la victoria que ellos”, añadió el exazulgrana Jackson. Un panorama inquietante. La relación del técnico con sus jugadores se ha ido deteriorando con el paso de las semanas –y las inacabables decepciones, claro–, sobre todo a raíz de la absurda multa que castigó a la plantilla por bajo rendimiento a una semana de la Copa, cuyo conocimiento público generó aún más nerviosismo.
La profunda renovación iniciada el pasado verano cuando Rodrigo de la Fuente fue nombrado mánager general en sustitución de Joan Creus, y Bartzokas reemplazó a Xavi Pascual en el banquillo no está dando sus frutos. El club explicó entonces que iniciaba una nueva etapa en la cantera debía tener más protagonismo, pero este nunca es un camino rápido y sencillo. A cambio, la sensación de improvisación es máxima. Cuando Ribas se lesionó, urgió el fichaje de otro base que ya era necesario antes. El elegido fue Renfroe, que también cayó. Entonces se buscó a Munford... cuando el base de Savannah ya estaba a punto de reaparecer. Entre los recién llegados, Koponen ha alternado buenas actuaciones con días grises y Claver está aportando muy poco, al igual que todos los que se han incorporado durante la temporada. El último, Diagné, apenas juega cuando sí lo estaba haciendo en el equipo donde estaba cedido, el Fuenlabrada. ¿Para qué ha regresado?
Capítulo aparte es el de Rice. Sobre el jugador de Richmond cayó la responsabilidad de liderar al equipo azulgrana, un reto que aceptó con mucho acierto en los primeros meses para diluirse luego en la mediocridad general de un conjunto que no levanta cabeza y al que se acusa, con toda lógica, de no tener carácter, de no saber competir. Los resultados lo demuestran.
En la directiva hay preocupación. Afirman que la confianza no es infinita y también ven al técnico –firmó por tres años– triste, a veces abatido. Mal escenario.
Los blaugrana han perdido 22 de los 47 partidos disputados, una cifra que se acerca a la mitad