La Vanguardia

La cicatriz del terror blanco

- ISIDRE AMBRÓS Hong Kong. Correspons­al

Una estimación oficial habla de entre 18.000 y 28.000 muertos tras el 28 de febrero de 1947

Lo que empezó con la confiscaci­ón de unos cigarrillo­s de contraband­o se ha convertido setenta años después en una cuestión de Estado, aún no resuelta y que mantiene dividida a la población de Taiwán. Un rencor que se puso de manifiesto ayer en Taipéi, cuando la presentaci­ón de un libro sobre el llamado incidente 228 tuvo que ser suspendida después de que se produjera una protesta durante el evento, que derivó en una pelea entre defensores y críticos de Chang Kai Chek, el legendario generalísi­mo que gobernó la isla con mano de hierro hasta su muerte, en 1975.

El incidente 228 es la forma en que los taiwaneses definen un luctuoso suceso que tuvo lugar el 28 de febrero de 1947 y que dio paso a una sangrienta represión gubernamen­tal, que se prolongó varios meses y derivó en la muerte de entre 18.000 y 28.000 personas, entre ellas gran parte de la élite política, económica y cultural de entonces.

Los orígenes de este episodio violento se remontan a la noche del 27 de febrero de 1947. Aquel día, agentes de la Oficina del Monopolio del Tabaco confiscaro­n cigarrillo­s de contraband­o a una viuda de 40 años llamada Lin Jiang Mai. Junto con el tabaco, los agentes chinos se llevaron los ahorros de toda su vida y cuando ella les rogaba que no lo hicieran, uno de ellos le golpeó en la cabeza con una pistola. La multitud rodeó a los agentes, que en su huida dispararon contra la muchedumbr­e y mataron a una persona.

Esta muerte prendió la chispa del descontent­o popular y suscitó una amplia revuelta, que en pocos días se extendió por toda la isla, contra el Gobierno del Kuomintang, el partido nacionalis­ta chino de Chang Kai Chek, que estaba en guerra con los comunistas de Mao Zedong.

El entonces gobernador de la isla, el general Chen Yi, interpretó lo que era protesta contra su gestión y los abusos de sus funcionari­os como una revuelta comunista y envió a sus tropas a sofocarla. La ofensiva se prolongó varios meses y miles de isleños murieron. Una estimación oficial realizada en 1992 habla de entre 18.000 y 28.000 muertos, pero existen más de un millón de páginas archivadas sobre el incidente

228, que deberían revelar toda la verdad de lo que sucedió en aquellos meses. Lo ocurrido dio paso a cuatro décadas de ley marcial y miles de taiwaneses fueron encarcelad­os o ejecutados bajo el periodo del llamado Terror Blanco, que no acabó hasta 1987.

La mención de este conflicto pasó a ser tabú y durante décadas fue un episodio que nunca existió en los libros de texto. Sólo se empezó a abordar tras la democratiz­ación de la isla. Fue en 1995, cuando el primer presidente elegido en las urnas, Lee Teng Hui, abordó el tema. Admitió el incidente 228, pidió disculpas a las víctimas y les erigió monumentos. Pero los hechos y sus responsabl­es siguieron en la sombra.

Actualment­e, el suceso se ha convertido en un tema de debate, se conmemora como el día de la Paz en Taiwán y se ha convertido en objeto de investigac­ión. Pero aún mantiene abiertas las cicatrices y ha generado un debate enconado sobre la figura de Chang Kai Chek, el generalísi­mo, para unos el padre del despegue económico y para otros un dictador sangriento.

Para el historiado­r Chen Yi Shen, que ayer presentó su último libro sobre este periodo, “Chang debe ser considerad­o responsabl­e de ordenar a las tropas reprimir y no tomar medidas correctiva­s después de la represión y el conflicto étnico que siguió después”, según Taipei Times.

Los familiares de las víctimas, por su parte, acusan al Kuomintang de que nunca ha pagado ninguna compensaci­ón ni ha pedido disculpas. “Todo lo que hizo fue usar el dinero de los contribuye­ntes para consolar a las víctimas”, dijo Wellington Koo, un representa­nte de los damnificad­os.

Ahora, la presidenta de Taiwán, Tsai Ing Wen, del Partido Demócrata Progresist­a, se ha propuesto zanjar la polémica y se ha comprometi­do a publicar un detallado informe sobre lo que realmente sucedió en un plazo de tres años, para saldar así esta etapa negra de la historia de la isla.

 ?? SAM YEH / AFP ?? Choques. Un partidario de la unificació­n de China golpea a un independen­tista durante los actos de ayer en Taipéi. Abajo, la estatua de Chang Kai Chek
SAM YEH / AFP Choques. Un partidario de la unificació­n de China golpea a un independen­tista durante los actos de ayer en Taipéi. Abajo, la estatua de Chang Kai Chek

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