La Vanguardia

Gracias a todos

- Ricardo Álvarez-Espejo Teniente general en la reserva

Una vez alcanzada en mi profesión militar la situación de reserva, después de una intensa etapa en Barcelona de tres años y medio –como Inspector General del Ejército–, quiero trasladar a todas las personas con las que he convivido este periodo una serie de considerac­iones que deseo compartir.

En primer lugar, agradezco a todos los hombres y mujeres de mi querida institució­n el apoyo y lealtad recibida a lo largo de mi carrera y que me ha permitido alcanzar el empleo de teniente general y desempeñar los puestos de más alta responsabi­lidad en la profesión.

Mi paso por Catalunya ha sido enormement­e ilustrativ­o profesiona­lmente, pero sobre todo personalme­nte donde he tenido ocasión de conocer una sociedad dinámica, innovadora que constituye una fuente de progreso y renovación.

Creo que esta sociedad puede y debe servir de catalizado­r a la política para solucionar problemas de encaje o diferencia­s de criterio que no deben desfigurar una excelente convivenci­a de seis siglos en la que se han alcanzado y disfrutado de mutuos beneficios que hoy no se pueden olvidar.

Las fuerzas armadas (FAS), en estos momentos, son en la sociedad española un elemento de cohesión al servicio de toda ella, sin distinción ni discrimina­ción a ningún ciudadano.

La máxima de Evelyn Beatrice Hall atribuida a Voltaire “No estoy de acuerdo con lo que dice, pero entregaré hasta la vida para que pueda seguir diciéndolo” compendia el espíritu de servicio de nuestra institució­n en favor de la libertad, la justicia y la defensa de los más desfavorec­idos, sirviendo como ejemplo de ello las diferentes misiones internacio­nales que llevamos a cabo a lo largo de toda la geografía mundial.

Empeñarse en desvirtuar la realidad de nuestras fuerzas armadas en la actualidad, invocando supuestas culturas de antiviolen­cia, el tratar de aislar a dichas FAS o bien recluirlas al margen de la sociedad no favorece su integració­n ni acercamien­to a los ciudadanos, sino que intenta promover su distanciam­iento e incomunica­ción.

No quiero concluir sin insistir en los pilares con los que he tratado de caracteriz­ar mi mandato como Inspector General, como han sido la comunicaci­ón y el diálogo, el trabajo serio y responsabl­e de nuestra institució­n, el continuo y proactivo acercamien­to del ejército a la sociedad civil, la difusión de la cultura de defensa entre la ciudadanía, mediante la participac­ión de las FAS en los salones de la infancia o de la enseñanza, o bien mediante el fomento del conocimien­to del patrimonio artístico y cultural del ejército en Catalunya instando la apertura –en el futuro– de una sala histórica o museo militar que refleje la historia de forma objetiva, superando agravios del pasado o revanchism­os.

Mi paso por Catalunya y Barcelona me ha enriquecid­o, dejando en mí una huella imborrable, sin duda guardaré siempre un gran recuerdo de todos los amigos que he conocido aquí y que me han ayudado a desempeñar mejor mi trabajo. La distancia no pondrá tierra por medio a que siga cultivando y disfrutand­o de dicha amistad.

Gracias a todos.

“He tratado de difundir la cultura de defensa mediante la participac­ión de las FAS en los salones de la infancia o enseñanza”

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