Los liberales holandeses recuperan terreno frente al islamófobo Wilders
Un informe apunta que los populistas europeos pueden haber tocado techo
Geert Wilders, el candidato de ultraderecha holandés, empieza a perder fuelle. A dos semanas de las elecciones legislativas, el partido liberal VVD al que pertenece el primer ministro, Mark Rutte, ha logrado igualar en intención de voto al Partido por la Libertad (PVV) de Wilders, que quiere impedir la llegada de musulmanes, clausurar sus mezquitas, cerrar las fronteras, y salir del euro y la Unión Europea.
Ambos partidos obtendrían 22 escaños en los comicios del 15 de marzo, de acuerdo con una encuesta publicada por Een Vandaag, que no registraba un empate entre sus candidatos desde enero del 2015. Otro sondeo de Kantar Public coincide en que Wilders se ha estancado mientras Rutte recupera terreno, una tendencia que también se refleja en la media de encuestas que publicó ayer Peilingwijzer.
El líder del PVV sabe bien que sus resultados nunca han sido tan buenos como le prometían las encuestas. Le ha ocurrido elección tras elección. La fase final de la campaña es además proclive a giros imprevistos. En el 2012, por ejemplo, el castigo que los electores iban a dar a Wilders por haber dejado caer el Gobierno de Rutte –al que daba apoyo parlamentario– sólo fue evidente en las últimas semanas de campaña.
Con un punto de partida tan bajo (pasó de 24 a 15 escaños), su potencial de recuperación es alto pero su peso, muy relativo dentro del hiperfragmentado panorama político holandés. Aunque ganara las elecciones, lo haría con el apoyo de sólo uno de cada cinco votantes. Sus oportunidades de gobernar son escasas, dado el rechazo del resto de partidos a sus propuestas. Sin Wilders, es posible que el próximo gobierno necesite contar con hasta cinco partidos.
Su capacidad de influencia es sin embargo mucho mayor, como se está viendo en esta campaña. En todos los frentes políticos utilizados por Wilders para atacar a los partidos tradicionales se observa cómo estos están cediendo a sus argumentos. El Partido Laborista (PvdA) ha empezado a renegar de la libre circulación de trabajadores en la UE y aboga por ponerle límites; “patriotismo progresista”, lo llama. A propuesta de los democristianos (CDA), el Parlamento holandés acaba de encargar un informe sobre la pertenencia al euro, que examinará también la posibilidad de abandonarlo. El líder liberal, Rutte, ha empezado a usar un lenguaje sobre la inmigración más propio de Wilders que de un primer ministro.
Las elecciones holandesas serán la primera prueba a la fuerza del trumpismo europeo, tras la victoria del Brexit en el Reino Unido y Donald Trump en Estados Unidos. Un informe del centro de estudios financieros Nomura sostiene que el populismo europeo podría haber tocado techo e irá moderándose progresivamente en los próximos meses. “Los riesgos de que haya una sorpresa antisistema en las elecciones de este año son bajos y sin duda alguna muy inferiores a lo que los mercados parecen creer”, afirman los analistas de Nomura, con la vista puesta en las elecciones francesas y alemanas, en una nota enviada a inversores.
Las últimas encuestas sobre el apoyo popular al euro, las indicaciones de que la recuperación económica está cogiendo fuerza, la caída de las cifras del paro y la menor ansiedad por la crisis de refugiados sostienen esta afirmación. Su predicción es que el apoyo a los partidos populistas europeos caerá hasta el 25% en septiembre, desde la tasa máxima de aprobación (31%) registrada en noviembre (el estudio se basa en datos de Alemania, Francia, Italia, España, Holanda y Austria).
El peso del líder ultra en el fragmentado panorama político holandés es pequeño, pero su influencia, alta