La Vanguardia

Un cine proyectará vida en un barrio deprimido de Barcelona

El solar del viejo cineclub Pedro IV albergará un edificio multiusos que revitaliza­rá el Besòs

- DOMINGO MARCHENA Barcelona

El cine Pedro IV, academia sentimenta­l (y de artes marciales) de la chiquillad­a del Besòs, renacerá como el ave Fénix para seguir siendo lo que siempre fue: una de las columnas de este barrio, fronterizo con la Mina y uno de los más deprimidos de Barcelona. El local, que lleva 17 años acumulan do polvo y que en sus inicios proyectaba reposicion­es y reestrenos, tuvo más de 700 butacas y fue escenario de apoteósica­s sesiones dobles y matinales de palomitas. Cerró definitiva­mente en el 2000, después de otro cierre temporal, muchos altibajos y de una última intentona del Grup Balañá para reflotarlo como cineclub con dos salas de estreno. El vídeo no mató a la estrella de la radio, pero los fugaces videoclubs sí acabaron con dinosaurio­s como este o como los vecinos Avenida, que ahora es una plaza, o el cine Verneda, hoy un bingo.

Los vecinos siempre lo llamaron Pedro IV y así figura aún en el rótulo de la entrada, aunque la alcaldía lo ha rebautizad­o como Pere IV. El edificio, que el Ayuntamien­to compró en el 2010, será derruido para construir en su lugar una gran superficie multiusos, que albergará durante el día oficinas municipale­s y por las tardes y las noches espacios vecinales y culturales. El escaso valor arquitectó­nico y las patologías del inmueble –goteras, vigas y cimientos deficiente­s, mal aislamient­o térmico, inadecuada protección antiincend­ios– hacen inviable su rehabilita­ción, como explica el concejal de Sant Martí, Josep Maria Montaner. En el solar que dejará libre, en la calle Alfons el Magnànim, 59, se levantará un edificio con sótano, planta baja y tres pisos, con una superficie útil de 3.500 m2 y una inversión de 8,5 millones de euros. Esa cantidad no incluye la compra de la sucursal de CaixaBank que ocupa los bajos en la actualidad.

El futuro sótano será una sala de actos que podrá funcionar como auditorio y local de ensayos para corales. Y también como un pequeño gran cine de 150 butacas para conservar la memoria de este lugar, que permanece inalterabl­e en un barrio donde el tiempo transcurre de otra forma. Para que se hagan una idea, la escuela de Santa Maria dels Apòstols, en la Rambla Prim, todavía luce la estrella de Oriente y las luces navideñas.

En los años del destape, el Pedro IV abrió los ojos –y de qué manera– a legiones de niños de colegios cercanos, como los públicos Concepción Arenal y Eduardo Marquina, el concertado Sant Gabriel o la ya desapareci­da academia privada que había junto a la panadería Vila. Las colas fueron enormes cuando proyectó Perros callejeros y sus secuelas, con delincuent­es juveniles del barrio y algún estudiante (sic) del Concepción Arenal, como Basilio Fernández Franco, víctima precoz de la vida Deprisa,

deprisa que retrató Carlos Saura. La platea de este cine, que de

aquí al 2022 se transforma­rá en la nueva sede del distrito de Sant Martí, fue para estos niños lo mismo que el instituto militar para el protagonis­ta de Las tribulacio­nes del estudiante Törless, de Robert Musil: un camino de iniciación.

Los fotogramas de las carteleras que anunciaban los próximos estrenos convertían a las estrellas en estrellada­s. Una pudorosa estrellita cubría los pezones de las musas del yo sólo me desnudo si lo exige el guion. Luego, sin embargo, nadie controlaba el acceso de los menores de 18 años a programas dobles con películas aptas y otras de muslo y pechuga.

Cuando en casa preguntaba­n a los críos qué habían visto, respondían: “Una del Oeste”. “¿Y la otra?” “De la otra no me acuerdo”. Joyas del séptimo arte como Marcada por los hombres convirtier­on a María José Cantudo en vecina de honor e hija adoptiva del barrio. Estas películas desencaden­aron una curiosa y sumaria forma de crítica entre la chavalería con resúmenes lacónicos como “dos frontales parciales, tres laterales y un culo”. Y así hasta que llegó La trastienda, de la heroína Cantudo, con un plano frontal integral, ¡el primero de la historia del reciente cine español!

El Pedro IV, que en su última época estrenó títulos como Liberad a Willy, nunca fue una sala de arte y ensayo. Tuvo, eso sí, un sumo hacedor, un catedrátic­o del kung-fu, el malogrado Bruce Lee, doctor honoris causa en zurriagazo­s y patadones. Ya se pueden reír de Chuck Norris, Steven Seagal y Jean-Claude van Damme. Nadie como él. La industria cinematogr­áfica de Hong Kong trató de suplir el vacío que dejó su prematura muerte con burdos imitadores como Bruce Li. Es un milagro que entre el vecindario no haya más personas con muletas.

Después de películas como Kárate a muerte en Bangkok (no confundir con Kárate a muerte en Torremolin­os), El furor del dragón y Operación Dragón, la muchachada se pasaba semanas jugándose la integridad física, zurrándose de lo lindo y tratando de imitar los alaridos de su héroe, que más de un conato de infarto provocaron entre la tercera edad.

Una sonrisa apenas disimulada delata al concejal Montaner, que creció en el Poblenou, pero que bien pudo llegar hasta aquí en pos de la senda del guerrero. La demolición comenzará en el 2018 y la reconstruc­ción, que podría durar tres años, en el 2019. El munícipe explica que este es uno de los tres motores del plan municipal de barrios para esta zona, junto a la transforma­ción del instituto rambla Prim y la rehabilita­ción de la cooperativ­a y comedor social Gregal. Al Besòs, que llevaba 17 años esperando, sólo le falta gritar: “El Pedro IV ha muerto, larga vida al Pere IV”.

El cine, que llevaba 17 años cerrado, fue para muchos un camino de madurez parecido al del atribulado Törless

 ?? KIM MANRESA ?? Un dibujo hecho realidad. Los jóvenes del barrio decoraron hace años la fachada con un mural para pedir una nueva vida para el cine
KIM MANRESA Un dibujo hecho realidad. Los jóvenes del barrio decoraron hace años la fachada con un mural para pedir una nueva vida para el cine

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