Linde coloca a un afín al frente de la supervisión del Banco de España
El nombramiento de Julio Durán para un puesto clave enerva a los inspectores
Paños calientes para la crisis institucional más importante de los últimos años. El Banco de España anunció ayer el nombramiento de Julio Durán, hasta ahora director general de Estabilidad Financiera y Resolución, como nuevo director general de Supervisión, el jefe máximo de la inspección de las entidades financieras. Durán, de 66 años, llega a un puesto absolutamente clave en la entidad en el ocaso de su carrera profesional y en medio de un ambiente crispado y muy enrarecido.
Sin un perfil técnico que le convierta en el más idóneo para el puesto, la designación parece haberse resuelto con un criterio personal. Durán es el antiguo director de gabinete de Luis María Linde, del que fue también su asistente personal a finales de los años ochenta, y goza de toda su confianza. El momento por el que atraviesa la institución invita a tener las filas bien prietas.
La comisión ejecutiva –formada por el gobernador, el subgobernador y dos consejeros– aprobó el nombramiento a primera hora de la mañana de ayer y se lo comunicó inmediatamente al consejo de gobierno. En el sencillo acto de la toma de posesión, Durán prometió el cargo, recibió la habitual corbata para los nuevos cargos y aceptó con una sonrisa los ánimos de la dirección del banco ante la tarea que tiene por delante, nada fácil.
Hace más de dos semanas, la Audiencia Nacional imputó por el caso Bankia a tres altos cargos del banco central: Mariano Herrera, a quien ha sustituido Durán; Pedro Comín, director adjunto del primero, y Pedro González, director de Inspección IV. Obviamente, esa acción les costó el puesto y se desató una tormenta en la institución, cuyas aguas bajan revueltas desde hace varios años. Además, los ceses fueron seguidos de una campaña de apoyo de algunos de sus directivos y compañeros que enfureció a buena parte del cuerpo de los inspectores. La cúpula del banco tuvo que desmarcarse públicamente de la iniciativa solidaria, aunque se mostró comprensiva con sus impulsores y también apoyó de forma clara a los dimisionarios.
Pero había que pasar página y cubrir las vacantes, algo que resulta evidente que no ha sido nada fácil. Linde y Javier Alonso, su segundo, afrontan los últimos 15 meses de mandato y se da por hecho que el gobernador que llegue en junio del 2018 configurará su propio organigrama, como sucede siempre. Por lo tanto, la sustitución de Durán y, en menor medida, del resto de los imputados por el caso Bankia, era complicada. “No han encontrado a nadie mejor y al final han optado por lo más fácil: poner a alguien afín para que aguante lo que quede hasta que se marche Linde”, dicen en los pasillos del caserón de la plaza de Cibeles de Madrid.
Otros, más críticos, creen que el gobernador del Banco de España ha desaprovechado la oportunidad de optar por un directivo experimentado en las labores de supervisión bancaria. “Pasar de jefe de gabinete a la primera línea en tan poco tiempo, lo dice todo”, comenta un directivo de banca que pide el anonimato. Con la llamada unión bancaria, es el Banco Central Europeo (BCE) el que asume la responsabilidad última del cumplimiento de la normativa por parte de las entidades. Pero el brazo ejecutor, pese a la transferencia de poder, sigue siendo el Banco de España.
En este contexto, “la llegada de Durán es muy negativa porque no tiene ninguna experiencia en supervisión y eso daña más la imagen del banco”, critican otras fuentes. Durán, al igual que su predecesor, el imputado Mariano Herrera, declaró ante el juez Fernando Andreu, de la Audiencia Nacional, para desacreditar la posición de los peritos del Banco de España que cuestionaron la contabilidad de Bankia antes de la salida a bolsa. Este hecho no lo olvidan los inspectores, que querían que se pusiera en el cargo a alguno de los suyos. Luis María Linde no lo ha permitido.
Al margen de Julio Durán, el Banco de España también nombró ayer a quien ya es su sustituto, el ilerdense Jesús Saurina. En cambio, no se han cubierto las vacantes en la dirección general adjunta de Supervisión ni en la jefatura de Inspección IV. Al menos por ahora. La interinidad es manifiesta.