Padre del arte povera
JANNIS KOUNELLIS (1936-2017) Creador
AJannis Kounellis se le recordará principalmente por ser uno de los padres del arte povera (arte pobre), movimiento que surgió en la Italia de los años sesenta como reacción al convulso periodo de posguerra y postulaba el uso de materiales humildes, triviales o de desecho y por tanto carentes de valor. En efecto, la iconografía de Kounellis está hecha de mantas de arpillera, sacos de carbón, abrigos de lana, planchas de hierro, café, sopletes, somieres viejos, piedras, humo... Y también de animales vivos, como los doce caballos que en 1969 amarró haciendo un círculo en la galería L’Attico de Roma o el papagayo que en 1996 fue retirado de una instalación en la Reina Sofía a instancias de la Guardia Civil tras la denuncia por maltrato animal. Pero más allá de esa confrontación poética (y política) de elementos orgánicos e industriales, objetos mundanos que son tratados como algo sagrado o metafísico, la obra de Kounellis está hecha de poderosas metáforas visuales que remiten, una y otra vez, a la historia y las heridas del ser humano contemporáneo.
Kounellis solía decir de sí mismo que era un hombre antiguo y un artista moderno que aspiraba a salirse del marco. En su caso, este último fue un deseo ampliamente satisfecho. De origen griego, nació en El Pireo en 1936 y murió el pasado 16 de febrero en el Hospital Villa Mafalda de Roma, la ciudad adonde había llegado con 20 años para estudiar en la Academia de Bellas Artes, y desde donde luego proyectaría toda su carrera. Su padre, que había pasado la Segunda Guerra Mundial en la resistencia griega y luego se fue a los Estados Unidos a trabajar como mecánico, fue uno de sus primeros y más firmes apoyos. Empezó pintando sobre lienzo, y su primera exposición individual, realizada en 1960 en la galería romana La Tartaruga, consistía en una serie de lienzos abstractos en los que trazaba letras, números e incluso señales de tráfico.
Tras ser elegido en 1964 por el crítico de arte Germano Celant para formar parte de la exposición fundacional del arte povera, su nombre empezó a alcanzar notoriedad a finales de esa década gracias a sus contundentes y polémicas instalaciones con las que pretende relacionar el arte con la vida. Es el caso de la célebre Puerta cerrada de San Benedetto del Tronto, una montaña de piedras en forma de puerta que simbolizaban el aislamiento con el mundo exterior. En 1989, fue el encargado de inaugurar el hoy desaparecido Espai Poble Nou de Barcelona. Sobre las paredes de la sala, Kounellis instaló grandes piezas de aluminio sobre las que colgaban grandes piezas de carne de vacuno abierto en canal e iluminadas por quinqués.
Gloria Moure, la directora de aquel espacio y comisaria de la retrospectiva que le dedicó el Reina Sofía, lo invitaría más tarde a formar parte del selecto grupo de ocho artistas (James Turrell, Jaume Plensa, Juan Muñoz, Rebbeca Horn...) que sembraron la ciudad de esculturas urbanas con motivo de la Olimpiada Cultural. Kounellis recuperó una gran instalación, Balanza romana, una pieza vertical que atravesaba una pared medianera sobre la que colgaban siete balanzas con sacos de granos de café. Ubicada originalmente en la plaza de la Barceloneta, en el 2007 se desplazó a la calle Andrea Dòria, delante del centro cívico Barceloneta, a causa de unas obras en el solar. La obra de Kounellis también se ha podido ver en la Fundació Tàpies y más tarde en la galería Carles Taché.