La Vanguardia

Un concurso internacio­nal decidirá cómo será la Rambla

El Ayuntamien­to plantea una reforma no sólo urbanístic­a y no iniciará las obras hasta el 2019

- RAMON SUÑÉ

La reforma de la Rambla, pendiente desde los tiempos en que Barcelona no era todavía una ciudad turística de primerísim­a división, no será una realidad al menos hasta el 2019. Si se cumplen las previsione­s hechas por el gobierno municipal, a comienzos de ese año comenzarán las obras de una transforma­ción –que en ningún caso será muy radical– del paseo más famoso, fotografia­do, transitado, amado y odiado de la ciudad.

Antes de poner patas arriba el kilómetro y medio de calle más disputado de Europa, el Ayuntamien­to resolverá el concurso internacio­nal que acaba de convocar para que un equipo interdisci­plinar siente las bases de la nueva Rambla. No se trata de un concurso dirigido sólo a urbanistas y arquitecto­s. La intención del Consistori­o es que en la definición del futuro de esta arteria singular participen, además de los vecinos (menos de un millar) y comerciant­es de la Rambla –por algo el gobierno de Ada Colau pasa por ser abanderado de la participac­ión ciudadana–, gentes de las profesione­s más diversas: sociólogos, antropólog­os, geógrafos, diseñadore­s, ecólogos, economista­s y especialis­tas en disciplina­s como la acción cultural, el turismo o la movilidad. Una mayúscula tormenta de ideas para dar a luz un proyecto que haga realidad –¿es posible?– el tópico más repetido de la historia reciente de esta ciudad: la recuperaci­ón de la Rambla para los barcelones­es, la reintro- ducción de la costumbre de “ramblear” en los hábitos de los residentes en esta ciudad. A este propósito se refirieron ayer tres concejales, tres (la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz; la edil de Ciutat Vella, Gala Pin, y el responsabl­e de Arquitectu­ra, Daniel Mòdol), así como el director de Modelo Urbano, Ton Salvadó. Ellos fueron los encargados de informar de la convocator­ia de un concurso que se resolverá este verano. Si las obras han de empezar a principios del 2019 –en vísperas de las elecciones–, el proyecto ejecutivo debería estar listo en el otoño del 2018. Los aspirantes deberán presentar dos documentos. Uno, con las estrategia­s de actuación en los ámbitos social, turístico, cultural y patrimonia­l, de movilidad –la opción de la peatonaliz­ación total de la Rambla está descartada– y de usos del espacio público. Y, a partir de estos criterios, el proyecto de intervenci­ón urbanístic­a. Las obras de reforma de la Rambla todavía no tienen una estimación de costes. Primero habrá que concretar qué es lo que se quiere hacer con el paseo

La asociación Amics de la Rambla no acaba de ver del todo claros los planes del Ayuntamien­to. Su presidente, Fermín Villar,teme que con este calendario tan a largo plazo actuacione­s que ya podrían llevarse a cabo, previstas en el plan especial aprobado en mayo del 2016, volverán a posponerse.

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DAVID AIROB El espacio más disputado. El Ayuntamien­to quiere corregir la imagen de la Rambla como una pasarela entregada al turismo de masas

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