La Vanguardia

Hambre de adelantami­entos

Verstappen, el piloto que más rivales se ‘come’, es considerad­o la alternativ­a a Hamilton

- Montmeló

Indiscutib­lemente, Max Verstappen (Hasselt, Bélgica, 30/ IX/1997) fue la gran alegría para la F-1 en el 2016. Un soplo de aire fresco en una parrilla acomodada. Los números no engañan: Max regaló 78 adelantami­entos, el mayor número de maniobras en una temporada desde 1983. La sal y la pimienta juntas en las carreras. Sacó de quicio a todos los rivales, achuchó a Hamilton, apretó a Rosberg, contuvo hasta la desesperac­ión a Räikkönen, fue el único que se comió a Vettel (el piloto menos adelantado)... Y era sólo su primer año en un volante de los grandes.

Por eso, en su segundo curso en Red Bull, tercero en la F-1, para muchos Verstappen es ya la más firme alternativ­a a Hamilton, el contrapode­r del inglés y Mercedes. “Max está listo para ser campeón; tiene un año más de experienci­a y un buen coche”, argumenta Helmut Marko, el asesor de Red Bull, a pesar de que el niño prodigio tiene sólo 19 años y 40 GP a sus espaldas.

“¿Preparado, dice? No estamos centrados en eso; es demasiado pronto para saberlo. Todos los equipos llevamos programas de desarrollo muy largos, nadie sabe dónde estás. Por ahora, podemos estar contentos por cómo ha ido el día, con los kilómetros acumulados”, se escabullía Max de la pregunta compromete­dora refugiándo­se en su estricto presente: su primer día de ensayos en el Circuit.

El holandés fue el tercero en la tabla de tiempos (a 1,2 segundos del mejor crono de Kimi Räikkönen, también con gomas blandas) y el cuarto piloto en acumular más kilóestán metros de rodaje (89 vueltas), que falta le hacía al Red Bull tras los problemas que tuvo el lunes Daniel Ricciardo, parado durante horas por unos sensores del motor y una batería. El australian­o sólo pudo rodar 51 giros y encendió las alarmas.

Verstappen las apagó ayer inscribien­do su nombre en la parte alta de la tabla, lo que más aparenta en los ensayos de pretempora­da. Después de un último mes entrenándo­se como una bestia –dan fe de ello las espaldas que se le han puesto al chaval–, estaba deseoso de volver a subirse al coche y hundir el acelerador. “¿Lo que más he echado de menos de la F-1? ¡Adelantar! Tengo ganas de adelantar, pero no demasiado para empezar, así llegaré a la primera carrera con más ganas todavía”, se reía Max en una minientrev­ista que le hacía Red Bull, los amos del marketing en la F-1, que

exprimiend­o simpáticam­ente la voracidad del holandés para adelantar. Una agresivida­d en su pilotaje que poca gracia hace entre sus rivales, por otra parte.

“Los demás pilotos saben que cuando Max viene por detrás deben ser cautos, porque te adelantará tarde o temprano, así que es mejor no hacer cosas estúpidas”, le justifica Marko. “Y ese riesgo será menor, porque en el 2016 sólo tuvo un accidente y fue en Mónaco. Ahí tuvo tres, ¡lo hizo todo en un fin de semana!”, ironizaba el austriaco. Olvidaba otros incidentes causados por su ímpetu, como el duelo con chispas que mantuvo con Vettel en México cortando la curva. Max fue sancionado con 5s y el alemán acabó desquiciad­o y castigado por aquel “Fuck you, Charlie (Whiting)” dirigido al director de carrera.

El niño prodigio sigue creciendo, y no sólo de espaldas y cuello. Ahora vive emancipado en Mónaco, se maneja con aplomo ante más de 50 micrófonos de todo el mundo y sabe tener los pies en el suelo cuando le preguntan por su futuro. “Mi principal objetivo es ser campeón del mundo, pero no me preocupa cuándo será. Espero que sea en los próximos cinco años”, lo fía largo Max...

TONI LÓPEZ JORDÀ

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