El fiscal general del Estado niega injerencias políticas y justifica sus “instrucciones”
“La Fiscalía es autónoma de cualquier poder”, aseguró José Manuel Maza. El fiscal general del Estado quiso aprovechar ayer las tres horas largas de comparecencia que protagonizó en la comisión de Justicia del Congreso para intentar despejar las “sospechas” que esgrimió toda la oposición. Pero no lo consiguió.
Maza defendió la autonomía de la Fiscalía y rechazó toda presión política o injerencia del Gobierno. “No me han dado ninguna orden. Y, si alguna vez lo hacen, tengo las ideas muy claras”, advirtió. Pero también explicó que entre sus obligaciones está ordenar a los fiscales no emprender acciones penales, si así lo considera, en “asuntos de especial relevancia y trascendencia”. Respondió así a la polémica originada tras haber rechazado la imputación del presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, del PP, en la trama Púnica.
Maza recordó que en el 2005, bajo el mandato “admirable” de Cándido Conde-Pumpido –que dirigió la Fiscalía durante toda la época de Zapatero–, se estableció el criterio de que los fiscales pongan en conocimiento del fiscal general “cualquier investigación que inicien en relación con una persona aforada”. “Debe darse cuenta al fiscal general –explicó Maza–, que puede acusar recibo o, si lo considera procedente, dar instrucciones particulares. No es sólo que pueda, sino que debe hacerlo si, tras el estudio del asunto, es necesario”. Y es que, añadió, “en el ordenamiento español, el fiscal general puede, si considera que no procede ejercer la acción penal, dar una orden en tal sentido”. “Renunciar a esta facultad, sería una verdadera dejación de funciones”, zanjó. Y todo ello, insistió, al margen de trifulcas políticas. “Mientras yo sea fiscal general –subrayó–, no voy a permitir que a un ciudadano español, sea político o no, se le siga un procedimiento por la Fiscalía si yo veo que no hay fundamento para ello, y me da igual lo que se pueda pensar de implicaciones políticas sea por un partido u otro”. Quiso así rechazar las polémicas tanto por el caso de Murcia como por los últimos nombramientos de fiscales, una “purga masiva”, a juicio del PSOE. “Perdonen que muestre mi indignación, pero es que llevo mordiéndome la lengua todos estos días”, admitió.
Sus explicaciones, no obstante, no convencieron a la oposición, que lamentó que no disipara sus “dudas y sospechas”.