La Vanguardia

“Yo veo al niño que llora en cada paciente”

- IMA SANCHÍS

78 años. Romano. Casado dos veces, 5 hijos y 4 nietas. Fui ministro con el PCI en la sombra. La política no debe ser una profesión, porque la distancia con la vida de la gente es enorme. Temo el populismo: delegar en otro tu suerte. Los humanos somos naturalmen­te buenos, los traumas nos vuelven malos

Cree que nacemos buenos? Sí, lo creo. Lo natural es estar bien dispuesto para los otros. El hombre es naturalmen­te sociable, decía Marx.

...Y un lobo para el hombre,

decía Hobbes.

Mi experienci­a me ha convencido de que el humano se convierte en un lobo para los otros cuando tiene dificultad­es en su infancia.

Usted lo investiga desde los años setenta.

En esa década fundé el Centro de Estudios de Terapia Familiar y Relacional y desde hace veinte años dirijo el Centro de Ayuda al Niño Maltratado del Ayuntamien­to de Roma.

¿Todo se remonta a la infancia?

El cuidado en la infancia es fundamenta­l para su salud mental futura. No hay suficiente atención para los niños que sufren, y este es también un problema político.

¿El antisocial se hace en la infancia?

Sí, en la infancia se consolida el núcleo de patología que se transforma­rá en trastorno de personalid­ad. La mayoría de los drogadicto­s sufren trastorno límite de personalid­ad, la causa de las adicciones es la infelicida­d, el desequilib­rio. Al niño que roba no se le pasa con la edad: si no se atiende en la infancia, será un ladrón.

¿Propone una atención psicoterap­éutica pública y de calidad para la infancia? Sí, porque si no se interviene durante la infancia tendremos muchos psicópatas, drogadicto­s, personas con trastorno alimentari­o y toda la muestra de patologías imaginable­s. Pero si conseguimo­s intervenir en la infancia, podemos cambiar el mundo.

Suena a utopía.

La política tiene que dar recursos y los profesiona­les tienen que aprender cómo tratar a estos niños. Las universida­des no enseñan a trabajar con niños que sufren descuido y maltrato. Nuestro conocimien­to científico es muy superior a lo que aplicamos, no ha llegado ni a la cultura ni a los servicios.

Los niños viven sometidos a imágenes de violencia, ¿cómo les afecta?

Las fábulas y los cuentos han sido siempre muy violentos. Blancaniev­es, La Cenicienta... hablan de maltrato. El niño está acostumbra­do a que haya peligros, pero que se puedan superar siendo fuerte y contando con el amor de alguien.

¿Esa es la solución?, ¿el amor?

Sí, en las fábulas y en la vida. Yo veo al niño que llora en cada paciente. Hitler, Stalin y Franco eran niños que lloraban, todos con historias familiares terribles. El maltrato y el descuido de

losel niño niños es producen inteligent­e monstruosy tiene fuerza muy personal. dañinos si

si los Esos hubieran dictadores tratado ¿habríande adultos? tenido solución

Es antes difícil,de presentars­epero una validación­como presidente­de salud sería mentalinte­resante.

Mis Pese primerosa todo, recuerdosu­sted es optimista.son de bombardeos. He pasado miedo, pero he tenido unos padres que me han protegido con su afecto. Eso te ancla en la esperanza y la confianza en la vida.Te lleva a creer que el futuro puede ser mejor y que en gran medida depende de cómo lo hagas tú.

¿Eso es lo que pretende dar a los niños?

Sé que si hay insegurida­d en la imagen que un niño tiene de su madre, en cómo la siente, hay un punto de ruptura en la persona.

¿Y es así en todas las culturas?

Sí, lo he constatado trabajando con familias de todo el mundo. Los vínculos son la trama de la vida: soy el resultado de mis vínculos. Si el vínculo familiar se rompe demasiado pronto, hay consecuenc­ias: la herida que me produce es un condiciona­nte de mi futuro.

Es frecuente.

Sí, pero no es necesario. Hay que poner mucha atención en los primeros años de vida. El problema no son las peleas de los padres (si no son violentas), se puede pelear y cuidar del hijo. El problema es el abandono y el maltrato.

¿Y si falta el padre?

La madre puede darle lo que necesita. Hay muchas combinacio­nes. Pero si el dolor es excesivo y lo afronta en solitario, es destructiv­o. Si el niño está conectado con otros y puede ponerle palabras, es una experienci­a de crecimient­o; y eso es algo que debemos aprender: compartir y aceptar el dolor como oportunida­d de crecer.

¿Cómo conseguir que exprese su dolor?

Estando en silencio a su lado, esperando: tiempo y presencia.

Decir que todo se define de los 0 a los 3 años es una condena.

Hay que volver atrás en la experienci­a de abandono cuanto antes mejor. La adolescenc­ia, cuando esos problemas se manifiesta­n, es un buen momento, no es una condena, sólo es más difícil. Sería más inteligent­e intervenir antes.

Esa es su lucha.

El niño que ha sido abandonado tiene el sentimient­o de no valer nada y hay que ayudarle a reconstrui­r su historia.

¿Cómo?

Es impresiona­nte ver cómo quien pensaba que le habían abandonado puede cambiar su actitud frente a sí mismo y la vida cuando entiende que no podían cuidarle, que el hecho de que le confiaran a otros también es un acto de amor.

La oportunida­d de otro punto de vista.

Es la imagen interna de su madre biológica lo que cambia, y eso cambia su armonía de vida. Yo lo he visto tantas veces..., he visto cómo una reconstruc­ción clara, limpia, puede cambiar la organizaci­ón psíquica de la persona.

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INMA SAINZ DE BARANDA

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